juanitorisuelorente -

jueves, 31 de enero de 2019

VERDE CORONA- 37




















37
Tú ya habrás visto de todo. Por eso te digo que no hay mejor edad que la de saberse un hombre, con la experiencia en el bolsillo, y la voz verde entre tus ramas.
Seguro que, como yo, no entiendes a quién lo cree e invierte el camino, comienza sabiendo, olvidando que el oído es el cimiento que va edificando a la experiencia, y que el “yo soy” ha de iniciarse en las manos y no en la boca.
Ese es el camino de la ceniza, pero bueno, para eso tiene también la vida sus muros o a esa nube fija que la sostienen los pájaros.
Yo a lo mío. Hoy toca soplarte. Tus labores son de movimientos simples cuando se saben, de parecido paisaje, con el mismo ángel hasta el atardecer, de un cansancio devoto y la prisa irreverente.
Yo siempre abierto a tus gestos, a ese brillo especial que nos une en la mirada, sin alcanzar triunfos, ni lanzar semillas que germinen en el barro o los abismos, porque de algún modo hay que ser hombre incluso ante el absurdo cuando hay que dejar desnudo lo transparente.
Yo siempre abierto a mundos que no pasan, a un punto cualquiera de un solitario sendero, con la soledad ya de vuelta, si no confundo deseo con dibujar de azul sus caricias, ni un bello poema con su palabra eterna, adolescente, ni mucho menos confundo a mil adornos con su rosa cosida a cada amanecer, si ya solo procuro estar abierto a ser feliz como nunca lo fue nadie.

martes, 22 de enero de 2019

DE CORAZÓN

(Imagen de la red)
























Me escribe el corazón sobre tu mano

sensaciones y sombras del deseo

que laten en los versos que te creo

con flores del otoño cotidiano.



De toda esa ternura entre lo vano

va construyendo en todo su apogeo

poemas junto al niño que poseo

que abaten a mi espíritu decano.



Le has hecho desnudar sin darte cuenta

el alma de los sueños que respira,

a sentir el detalle como nunca.



Has hecho que, en la sangre que cimienta,

fluya el te quiero, eleve, si te mira,

la vida al tiempo, al tiempo que la trunca.



jueves, 17 de enero de 2019

EL BAILENERO

(Imagen de la red)


















En Bailén tenemos la costumbre

de pasarnos el testigo

sin ningún deber consigo


y lleno de podredumbre.

Somos de la muchedumbre,

de poner a todo un pero

sin dar la cara el primero,

y a Bailen quién la edifica

no es el que a solas predica,

la edifica el bailenero.

/



Sin meternos en el ajo

pedimos al que gobierna

que Bailén nos sea eterna

y haya dinero y trabajo.

En nuestra vida, a destajo,

y Bailén en el alero

sin la sombra de un te quiero.

Y a Bailén quién la construye

no es el que así se diluye,

la construye el bailenero.

//



En todo se despotrica,

se critica al que se mueve,

a aquel que a emprender se atreve,

al que en cultura se aplica.

Si ser apañao implica:

Ese “para mí” usurero,

y para el resto, torero.

Y a Bailén quién la levanta

solo es el que la amamanta,

la amamanta el bailenero.

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Para qué perpetuarse

en ser hijos del apaño

si de vuelta viene el daño

y decidido a instalarse.

Si al giro que hay que darse

no le sirve el agorero

ni el que esconde su dinero,

que a un Bailen hacia la nada

no le basta la mirada,

necesita al bailenero.



domingo, 13 de enero de 2019

VERDE CORONA- 30







































30
Tras un día por los arrabales del mundo vuelvo a tu sangre, donde no hay afueras. Y vuelvo a sentir tu mordedura hasta verte en lo etéreo deshecho, sin una flor que agites en tal desorden, que se haga dueña del aire, de tu vacío interior.
El frío ya es un eco, un río sin rostro que pronto mostrará su desembocadura -golpes que el cuerpo hila hasta coser la tarde, como plenitud siempre en curso hacia la sima donde el pensamiento asciende al verso, en esas horas en que maduran los trazos del día-.
Cauces donde mi sangre en tu sangre llama a su sangre como reflejo fiel de la luz plena, luz que piensa aguzando el oído y se adueña de un tiempo que el tiempo devora, dejando apenas sensaciones, cielos, soles, besos, que todavía no se cumplen.














sábado, 5 de enero de 2019

VERDE CORONA -26


























26
Contigo no hablo solo. Conmigo vas en las conversaciones, en los ruidos, y cuando guardo silencio para hablar contigo, también la llamo, y en ese mundo que hay de entrega, por la llama de la soledad nos necesitamos.
Lo que nos trae aquí, casi desnudos, no es para salvar las horas, sino para tocar la raíz de la lluvia que nos cae y sentirnos viento y alma de lo que somos para cada uno, para entrelazarnos a la piel del paisaje y al arrullo del tiempo por los sueños que deben sentirse libres.

Mañana es seis de enero y he pedido reconstruir el verbo estar, que nos quede en blanco la sombra negra, que de los espejos nazca la vida reparada y las palabras vuelvan a la sed.

En fin, llevamos tres días en tus seiscientas y aún nos queda una mañana. El trabajo fácil y el remolque medio no nos alegra a nadie, si entre las ordenes están los sudores que se cumplen, la sangre que nunca apagamos, como bandera.

Y bueno, el día siete sumo y no crezco, y hay estaturas en las que debo crecer. Ella baja la mano, me la tiende, y no alcanzo sus dedos.

Escribo cien veces saber amar.