juanitorisuelorente -

jueves, 17 de enero de 2019

EL BAILENERO

(Imagen de la red)


















En Bailén tenemos la costumbre

de pasarnos el testigo

sin ningún deber consigo


y lleno de podredumbre.

Somos de la muchedumbre,

de poner a todo un pero

sin dar la cara el primero,

y a Bailen quién la edifica

no es el que a solas predica,

la edifica el bailenero.

/



Sin meternos en el ajo

pedimos al que gobierna

que Bailén nos sea eterna

y haya dinero y trabajo.

En nuestra vida, a destajo,

y Bailén en el alero

sin la sombra de un te quiero.

Y a Bailén quién la construye

no es el que así se diluye,

la construye el bailenero.

//



En todo se despotrica,

se critica al que se mueve,

a aquel que a emprender se atreve,

al que en cultura se aplica.

Si ser apañao implica:

Ese “para mí” usurero,

y para el resto, torero.

Y a Bailén quién la levanta

solo es el que la amamanta,

la amamanta el bailenero.

///


Para qué perpetuarse

en ser hijos del apaño

si de vuelta viene el daño

y decidido a instalarse.

Si al giro que hay que darse

no le sirve el agorero

ni el que esconde su dinero,

que a un Bailen hacia la nada

no le basta la mirada,

necesita al bailenero.



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