juanitorisuelorente -

viernes, 27 de noviembre de 2015

TANTA POBREZA

(Imagen de la red)


















Se enfada por amor
el que quiere,


el que apega los ojos
a su ventana
entre estrellas y desengaños.


Sucede
que la llama se apodera del mundo,
y la ausencia
es su muro cotidiano.


Y se enfada
porque un siglo es otro instante a la espera,
porque cruza y cruza la tierra
el ansia hasta los bordes
y demasiadas veces regresa
con el polvo quemado, y sin sombra.




martes, 17 de noviembre de 2015

LA MIRADA VERDADERA (Romance)

(Imagen de la red)

















He llegado despoblado
de cincuenta y ocho inviernos
a la noche que empezaba
a ser el mañana espeso,
al oscuro generoso
del que estaba siendo dueño.
Recorría muy despacio
cada instante sin saberlo,
distendido ser feliz,
simulando no estar muerto,
con el justo corazón
y el sentir en pos del viento.
El sonido diminuto
de la fuente del deseo
con sus poderosos brazos
mantenía fiel mi anhelo
y lejos de su calor
lo asfixiaba entre mi pecho.
En el mar de tantas veces
navegaban mis secretos
con la absurda soledad
liderando cielos nuevos,
cantos a la plenitud
desde mis jóvenes viejos.
Primaveras tan esquivas
sin la flor de los te quieros,
enterrada aún la rosa
que nunca tuvo mi sello,
primaveras sin color,
siempre en gris todos mis miedos.
Caminando por los ojos
del otro lado del tiempo
mi descuidada existencia
se adentraba en los misterios
de su latir impreciso
entre aleteos inquietos.
Si la mayoría afana
solo compartir su eco
y que prevalezca el yo
con los justos filamentos,
yo afano el ruido en la calle,
dar la mano a lo pequeño.
Es la extraña sensación
del seguir hasta lo eterno
la que surge moribunda
a mirarse en los espejos
con la mano levantada
y vivir entre los dedos.
Me encuentro en la disyuntiva
que cuestiona qué tenemos,
la que se mira y nos dice:
Se derrumba por momentos
hasta lo más inocente
en el umbral de los cuerpos.
Y al tiempo rozan tu mano
mis temores más intensos
y su tierno escalofrío
ve la luz en los silencios
por mis viejos callejones,
por mis mundos más estrechos.
Dibujando poco a poco
los instantes con mis versos
me mezo en el nuevo aroma
y en sus olas ya mantengo
una simple tabla a flote
con mis brazos como remos.
Donde llegue ya no importa,
a una playa o los adentros
de cualquier isla perdida,
o seguir hacia lo negro
de los mañanas de cera
con un sol tan justiciero.
La verdadera mirada
que no existe en los recuerdos
y tampoco es fantasía
que despiertan otros juegos,
ilumina ya otros pasos
que se ven venir de lejos.
Estaba el niño dormido
esperando su regreso
sin saber lo que tejían
los azules sentimientos,
el retorno a las raíces
que requieren su desvelo.
También crece el poso amargo,
apaga la luz su lecho,
y su invisible certeza
cava un socavón inmenso,
el amor en cada orilla
y la incertidumbre enmedio.
Con la cabeza en las manos
me adentro en el universo,
y como alma solitaria
acaricio sus reflejos,
allí pronuncio tu nombre,
allí, sin tierra ni cielo.

INSTANTES DE LUZ

(Imagen de la red)


















Va y viene
a ser la luz.


Despierta al resto de la vida,
o muy leve se aleja despacio
a la quietud donde termina.


Me quedo mirando tus ojos,
y al apagarse
me entrego al brillo que habitan
lo que te pienso.


Así la luz es bastante,
y dura,
a pesar que de pronto se diluye
y al recuerdo se funde.


viernes, 13 de noviembre de 2015

ROSAS

(Imagen de la red)


















Hemos llegado con sol.


Aún queda mañana.


Roto el espejo
vernos es diminuto.


Lo que pase después
estará solo.


Dueño de sí,
pero entre rosas
que el corazón reconoce.




lunes, 2 de noviembre de 2015

POEMA MUDO

(Imagen de la red)

























Es todo. Estos versos
ya solo saben escuchar
a tu luz cansada. Todo.
Ni siquiera con los ojos
defienden tus heridas.
Siguen en pie como si fueran,
erigiéndose poema. Pero
tú callas,

y no tienen nada que decir.

MORIR NACIENDO (Soneto)

(Imagen de la red)




















Enciende la inocencia de un abrazo
la antorcha de los ojos que se aman,
que susurran te quieros que reclaman
a los labios fundirse a su regazo.


Nuevos besos esbozan trazo a trazo
los temblorosos cuerpos que derraman
sangre por los efluvios que reclaman
apretar oprimidos fuerte el lazo.


Lentamente el ocaso delirante
es fruto que recoge la tiniebla.
Su progreso retorna a lo distante.


Gozoso el sentimiento pronto puebla
al idioma genuino dominante.
El sexo por sí solo no lo amuebla.