juanitorisuelorente -

sábado, 11 de febrero de 2012

REFORMANDO RECUERDOS EN CASA RISUEÑO
















Al entrar palomas y culebras huyen
de su casa en muchos años.

Con cierto orden improvisado flotan
las ideas modernas en las manos pálidas,
algo que frecuente soporta el lado
más ingrato de cualquier nuevo principio,
más si resurge lo pasado, lo vivido allí,
fantasmas que acerca la memoria,
la olvidada resignación de lo perdido,
el espontáneo desengaño
 que acompaña a cada cambio la exigencia.

Es el momento de ponerse serio
y huidizo.

La sensación comprometida al pasado
y al mismo tiempo la nueva vida
de cimientos fosilizados.

Pero sólo es trabajo el construir lo nuevo
sobre la base vieja, aunque obligue al recuerdo
 y a realidades urgentes soterrarlo:
maneras de vivir de otro modo,
de salvar lo abandonado de su total
destrucción.

La historia interminable que casual
nos devuelve al lugar correteado de niños,
a la cuna de nuestros ancestros,
y alguien ajeno que nos exige
su olvido y resurgimiento.

Telón a una función de nuestra vida
allí acabada.

6 comentarios:

  1. Preciosa poesia que retrata al paso de los años.
    Si es tu casa es bella y tan blanca que reluce en esa esquina.

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  2. Me parece magistral este poema, Juan.Me lo anoto entre mis preferidos.
    Si alguna vez vas apublicarlos no lo olvides.
    Los versos finales son grandiosos.

    Un abrazo inmenso.

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  3. Marian, en la aldea de Zocueca -a 7 km de Bailén- y en esa casa, vivieron mis abuelos y sus nueve hijos. Allí se celebró el banquete de la boda de mis padres, y me recuerdo de muy niño correteando y zapateando en su escalera y entresuelo de madera.
    Y curiosamente hace un par de años su nuevo dueño nos llamó para reformarla al completo. Y a ver, es inevitable que afloren los recuerdos. Pero eso no dura ya que es bonito que la vida siga, y construirla además.
    La foto es de la casa acabada. No desvela la fachada su cuidado interior.

    Un abrazo Marian

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  4. Lo escribí con el calor del momento, el de estar hundiendo de mi propia mano los recuerdos.
    Me alegra un montón que te guste pues le tengo un cariño especial aunque que recuerde no lo había publicado en el blog hasta ahora.
    En los últimos versos creo que a la vida le sirve y muy bien como metáfora el teatro.

    Un abrazo Laura

    PD.- Tengo intención de reunir un puñado de poemas y mandarlo a varias editoriales, quizá para nada, pero debo relajarme ya que la situación laboral me tiene un poco agobiado.

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  5. " Telón a una función de nuestra vida allí acabada...", pero que mantiene viva en la madre tierra, siempre la misma, sobre la que se asienta, esos recuerdos inmarcesibles del calor de hogar, de una bella parte de nuestra vida allí compartida con nuestros ancestros más queridos.
    Al leer tu hermoso y sentido poema, estimado Juan, la nostalgia de la casa en donde nací, y que tus hermanos y tú echasteis abajo para construir la nueva donde habito cuando voy a Bailén, me ha embargado y me ha impulsado a continuar - en primera persona - el final de tu poema.
    Por cierto, yo también guardo muy gratos recuerdos de esa casa, en concreto de su patio, donde se bailaba alegremente en la Romería de nuestra Virgen de Zocueca, a finales de los cincuenta y en los sesenta, ¡ y con música en directo !.
    Un abrazo de Paco y Mayte, desde Jaén.

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  6. La vida sigue, Paco, Mayte, y hay que aceptarlo así. Es lo lógico. Pero cuando nos tocan la fibra más sensible no parece tan lógico. Al echar la vista atrás no siempre estamos preparados para aceptar éste ambular, este ser tan de paso, tan efímeros, aunque necesarios para que la vida continúe su infinito avatar.
    En esa casa, además de escombros, he removido demasiadas cosas, pero no ha durado mucho la pesadumbre, ya que los recuerdos no tienen el porqué ser necesariamente tristes. Alegres han sido un rato largo, y con ello me quedo. Tampoco olvido la fiesta en ese patio en la romería, el baile, y tocando los Neliab canciones de los Beatles.
    Imagino que cuando echamos vuestra casa abajo igual os habrá pasado a vosotros. Es lógico, y no.
    Un abrazo, Paco, Mayte. Me alegra veros

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