juanitorisuelorente -

miércoles, 30 de junio de 2010

POEMA

CRUCE

Un poema corto relata.
Un poema largo novela.

(para "Amores solos")

lunes, 28 de junio de 2010

POEMA CALIENTE

HIJO DE LA IRA

Cuando me ciega de ira entretejido asilo
cuanto se existe: las razones que no me quedan;
y mientras dejo resbalar lo fijo,
lo inmóvil,
y mientras campea, causa estragos, borra
huellas que costaron renuncias, nada
calla de ser verdad, nada miente adrede.

A pesar de ser pasado que atrae su afuera,
restos que ocupan vacíos claveteados,
remachados a conciencia, ruge loca
y tan rotunda la pasión que lo desbarata
y afronta. Se ahoga la belleza, la prudencia,
la madurez del ser, un rato sin morirse,
dejando hacer mientras se cuecen desgracias
arriba a gritos, mientras allí deja de ser
el hombre para arriba no dejar de ser hombre.

Culpa tiene lo tan mal vivido. Su parte
que he de unir a la mía. Y provocar.

Quién provoca viene a fastidiar, a ser
sin ser ni mancharse. Y no.

(para "Amores solos")

domingo, 27 de junio de 2010

POEMA

VIENTOS

Al principio las cosas se elijen,
y luego esas cosas traen otras que vienen
solas. El dolor y la alegría son extremos
que maneja la suerte. La suerte son manos
serviles que aparecen y desaparecen.
Acostumbrados su no estar atrae
lo que no es vida. De repente nace el dolor
palmeando su pérdida. Vientos
traicioneros que manejan el mundo.
Donde nadie.

(de "Amores solos")

POEMA

MENDIGOS

Los desiertos están para cruzarlos,
también los bosques,
las multitudes,
los barrios solos.

Los que hablan se preguntan cómo.
En cambio
los valientes son personas calladas.

Sus hazañas les esperan
en silencio verdadero.

De noche,
bajo los puentes, hallarás a más de uno
dormido.

(para "Amores solos")

sábado, 26 de junio de 2010

EL HUMOR SERIO DE JANITO


UN POEMA


POEMA

ESENCIA

Un poema bonito y orquestado
sólo es eso,
cubre el instante, alegra sin molestar.
Excelente está dicho todo
y apenas queda lo que nos sale del alma.
A modo de poema nada así
está escrito. Alma que causalmente
nos revela sus secretos, razones que deshiela
del cuerpo enardecido. Palabras
que sabemos sin darnos cuenta.
Lo de siempre, lo tan visto,
es alma en la calle, mientras que
su esencia juega sola a entendernos.

(de "Amores solos")

jueves, 24 de junio de 2010

POEMA

ESTAR SIN ESTAR

Al margen de darle por perdido
al estar recuerda constantemente
que hay amores sin techo:
se mojan, pasan calores, habitan
lugares como tirados en la calle.
La lejanía que ronda cerca
no tiene esencia, sólo provoca
frío. Así nunca será profundo
sino sombra alrededor.
Así cada uno viene a lo que hace.
Es lógico.
Aquí hay trabajo que no luce,
ni deja,
y lejos fiesta, vida; esas cosas.

(de "La soledad del hermano")

martes, 22 de junio de 2010

JANITO


MI CHIMENEA


PUBLICIDAD (es lo menos...)

E

CASA DE ENRIQUE


OPINIÓN: SUERTES

Dios me libre de pedir de corazón a Dios en mi propio beneficio. Yo, que sólo me acuerdo que soy cristiano cuando truena –la fe es otra cosa-, tengo en la mochila vivencias a rescatar de unos y otros que tocaron con insistencia esa puerta divina sin saber qué había al otro lado. Muchos deseos concedidos –por cansinos- y que les cobraron algo a cuenta. Ese genio de los deseos –o quién sea- da pero quita. De las referencias de los afortunados, o desafortunados –otros lo llaman casualidades- he tomado nota y por ello prefiero vivir –poco o mucho- lo que tengo. Descubrir día a día lo que me espera.

OPINIÓN: CAPEANDO

Pregunte a quién pregunte me contestan lo mismo: la cosa está muy mal. No digo que no haya empresas que funcionen, que al menos funcionen, pero la mayoría, las pequeñas sobre todo, las del montón –y entre ellas me cuento- están -estamos- que da pena. Pero ya es suerte subsistir aunque sea a medio cumplir -fallar lo llaman- con proveedores, hacienda, etc.., que no con los clientes a quienes hay que cuidar –a los buenos y medio buenos- como a dioses por acordarse de nosotros. Y así, el tú fallas, él falla, nosotros fallamos, rompen una cadena que cuatro soldaduras a destiempo no logran reparar. Y el colmo se produce cuando alguien –de los pocos- se propone limpiar sus deudas hipotecando su patrimonio, o, al menos, con algún ridículo préstamo para salvar a alguno a punto de ahogarse, y se ríen los banqueros en su bigote. Los bancos sólo prestan a quién tiene que es el que no lo necesita para nada. De los del montón no se fían –de clientes buenos de muchos años- y así nos va. Capeando el morlaco de la crisis, con alma –necesidad- de toreros pero con el miedo en el cuerpo. Es decir: cagados.

POEMA

A SANGRE Y FUEGO

Luchamos a destruirnos.

A que nazcan nuevas ganas
y añoranzas.

(de "Amores solos" 2010)

POEMA

TE ECHO EN FALTA

Estoy harto de la mano
que no trae nombres, de lo que dicen
que dicen, de ver sombras
alrededor. Estoy harto
de los rostros que no existen,
de los ojos que se abren tarde, de
las preguntas que no son
preguntas: ¿arden
las piedras, qué tropieza en el vacío?.

¿Quienes son estos nuevos en la mesa?.
Te fuiste,
y no quedó alguien preocupado
de sacarme los ojos.

(de "Vientos"

POEMA

ARREBATO

Abandonada a la embriaguez
su serenidad parecía disipar las inquietudes
sin embargo aquello no significaba nada.

Detrás de cada actitud hay un fondo palpable,
una verdad que no esconde su sentido.

Y no sufría de sus hábitos,
sólo por la sensación de tenerlos.

La ternura y la violencia
que agitaban sus manos apretadas.

Sentía una complejo sosiego
llamando amor a un sentimiento obsesivo
como un deseo de venganza
donde adquiría conciencia el dolor
y jamás la culpa.

Y dispuesto a repetirlo
el ruido del alcohol
como un río interior
clamaba el instante
de que todo hubiera podido arreglarse.

El último resplandor del atardecer
iluminó en la habitación ese desastre
que se lleva vidas y deja destrozos,
alguna lágrima de rabia
en el rostro desolado.

(de "No sólo llevar la contraria" 2008)

POEMA

QUEDA MUCHO


Siento que he hecho inútilmente
lo máximo que podía hacer
y digo a ese algo
que se enfrenta a mí:
“Tengo intención de luchar
hasta que todo deje de importarme”.

Aunque resbala mi vida a lo oscuro,
al cúmulo de voces lastimosas
e ininteligibles, a ser otra
cualquiera que caiga a tierra
aplastada por lo que sea que ocurre.

Aunque empujan mi espalda,
entre imágenes de falsos dioses,
la influencia de mentes ajenas,
sus sucios dedos que todo lo destruyen.

Aunque lo habitual, lo sólido
se desvanece pálido y raudo como la escarcha
y a la suerte la cobija un halo inexpugnable
- fortín de los fuertes, y cómplices-,
aunque pierda lo acumulado en años,
y que creía mío, aunque descienda
a un nuevo albor de la vida.

Porque entre el caos lo advenedizo
son ramas frágiles como manos amigas
que alivian mi miedo,
porque lo hecho queda,
y queda mucho.

(de "Soñar con peces")

POEMA

VOLVER A VERTE

Volver a verte
pasado un tiempo
no es ninguna broma.
Mi corazón se acelera
hasta lo serio.

No sé mucho de ti,
lo que permites verse
y me sobra,
aquello que imagino
no sea cierto.

Musa de lo inconfesable
hoy al fin quisiera
desvelar el nombre de tanta
hermosura
si ésta pudiera llamarse.

Amarte anhela mi silencio
al menos,
tenerte como se posee un suspiro
o una mirada ciega,
este pensamiento impío
que frío poco a poco de mí
se aleja.

(de "Soñar con peces", 2008)

lunes, 21 de junio de 2010

PREPARADOS PARA LA BATALLA

JANITO


POEMA

EL VINO ASESINO

La horrible sed que me desgarra tendría necesidad
para saciarse de tanto vino como puede contener
su tumba (Baudealaire)


Mataste el hígado
y muerto él te mata
y nos mata.

Cuerdo y loco ves borrachos
tus dolores.

Ahora es tu cuerpo
el que te bebe
hasta vaciarte de vida
el último vaso.

(de "Vientos")

EL BARRIO EL PILAR


SONETO

MAYORÍA DE EDAD

Fabricaste una barrera y saltaste al otro lado,
te lo dije, no es distinto ni tú eres otra,
nada remonta el vuelo ni nada encaja o empotra,
no puedes en un instante ser futuro y pasado.


¿Sabes? No existe eso que crees que buscas mañana,
mañana son ahora para ti, inmensos, todos los días,
despierta y desnúdalos, hazme caso, vive las osadías
en tu ímpetu con la mirada fría, la mente sana.


Compartes tu corazón, tu vida y eres feliz
pero nada empieza o acaba, todo continúa,
ser mas mujer, no lo dudes, es sólo un matiz,


éstas velas que hoy soplaste alterada tu calma
como un alumbramiento, no actúa ni desvirtúa
tu cara de ángel, niña o mujer en cuerpo y alma.

(de "Genuinas parejas", 2003)

POEMA

ENTONCES

Entonces acabo
si empiezo muriendo.
Morirme donde soy si caigo
derrotado al albor de mi creencia.
Morirme sin nacer
ahora que nace el mundo.
Sin oasis ni espejismos
habitan mis desiertos hambres
de jóvenes miedos. Fuerza
que se hace contemplativa.
Sombras y delirios.
Cruzando
el horror ya no me asustan
los fantasmas ni la suerte.
Entonces comienzo
si acabo diciendo.

(de "Otro lugar en mí")

RELATO: JULIO

Nunca fue el primero en nada ni falta que le hizo.
Ni una gota de sudor de más, ni un solo motivo para que nadie esgrimiese una queja.
Parco en palabras y gestos y por tanto hombre de pocos amigos. De los de verdad ninguno.
Dos hijos bien criados y bien casados, y una mujer que envejece a su ritmo son el orgullo que cimienta su vejez.
Dice que es feliz, así, a su modo.
No ha necesitado otra cosa que sentirse satisfecho de haber hecho lo que tenía que hacer.
A sus hijos les dio lo que tenía que darles, a su mujer la quiere lo que tiene que quererla, a lo recibido a cambio no le echa cuentas.
Nunca se enfrentó a nadie, jamás se peleó con nadie.
Nunca se dio un capricho porque no necesitó de esas cosas, tuvo lo que hacía falta, mención aparte para el vino y el tabaco que exigía y exige como un derecho.
- He sido un hombre con dos cojones, qué menos - repite a menudo, ahora que afronta sus primeros meses en la lista de los jubilados por la edad.
La compasión la odia.
- No estoy mal, no volváis a preguntármelo - gruñe a su familia cuando se preocupan por él
La verdad es otra aunque sólo bulle todavía como un cosquilleo ininteligible.
Nada que enturbie su ánimo.
Los primeros días de jubilación fueron algo parecido al mes de sus antiguas vacaciones cada Julio, descubría cosas, la ciudad a horas inusuales del día, alguna serie o culebrón televisivo, algún libro aparcado desde el último verano, comer sin prisa y sobre todo no tener que madrugar. No tener que madrugar es la pedrea de los pobres. Claro que sólo parece un premio cuando se vive agobiado por las prisas. Él, en realidad, nunca tuvo prisa, a cada cosa le concedía su tiempo, solía decir que si algo no se remataba ese día que para eso amanecía otro y otro.
Es hincha del Real Madrid a muerte, también del Betis por andaluz, y odia el catalán, cualquier cosa que huela a Cataluña.
Se llama Julio y hoy, martes, cuatro meses después de jubilarse, después de tomarse el desayuno sobre las once, ha matado a Jacinta, su mujer, con el cuchillo de la cocina.
Una vecina de planta, íntima de Jacinta, oyó la trifulca y alertó a la policía.
Tuvieron que derribar la puerta.
El espectáculo que encontraron fue dantesco.
Jacinta tenía veintitantas cuchilladas.
Julio estaba muerto a su lado. Se había cortado el cuello.
No hallaron ninguna nota. Nada que justificara el asesinato.
La vecina les dijo que no oyó el motivo con claridad, que él gritaba como un desaforado loco, que no era normal, que no recordaba ninguna discursión anterior.

Era un matrimonio modelo - repetía una y otra vez.

(de "En cierto sentido")

BAILÉN


FACHADA DE PACO (2009)


domingo, 20 de junio de 2010

POEMA DE ESTA MISMA NOCHE (a las 2,10)

EL PAN DE CADA DÍA

Yo soy albañil
como un militar español.

También soy español
como un militar español.

Pero el trabajo es lo primero.

(para "La soledad del hermano)

POEMA DE ÉSTA MISMA NOCHE (a la una)

SEGUIR

Aún me queda por ser
-espero-
y eso que ya he sido.

Los caminos no cesan
aunque se acaban;
yo sigo caminando
aunque aquellos pasos
no me sigan.

A los espejos ya no vuelve
lo que fuí,
qué soy a lo que falte.

los años vienen conmigo
sin mojarse.

(para "La soledad del hermano")

JANITO


VARIAS CITAS (que digo yo)

1.- De dar sin poder a no dar pudiendo sólo hay una persona de diferencia.
2.- Crea la pareja a tu medida y tendrás un buen perro policía.
3.- Un hombre puede ser un cerdo por sucio, y por sucio.
4.- Un francés en Bailén siempre será un amigo.
5.- Placer tuvo lograrte, y la pierna encima.
6.- Yo soy más de lo que digo.

OPINIÓN: DOS HERMANOS

Da igual en dos que en cinco, pero en cinco si uno falla quedan otros, mientras que en dos si falla uno no queda ninguno.
Yo vivo de cerca –no en mi sangre sino en mi carne- eso de no tener ninguno, pero ninguno habiendo. Y así estando no se tiene y sirve acaso para joder la vida, para incordiar, para saber que está como si no estuviera. Y mal asunto es haber de juntarse obligados hasta que den el kilo los que crearon la desgracia de traer al mundo derecho y torcido, blanco y negro, jamón y tocino, perro y gato, tuerto y ladeado, macho y hembra, para también su desgraciado sufrimiento.
Cariño que les salió pleno y fue cortado con un hacha diferenciando y no precisamente por la mitad. Los problemas siempre nacen de la madre. Y este por doble motivo.

PUB EL MOLINO (1995)


LA CAVERNA

Para mí sólo ha muerto la persona, y el escritor de la caverna.
El libro, que fue un regalo, me abrió la puerta para conocer la obra del gran escritor portugués.
No he logrado terminar varios de sus libros que añadí a mi biblioteca (el hombre duplicado, todos los nombres, entre otros) pero sí tengo muy presente la caverna y aquella ansia por buscar momentos libres para continuar su lectura.
En ella la apisonadora de la vida que no se detiene y que obliga a renovarse y a intentar sobrevivir. Un libro muy recomendable.
Descansa en paz, maestro.

EL PAYASO (1981)


viernes, 18 de junio de 2010

JANITO


ME GUSTA CONDUCIR


RELATO : LA VENTANA

Susana apega los ojos al cristal de la vieja ventana de madera y busca afuera un horizonte imposible, más allá de la tenue luz que alumbra un círculo en la fachada del cortijo, sobre cerros de olivares, engullidos por la densidad de la noche, y no ve nada, ni un leve resplandor refleja en un cielo sin luna ni estrellas a su ciudad en el valle a treinta kilómetros, en un cielo fundido a la tierra como una amalgama misteriosa y siniestra, nada, y nada ve, por tanto, hacia adelante, hacia su vida antes, lejana, hacia sus recuerdos, ni logra imaginar luces de automóviles a su izquierda, allá abajo por las curvas del río, que le muestren un halo de vida, nada, y tiene la sensación que lo único humano, vivo que existe, es ella, en lo alto de esta loma, en la primera planta de este pequeño y destartalado cortijo, alejado de todo, a la luz de una vieja ventana, presidiendo un mundo deshabitado, y que cientos, miles de seres informes agazapados en la oscuridad la contemplan y que sienten una pena enorme al descubrir su terrible secreto, su horripilante soledad, pero no está sola y basta que retroceda un paso para que la luz del interior transforme el cristal en espejo y pueda ver el cuerpo inmóvil sobre la cama y concentrarse en un instante antes para notar su aliento a tabaco y vino en la cara, su olor nauseabundo a estiércol que no borra el jabón ni la colonia más intensa, oprimido a ella, clavando sin pudor un puñal en sus entrañas, repitiendo su zafio ritual de amor irreverente y cáustico.

///////////////

Dos horas, más o menos, antes repiqueteaban sus tacones por la vieja carretera, cerca de las curvas el río, y ahora, aún, percibe su sonido junto al piar de los pajarillos en los jarales, el gruñido de las ranas tras las zarzas, el clamor de las chicharras, y con hervor nota la ventolera que aireaba su falda por los coches que pasaban, y vuelve a oír los silbidos de los jóvenes y a ver sus ojos desorbitados en los retrovisores, y respira hondo, todavía, ese regusto que dejaba el sentirse deseada, desnuda en la mente de otros, en la plenitud de su juventud y hermosura, y eso ocurría dos horas, más o menos, antes, dormida, evocando un sábado camino de la discoteca a las afueras del pueblo, muy lejos del cortijo sobre la loma, recién cumplidos, de nuevo, sus dieciséis años; entonces, apega los ojos al cristal y le estremece recordar el ocaso de la tarde que huye acuchada por una noche hermosa, verse con su falda azul de pliegues por encima de las rodillas y su camiseta ceñida con una frase rara en inglés, un Malboro encendido en una mano y el paquete y el mechero en la otra, moviéndose con soltura, mirar y sonreír con cierta morbosidad, y retrocede y el espejo le muestra un rostro herido y derrotado, un cuerpo atrapado en sí mismo, callado, y no le gusta y regresa afuera con sus ojos abiertos a besar a Flora y a Carmen que la esperan, plenas de hermosura, como ella, ¿qué habrá sido de ellas?, piensa con escozor en los ojos, con esa sensación de impotencia que a veces nos inutiliza mostrándonos solo el lado amargo de las cosas, a la vez con esa pizca de esperanza que nos hace agarrarnos como una lapa a algo sin saber muy bien a qué; éramos buenas amigas, lo somos, los seremos siempre, aunque no volvamos a vernos, piensa con una rabia inmensa, aquello pasó, llegaron tres amigos para tres amigas, no aquella tarde que vive y recuerda donde no ocurrió nada, por eso tantas veces regresa a ella y no a otras, simplemente a esa tarde porque no ocurrió nada, nada, como un espejo apetecido donde mirarse siempre y no a este cristal espejo de esta vieja ventana que le muestra sin ningún escrúpulo lo que malvive ahora.

///////////////
Susana parece más mayor por la ropa y el peinado, la ropa negra heredada de su difunta madre, el moño que no se quita nunca, su gesto agrio, el vello en la cara que no se depila, se dice que no tiene ganas, que para qué arreglarse, que para quién, que no tiene motivo ni ilusión por nada, que a este cortijo no viene nadie, si acaso el chico que toma lectura del contador de la luz bajo el poste, cada dos meses y que huye despavorido cuando la ve, nadie, y que al pueblo sólo bajaba él, que están solos, que no tienen a nadie, que no tienen amigos, que nadie los visita ni ellos visitan a nadie, por eso la ropa que trajo de la ciudad, la de sus dieciocho años, no la ha repuesto y cuelga fosforescente en el armario al lado de las batas negras y los mandiles negros con lunares blancos, se le quedó pequeña y aquí tampoco ve sentido ponérsela aunque a veces él la obligaba, en esos días raros que ella se vinculaba, a hacerle un numerito, hoy lo ve con asco, lo normal de otros días, esa rutina, hoy, le parecía una aberración, siempre le ocurría, siempre que regresaba al pasado, que se acercaba a la ventana y salían sus ojos de estas paredes que poco a poco se desmoronan a la par de sus días, esos otros días que lo maldecía y lo justificaba, pero no hoy, hoy no ha sido así, no sabe el porqué.


/////////////


Susana mira el reloj por instinto, su reloj de pulsera que marca las cuatro y diez desde hace más de veinte años, y supone que será más de medianoche, no tiene sueño a pesar de que mañana, como todos las mañanas tendrá que madrugar para echar de comer a los animales y arreglar el huerto que hay detrás de la casa, es su quehacer diario, además de preparar la comida y tener esta casa imposible algo decente, pero no tiene sueño y lleva dos horas, calcula, dando vueltas por la habitación apegada a la ventana avivando los recuerdos, estaba profundamente dormida y vino él de su cuarto a despertarla, a remover la nausea que le provoca esto que hace, que ella no quiere aunque le deja, la pudre por dentro pero le deja, desde un día aciago de borrachera, algo después de morir su madre, al quedarse solos, un día donde el mundo se paró y estalló en mil pedazos, ¿qué importaba, entonces?, ahora no sabía frenarlo, es como un juego, un desahogo lógico, dijo él, qué importa esto si aquí no hay nadie, si nadie jamás va a enterarse; lo sabe ella, lo sabe su carne que soporta la inmundicia, lo sabe su mente que huye sin descanso a aquel día, y a otros pero más a aquel día que se nubló su visión y sólo vio aquella puerta abierta al cortijo de sus padres, aquel lejano día en el pueblo, en casa de su tía, cerrados los libros, prometida de Luis, a sus dieciocho años, a Luis no ha vuelto a verle, su tía murió y con ella un motivo justificado para regresar de vez en cuando al pueblo, nunca regresó después de aquel día, ni al entierro de su tía porque alguien tenía que quedarse en casa, ni sabe nada de sus amigas Flora y Carmen, si se casaron, si llevan una vida normal y decente, si son madres y sonríen a sus hijos, si en su felicidad anida la esperanza, la esperanza, esperanza, susurra retrocediendo a mirarse en el cristal, diciéndose que quizá ronde los cuarenta y cinco años esta basura humana que la mira profundamente a los ojos, que vive sin vivir, que vive enterrada, esta inmundicia, se grita, que también fue madre, madre de dos hermosos niños, niño y niña, sin nombres, que yacen enterrados, sin muestras visibles, en un rincón de la huerta.


///////////////
Un fuerte viento a ráfagas zarandea la vieja ventana y aporrea los cristales, Susana está frente a él, apegada al cristal, y oye sin inmutarse su lamento por los pretiles de la cubierta; se aproxima el invierno y aquí es especialmente duro, nieva con frecuencia y es normal que la vieja carretera que cruza las montañas cercanas, ofreciendo a temerarios conductores preciosas vistas al mar, esté cortada durante largos periodos, la vieja carretera que asciende a la vera del río y que puede verse en alguno de sus tramos desde lo alto del cortijo, desde la ventana donde Susana fija la mirada a la vez que piensa y recuerda y busca alguna luz anónima que la haga alegrarse, unirlo a la satisfacción de que a estos lugares remotos llegan o pasan personas buscando algo, o a alguien, tal vez un hombre a una mujer, ¿por qué no a ella?, sabe que no, porque para el resto del mundo no existe y en cierto modo tampoco para ella, pero sería bonito, hermoso y no pierde nada, dice, si lo piensa, que no es vieja, ni fea y sólo tiene que arreglarse un poco, y echar tierra al pasado, y salir de este ataúd de tres hectáreas sin vallas ni cadenas, mostrarse a la vida que pulula en cualquier parte, eso piensa, y siente un deseo atroz de huir pero no lo hace, nunca lo ha hecho, ahora menos, cada día que pasa menos, soy cobarde y tonta, dice, en cualquier lugar estaré mejor que aquí por mal que esté, pero no lo ha hecho, nadie hubiera corrido a impedírselo, eso lo sabía y no antepone excusas ni un falso amor que ya no puede sentir, sólo que no lo ha hecho porque no lo ha hecho, no puede culpar a nadie y sí a si misma, eso sí a gritos aunque ya es gana de lamentarse, que tanto le daban cincuenta veces como setenta, el mal está hecho y esa cruz la cargará mientras viva, ¿qué sentía por ese viejo asqueroso?, pregunta y se responde : no sé, nada, una inmensa aversión y también un poco de pena, recuerda que fue un buen hombre hasta aquel día, cumplidor en su trabajo, buen marido, abnegado hasta despedir una unión de casi cincuenta años en su lecho de muerte, aunque no tiene más remedio que reconocer que la rondaba desde hacía años y que más de una vez la tocaba, decía que porque era su niña, después cambió y esto emborrona una vida pero no toda como si fuera un animal, lo es pero ella tenía la leve esperanza de la duda y eso le hacía tratarlo con un mínimo respeto y consideración, bien es cierto que poco la molestaba, que bajaba al pueblo cada mes si la carretera lo permitía con su R-4 a por avio, gasoil para las máquinas, a cobrar la pensión, que no se limpiaba de una borrachera cuando agarraba otra, y solo cuando rara vez aquello emergía intentaba calmarlo, como esta noche, esta noche, sin embargo, distinta a otras noches y no sabe el porqué, su semen era fuego y la quemaba por dentro, basura que la pudría, no pudo soportarlo; estaba profundamente dormida, inmersa profundamente en sus dieciséis años, en un día hermoso sin pesares ni remordimientos, sin hombres, y abrió los ojos para verle desnudo, encima de ella, acoplándose para penetrarla sin mediar palabra, rociándola de babas y olores nauseabundos, recuerda que luego se giró a mirarlo, borracho, respirando con la boca abierta, roncando como un cerdo, con una extraña felicidad en la cara, y se juró que no volvería a hacerlo, y se acerca ahora a gritarle en la cara que nunca volverá a hacerlo; nunca jamás, nunca jamás, ¿me oyes?, le grita ahora, ¡nunca jamás volverás a hacerlo, nunca, nunca, nunca, nunca!.


/////////////


Años más tarde, tras los meses de crudo invierno, el sol alegra con brío esta mañana de marzo, han pasado algunos años, demasiados, y para Susana esto es como una rueda que gira y gira, está hecha a todo pero un día como este la invita de nuevo a mirar lejos, a levantar los ojos de la tierra, a desclavarlos de las paredes, a respirar con más intensidad un aire fresco que cosquillea sus piernas, tratar con más amor, si cabe, a sus animales, disfrutar con el verdor de las matas de su prospero huerto, el brío de su pequeño trigal, todo es más hermoso así, le parece, se aleja el duro invierno y con él la nieve que sólo mora en las cimas y en algunas umbrías, todo brilla de nuevo con alegría y despierta del sopor, como yo, dice frente al camino que serpea desde la carretera hasta el cortijo, apoyada en el R-4 que agoniza, asegurándose para su tranquilidad que no sube nadie, nunca le ha importado en particular y cuando salta de la cama lo primero que hace es mirar el camino, recorrer su cuerpo de serpiente, fijarse en cualquier resalte nuevo o bulto sospechoso que se mueva, otro Land-Rover como el que hace una semana confundía en la lejanía con el verdor de las hiervas, que ronroneaba en la prolongada cuesta acercándose para su estupor, casi lo ha olvidado y no el estado en que se encontraba para recibir esa visita inesperada, corrió a arreglarse un poco mientras afuera oía las voces, y ante el pánico que le producía que entrasen extraños a la casa salió como pudo, mal, cambió la bata negra por otra peor, mancilló su largo pelo con los dedos al no encontrar un peine, salió con sus cincuenta años, que calcula, y que pueden parecer sesenta o setenta así a groso modo, y notó esa sensación en las caras de dos Guardias Civiles, dos señores gordos y bigotudos, como dos hermanos gemelos, bien uniformados a juego con el verdor del coche, notó la sorpresa en sus caras, la ironía en sus preguntas y sorteó como pudo el principal motivo que les trajo aquí, a este lugar que nunca venía nadie, que no era otro que preguntar por D. José Orjas, su padre, motivación debida, explicaron, a la llamada de un comerciante donde compraba cada mes y que también se había informado que hacía años que no pasaba por el banco donde religiosamente le ingresaban la pensión en su cuenta, que era extraño y que quizá, pensó el buen señor, pudiera estar enfermo o haberle ocurrido algo. Ha muerto, les dijo Susana con una sequedad rotunda nacida de su más enquistada rabia, pero creyó que debía explicarles algo más y siguió: estuvo mucho tiempo enfermo, murió hace pocas semanas, no he podido bajar al pueblo a decirlo, está enterrado en el huerto, dicho esto les condujo a una cruz en un rincón del huerto, una cruz claveteada sin ninguna inscripción, entonces ella les vio quitarse el tricornio y santiguarse murmurando una oración breve, ella no pudo, nunca lo ha hecho y sí llorar sin consuelo demasiadas veces desde que enterró a esas dos criaturas que son parte de ella, de su sangre, algo sólo para olvidar y que no puede; acabaron y continuaron sus preguntas, ahora referentes a ella, ¿qué les importa, qué les importo?, pensaba respondiéndoles cualquier cosa, decían que le quitarían la pensión, que baje al pueblo a informarse, que hay ayudas para ella, que debe arreglar los papeles para tener médico del seguro, ¿qué me importa?, les dijo, ¿qué no debo seguir aquí sola?, es mi vida y hago con ella lo que quiero, estalló al fin gritando y obligándoles a irse, los vio alejarse, notando como pedradas el rechinar de las ruedas en las piedras sueltas y recuerda que de reojo miró la vieja ventana, y imaginó el interior de su habitación, un lugar sombrío, cerrado, sellado desde hace años para ella, eso piensa ahora mientras mira el camino por donde hoy no sube nadie, hoy que está peinada con su pelo cortado por los hombros, la cara lavada, limpias y cortadas sus uñas, la bata coloreada con retazos de vestidos de juventud, hoy no sube nadie, ni oye ningún ruido, ni siquiera por la vieja carretera, solo el débil silbido del aire mezclado con el ambular de los pájaros; es un día hermoso de veras, dice para desdecirse: como tantos otros, y se vuelve por instinto a la vieja ventana, en la fachada del piso de arriba, la vieja ventana de madera con los postigos cerrados a cal y canto.

POEMA

RAÍCES

Siempre has estado aquí
aunque jures que te fuiste.
Irte no te lleva donde vas
sin venir de donde vienes.
Estar allí y no aquí son momentos
de ausencia y no de abandono.
El que es dueño de si
va de donde es.
Los destinos son ecos
del camino, las huellas
agujeros en el agua. Duran
pero no. Y tú ya estás
de no ir tan lejos.

(de "Ante todo las cosas" 2009)

POEMA

HACER MEMORIA

Nunca,
es tan lejos.

No es absoluto todo,
una vez acabado.

Pieles crecen evanescentes
e ironizan con sigilo.

Espacios adentran.
Paisajes en espejos.
Universos de ternura.

CONSTRUYENDO UN PATIO


JANITO


OPINIÓN: BAILÉN EN CRISIS Y ALGO MÁS

La verdad, el caos es absoluto. Pena da ver a mi ciudad perdida en su nombre. En la apoteosis de la ruina. Trabajadores de empresas hace poco competitivas desollando las esquinas, viviendo del Estado, buscándose la vida bajo cuerda. Empresas reducidas al mínimo o a sus dueños y a la guerra en su sector por la caza de un jornal basura. Empresas cerradas o abocadas a desaparecer. La crisis (dura y generalizada) es una cosa y la degradación a lo que estos extremos obligan es otra. Atenta contra la dignidad nuestra falta de recursos para minimizar la crisis, nuestro no hay otra cosa. Ciudad que plantó un solo árbol y con éste caído no hay otra sombra cerca donde cobijarse. Se apostó a un solo caballo ganador que hoy, viejo o enfermo, no puede ni con sus huesos. Ardua tarea el operar de urgencia a corazón abierto. Tiempo hubo de haber pensado en mañana. Todos los culpables han sido unos inocentes, o sólo listos de lo suyo. Pero no sirve lamentarse. He aquí lo que hay, somos los que estamos, la vida sigue. Unos caerán, otros seguirán de un modo u otro, como en las peores citas de la historia. También habrá quién no deba quejarse. Pero no debería calmar la rabia el ver hundida una ciudad con tantos inexplorados recursos sólo el salvarse.

FERNANDO EN EL MERENDERO DEL JÁNDULA


NUBE PREVIA A UNA RIADA


UNA CHIMENEA


jueves, 17 de junio de 2010

POEMA

POR TI

Aunque halla mundos donde evadirse
prefiere la vida cerrarse a la melancolía.
Si al alcance de la mano hoy
la felicidad es obrar en conciencia.
Le sirve lo ajeno de mensajero
en su dolencia que en ti expío.
Por ti es pura la desdicha que mendiga
pasados. Por ti el vacío se colma
de nosotros. Por ti está lejos de mí
lo que vivo adentro y más no huye.
Sería su muerte un regreso meditado.
Un destello, un parpadeo, una lágrima
satisfecha. O nada.
Arrumbarse a su razón lo detenido.
Y luego nos devuelva el tiempo
a consolarnos. A recobrar el mundo
sin añoranzas.

(de "Otro lugar en mí" 2010)

OPINIÓN: SIN CRITERIO

Decir esto y lo contrario es un modo simple de no equivocarse. Ora opino sí ora opino no no es ni sí ni no sino sí o no cuando conviene. Abunda el modo sin criterio en una sociedad poco comprometida. Salvada la opinión sobre lo básico “yo de eso no…” es la frase más común inacabada acabada al fin con un sí o no al tuntún. Basta una simple campaña incisiva para que les condicionen o conmuevan, el confiar en aquel que les dice, en la cabezonería de ahora esto porque yo lo digo. Opinar sin opinión son palabras y palabras a su sinsentido. La vida tiene su parte más dócil, su sí, pero cuando hay que demostrar lo que hay que demostrar, cuando hay que tener lo que hay que tener, tiene su no. “Para eso hay gente preparada, para eso cobran los que saben” – escucho atónito. A partir de ahí delegan su subsistencia mental, su caos sin caos alguno, su subir en tren a su indiferente destino. Vida feliz, o sufrida, sin estridencias, desde un fondo contemplativo.

JANITO


miércoles, 16 de junio de 2010

YA FALTA POCO


OPINIÓN: ESPAÑA 0 - SUIZA 1

La desilusión es un plato caliente que hay que tragar frío. La ilusión que aguardó estoica en vano hasta el milagro se vuelve angustia no se sabe bien a qué. Pasado el momento por vivos seguimos viviendo y no habiendo sombra de que la culpa sea nuestra debe ser humana la equidad como acto de buena fe con el contrario. Siendo peor ha hecho temblar los labios, ha alejado el cielo, demasiado cercano, nos ha dibujado la cara de gestos incoherentes y se ha reído en nuestras propias narices. Pillo.
Cuando se es mejor perder o ganar siempre es regalo del que pierde. Pero aún se puede si se puede.
Queda otra oportunidad.
Y una nueva ilusión nace ya para animarnos.

OPINIÓN: LOS LISTOS

No me tengo por tonto y aunque pueda creerme incluso listo desde luego no soy de los listos. Los listos son otra cosa. Quién va de buena fe y se conforma sólo con lo suyo difícilmente llegará a ser más de lo que es. Los listos nacen mientras que el listo se hace. Los listos saben lo que el listo no aprenderá nunca. Vida pelada, cortada en rodajas y tragada sin masticar. El fin siempre por encima de todo. Su arte es el engaño como secreto mejor guardado, su verdadera cara a salvo bajo la cara que nos camela. Los listos tienen don de gentes y luego don de sí mismos. Escrúpulos cero, la amistad como virtud no conocida, sus mentiras como arma que dispara verdades creíbles. Los listos trabajan el trabajo hasta del listo. Y llegan, sí,
y tienen, sí, y parece que son, vale, pero a qué precio. Los listos matan sin piedad lo necesario y son feliz legión de hombres solos. Los listos: ellos, y punto.
NOTA: el último de los listos que me ha tocado en suerte ha logrado quedarse con unos cuantos miles de euros de mi trabajo y del modo que no pueda reclamárselos; y yo en lugar de conminarle a que se los trague en monedas de a euro sólo pido que no los disfrute sano. Qué mierda.

lunes, 14 de junio de 2010

POEMA (hirviendo)

LA SOLEDAD DEL HERMANO

La injusticia que ataca lo justo
halla un enemigo multiplicado
en sí mismo.

Cubos de paz no apagan la violencia,
sólo la mojan en balde.

Quién quiere guerra guerrea
aunque sea solo.

Se planta la corona en sus pies
errantes.

Y es dios cualquiera.

(de "La soledad del hermano")

POEMA (aún caliente)

DESGANA

En ningún lugar estoy a salvo;
quitada la ropa el alma se aferra.

Se desnudan las señoras muy despacio
como disfrutando de liberarse. Cuando
abren los ojos muchas veces hallan
mi cuerpo dormido, mi aliento de charla
con los viejos. O corriendo a morir
todo el día.

Allí donde cae el mundo de mentira
duermen mis jóvenes llanos,
mis maduras colinas. Pocas hojas
que el viento arrancó del árbol.

Mañanas orgullosas a llorarse.

(de "La soledad del hermano")

POEMA (recién nacido)

ODIOS

Todas las palabras oídas son verdad,
no ocultan el rostro de quién las dice.
Las heridas abiertas pueden curarse
o beber de su sangre. Pisa a un enemigo
a conciencia el odio que no hace amigos.
El que prefiere una casa alta y lejos
la disfruta solo, permanece quieto
en lo más profundo de su lucha.
No saber remueve el silencio,
suponer palabras que son quemadas.
Un único hermano distante
es una solitaria carretera
con el asfalto caliente.

(de "La soledad del hermano")

domingo, 13 de junio de 2010

POEMA

DULCE MELODÍA

Acércate. Sé enredadera
y cubre mi desnudez
con las flores de tus manos.
No temas. Descubre
lentamente el secreto
de tu presente álgido
y desvela a mi mirada,
paso a paso, cada fragmento
de tu dulce melodía.
Ven hacia mi. Conduce mi mano
hacia las firmes siluetas
de tu paisaje agreste,
libremente,
a donde nazca el manantial
que sacie mi boca.
Y lléname con tu mirada,
rocíame con su brillo
y asciende sobre mí.
Desata ahora los vientos,
que nazca salvaje tormenta
en tu cielo estrellado,
que rieguen nuestros campos
los crecidos arroyos y acequias.

(de "Señales de humo", 2001)

FACHADA DE LUCIANO


BARBACOA


PANTANO DE BAÑOS


FERNAN Y MIGÜI





DOMINGO EN ALCALÁ LA REAL 2003


UN POEMA VISUAL


LOS 50 DE MI CUÑADO CARLOS


CAFETERÍA LAS CIGUEÑAS 2002


INMA


POEMA

HASTA TRES

Del uno al tres,
tres sabe más de dos
por cercanía
y sólo de uno
si le apetece multiplicarse.
Dos más uno
en un resultado máximo
y restado
su regreso a la soledad primaria.
Tres sumado en nada
logra todo
porque sumando solo la nada
no se lograría nunca.
No se basta el dos
si siempre necesita uno.
Y solo tres
se hace sólo en sí mismo.
Tres y tres
es la imposible –extraña- pareja
porque sumados o multiplicados
hablarían ya de otra cosa.
De tres en tres
siguen y siguen su innecesaria cábala
hasta que hartan.

(de "Otro lugar en mí" 2010)

POEMA

DUDAS

Continúo dudando
de haber dudado mucho,
dudando de creer en mis dudas,
en las más fieles.


(de "Escribir sobre ti" 2009)

sábado, 12 de junio de 2010

RELATO

CUENTO DE QUIÉN QUISO VIVIR DEL CUENTO

Bartolomé quería ser importante.
Lo tenía claro. Jefe de algo, presidente de cualquier cosa.
Y dio un paso al frente como un soldado en una formación para quedarse solo, en tierra de nadie, sacando pecho ante las miradas de asombro, las lenguas viperinas.
Su mujer, Laura Antonia, estaba encantada y ensayaba poses ahuecando vocales con estilo. Y enseñaba a sus dos niñas a comportarse. Saldrían en la radio, en la tele, en los periódicos y debían estar acorde a la responsabilidad del cargo.
Sólo faltaba el cargo. El qué, el cómo y el donde.
A Bartolomé el qué le traía sin cuidado, el cómo era el verdadero problema aunque lo creía controlado y el donde estaba claro pues descartadas sus aptitudes en su oficio, chapucero a domicilio, aprendiz de todo y maestro de nada, y en sus estudios, primaria por los pelos, sólo podría encontrarlo en la política, en la política municipal de su pueblo, Garifante de la Vega.
El consistorio era un hervidero de hermanos, tíos, primos y amigotes con ideas tajantemente moldeables en función de la necesidad apremiante.
Bartolomé no tenía ningún vínculo al que agarrarse pero sí los conocía a casi todos y bien porque era el manitas que los sacaba a menudo de apuros y a veces de alguna situación escabrosa.
A Ambrosio, el concejal de Deportes, lo tenía bien cogido por los güevos y sabía a conciencia que cuando le expusiera su idea de formar una nueva concejalía que podría llamarse. “Concejalía amigos de la patata” (que no estaba pillada), la acogería con entusiasmo. Ésta era una tierra prolífica en ese tubérculo y bien, ¿por qué no?. Y el sería el sufrido concejal o presidente, o como hubieran de nombrarle, claro. Eso para empezar porque tenía otras ideas extensivas a Laura Antonia, su mujer. Para ella bien se podía crear la “Concejalía de mujeres…, yo que sé –piensa -…mujeres…amigas de sus amigas, por ejemplo, más que nada por tenerla distraidilla y que no interfiera en su tarea.
- ¡Pero, Bartolo!, ¿y para las niñas? – le recrimina su mujer
Sus niñas, Laura Josefa y Antonia Luisa, están para comérselas a sus cuatro y cinco años.
- ¡Mujer! – le responde muy serio, experimentando su nuevo papel, poniéndose firme y bajando la mano como una guillotina – primero lo mío, y después ya veremos
Ambrosio, el concejal de Deportes, se rió en su cara pero reculó al no tener más remedio que recordarle el rollo que tiene con Felisa, la mujer de Antonio, el perpetuo Alcalde de la Villa serrana y próspera de Garifante de la Vega y también algunos detalles de aquella dichosa nochecita lluviosa donde le llamaron porque a la parejita no les arrancaba el coche en el barranco “La Cobaila”.
- ¡Bartolo!, ¿no serías capaz?
- No, hombre, ¡por Dios!, claro que no
- ¿Y por qué de la patata? – se interesó Ambrosio resignado
- No sé, es lo primero que se me ha ocurrido
- ¿Pero tú eres de nuestro partido, Bartolo?
- Yo soy del partido que haga falta
Todo arreglado. Laura Antonia, su mujer, saltó de júbilo y subió como una bala al armario a probarse vestidos con desencanto. Debía cambiar el vestuario y no sólo eso sino el mobiliario, más que eso, incluso la casa porque un cuarto piso en un bloque de cincuenta vecinos no era lo adecuado para el nuevo estatus. Y los amigos -esa era otra- no les servían porque ahora debían relacionarse con personas que tuviesen cultura y dinero, y esas cosas. Evidentemente pensó en el coche, un Megane con tres años al alcance de cualquiera del montón:
- Que no, que no, Bartolo - le grita - qué menos que un BMW
- ¡Pero mujer!
- Ni na, ni na – se da cuenta y rectifica: ni nada, ni nada… de nada
Antonio, el perpetuo alcalde de Garifante de la Vega, no daba crédito a la petición de Ambrosio para Bartolo, ese burdo chapucero que a veces iba por casa, y mandó llamarle.
Bartolomé, con todo el respeto merecido pero con aplomo, se plantó frente a él y sin dejarle hablar le dijo que era muy amigo de Felipe, el único constructor por excelencia de esta Villa Serrana, y que le dijo después de jurarle silencio que tuvo que darle al Alcalde una comisión de sesenta mil euros para que le firmara un permiso de obras para construir un Hotel en el parque protegido “La Jarana” (ésa conversación la oyó en la taberna cuando Felipe, borracho, alardeaba con un amigo), y también le recordó algo de ese hijo que por ahí rueda sin apellido.
- Pero tú eres un hijo de puta, Bartolo
- Aprendo rápido, Antoñico
- Y bien, ¿qué cojones es lo que quieres?
- Joder, pues lo que todos vosotros, un sueldecito, estar por ahí, reuniones, salir en la tele…, esas cosas…, tú ya me entiendes
- Podría denunciarte por chantaje – intenta amenazarle sin voluntad
- ¡Pero, Antoñico, si media España vive de la política!
- Y de la patata… - condesciende sin remedio
- Sí, ¿qué te parece?
- Bien, bien, adecuado, adecuado
Y así, Bartolomé, cambió el mono por un traje con corbata, y Laura Antonia, su mujer, los mandiles por vestidos de marca, y las niñas, Laura Josefa y Antonia Luisa, las amigas por la Playstation.
Y tuvieron paz, y dinero, y cultura, y fueron felices en su urna de cristal ahumado.


(de "En cierto sentido" 2007)

MI SOBRINA LORENA


UNA PILETA DE 1995


UNA FACHADA DEL 2005



PROBANDO UNA PISCINA RECIÉN ACABADA


UNA DUCHA DE PISCINA


UNA CHIMENEA

u
CORAZONES

Si no se logra
lo que no se quiere de verdad
y se lamenta,
qué clase de deseo se desea
sin ánimo.

Si el corazón no confía sus deseos
a las palabras,
y por ende ellas dicen cosas que no siente
el corazón
qué verdad sin corazón es cierta.

Las palabras, solas, se adueñan
de lo externo,
de los gestos, las miradas
que no sepan la verdad,
de agradar a los cuerpos,
pero nada sabrán de silencios.

De silencios saben corazones.


(de "Secretos confesables)
CELOSÍA

Podría encontrarme en lugares reales
por la facilidad de su atmósfera,
la quietud de su espera,
y avanzo, en cambio,
hacia las imágenes novedosas
que esconda un mundo no construido.

Podría armonizar los detalles
que concurren a la mirada
y unificar su belleza
en fracciones que sólo yo sabría
que no existen,
y es en cada cara oculta,
en cada sombra tierna, el fondo
de cada idea, donde irrumpo
si su magia oscila persuasiva.

Si es así
desaparezco voluntariamente
en su amenaza frágil
por su negro silencioso
por su propuesta más radical
y subversiva,
y solo emerjo
si su abstracta evidencia
me inspira ilusionada a personificarse.
Si hay una lectura acuciante
que proyecta extraordinaria
ésta es sin duda la verdad que hallo palpitar
sobre su visible mentira, celosía que evita
su soledad extrema, simulacro
que oprime lo trascendente,
confundida
como abrigada y descalza en la nieve.

Y no es escollo constatar
su desahucio
como viaje imposible a su liberación,
ni su genuino modo destrozando
lo investido y falso,
si nada singular debe tener
doble sentido,
si nada autentico
debería generalizarse.

(de "No solo llevar la contraria", 2009)

viernes, 11 de junio de 2010


CRISIS, QUÉ CRISIS

Aquel director tan amable
me dijo que podía darme
todos esos miles de euros
con sólo firmar aquí y allá
y el aval del piso.
¿pero qué piso?, me pregunté
al haber aún que imaginarlo
o verlo – es cierto –
en los dibujos de la inmobiliaria.
Tú me dijiste que no teníamos nada
y era como coger un regalo,
ese que disfrutaban muchos de nuestros amigos,
y añadiste:
seguir trabajando es lo nuestro
y pagar cada mes de esos cuantos años.
Eso es todo.
¿Y la crisis?, balbuceó
mi infantil presentimiento.
HOMBRE DE POCA FE

Recuerdo que hace tiempo quise ser otras personas. Haber vivido en otro ámbito intelectual y económico. Era una envidia sana y nada destructiva. Sólo punzante. A lo mejor rabietas de una existencia que no acertaba completamente a realizarse.
Hoy, en lo hecho y sido, en lo que soy y tengo, no me cambiaría firmemente por nadie.
FRASE LAPIDARIA

LISTILLO- A ver, Bartolo, ¿qué es una cosa que tiene un manillar, un sillín y dos ruedas?
BARTOLO (pensativo)- No sé, no sé...
LISTILLO- Joder, Bartolo, eso es UNA BICICLETA, ¿y una cosa que tiene dos manillares, dos sillines y cuatro ruedas?
BARTOLO (muy pensativo)- No sé, no sé...
LISTILLO (cabreado)- ¡¡DOS BICICLETAS, Bartolo!!, ¿y blanco es, la gallina lo pone, en la satén se fríe y por la boca s...?
BARTOLO (iluminado)- No me digas más ¡¡¡TRES BICICLETAS!!!
OTRO POEMA DE HOY MISMO


UTOPÍA

Naces del silencio,
de las horas lánguidas, cerradas
a la noche transparente.

Cuando deshojo el trébol de las dudas
y un no siempre es la respuesta,
tras la montaña del cielo
esculpo tu figura,
ángel de polvo,
figura de espasmos de aire,
de presencia inocua
pero fértil,
adornada de ondas de niebla
y terciopelo que cubre
tus trazos dorados.
No importa.
Luego,
más tarde, algo más tarde,
cuando mi mente abre tu espacio secreto,
cúmulo donde me abandono y busco
restos que nunca llegarán a formarse,
donde fluyo en ti restos de mi memoria,
esos que me siguen de cerca
sujetos por un hilo que nunca he soltado,
sí, mujer, fragmentos de eclosiones,
huellas de sentimientos que fueron sin ser,
esperpentos, figuras inconcretas,
de besos y encuentros que recoge el viento,
fríos,
demasiados, todos sin alma,
de palabras repetidas, oídas de otros
hasta la saciedad,
y escriba tu historia,
paso a paso, vivida sin vivir,
real como los firmes deseos,
opera prima con la fe de los inocentes,
de los que lo saben de primera mano
pero de libros y sueños,
entonces, volveré a entrar en ti, amor,
respetuoso, sereno,
con la llama viva de la ilusión,
y la esperanza,
preguntando siempre en vano
por el lugar y tu nombre.
POEMA DEL DÍA


TAN LEJOS, TAN CERCA

A menudo te robo una sonrisa a alguien,
y la escribo,
luego pienso en ti,
y te describo
como si fuese yo ese alguien.

(de secretos confesables, 2007)
UN RELATO


DE SOMBRA


Ni siquiera cuando murió Satu me sentí liberado de aquella sensación que me tuvo tanto tiempo aletargado. Respiré, sí, como hago siempre.
No sé qué puedo recordar de verle sumido en aquel ataúd, callado, insípido, derrotado. No lloré ni me alegré, fue algo extraño. Muchas veces quise que se muriera o matarlo con mis propias manos, otras, casi siempre, sesteaba a su sombra ancha y alargada.
Satu era ese hijo del que todos los padres hablan a boca llena adornando las palabras con una rutilante luz de artificiosa esperanza y yo, el otro, ese que rellena espacio sin mostrarse, porque para qué. Murió y mi padre lloró y pataleó como nunca le había visto, a mi madre le dio un ataque, a mi hermana – también tengo una hermana, la pequeña, se llama Elo – ni fu ni fa. Ella estaba obcecada en su mundo, algo maravilloso –suponía por el brillo siempre en su mirada – y que no contaba a nadie, ni siquiera a mí que era en cierto modo su desahogo. Total, que era mi hermano la imagen visible de esta familia modelo que vagaba escondida a su influjo, que no necesitaba moverse ni hablar, sólo estar sin estar, haciendo bulto. Murió y con él la familia pero como no existía familia pues yo digo que no perdimos nada. Nos quedamos como habíamos estado siempre, cada uno a su bola, aunque mi padre perdió la compostura y se acentuó su apego a la mala vida – las putas, la bebida y esas cosas - y mi madre a las pastillas para estar gilipollas todo el día – no las necesitaba para eso, la verdad - o mi hermana habitando a renta fija ese lugar maravilloso o lo que sea que la tenía embobada. Seguía estando solo, quizá más sólo que antes, puede que más solo que nunca porque ya no tenía sombra, porque el sol me daba de lleno y no me gustaba su descaro. Ahora se fijaban en mí y no sabía cómo esconderme, ni de quién, ni para qué. ¿Qué podía hacer?, no quería estudiar, ni trabajar (tampoco hacía falta), no quería hacer nada, ni conocer a nadie, ni casarme; no me gustan las mujeres ni los hombres, no sé qué me gusta, no me gusta nada que yo recuerde ahora, bueno, sí, sobar y a lo mejor comer pero eso no sé si tiene algo que ver con lo que estoy hablando, por cierto ¿de qué estoy hablando?. Sí, ya sé, creo que no exagero si digo que soy un vago, un perro muerto, decía mi padre. Nunca he servido para nada que yo sepa, a lo mejor porque no he hecho nada de lustre, tampoco me lo he propuesto, imagino que todos tenemos un don aunque el mío, así, con éste afán, no iba a averiguarlo nunca.
Y me puse a escribir. Una rama que agarré cuando caía no sé adonde. Me pareció interesante. Podría contar cosas sin tener cosas que contar, hablar sin tener que mover los labios, rabiar o amar a gente sin tener que enfrentarme a ella, fabricar actitudes o pisotearlas como a gusanos. A lo mejor era un artista y no me había dado cuenta. Uno de esos.
A mi padre no le pareció mal. “Ya que no mueve el cuerpo que mueva el brazo y la cabeza”, dicen que dijo. Mi madre sé que no dijo nada y a mi hermana creo que nadie le preguntó. Me sedujo la idea de ser inmortal, vamos, escribir alguna cosilla para la gente, esa que anda por ahí, para que me jalearan, formaran un corro y con las manos entrelazadas me subieran para arriba, ¡ala!, un montón de veces gritando mi nombre, Edu, Edu, porque me llamo Edu, que aún no lo había dicho. En casa empezó a ser un acontecimiento y eso que no había escrito una sola línea. Llamaron a un decorador, a los carpinteros, a los pintores, y una habitación que teníamos para los juguetes rotos se convirtió en un acogedor centro de trabajo con las paredes forradas de estanterías de libros, una gran mesa de madera con las patas labradas, un sillón, igual de ostentoso, como de presidente de algo, además de decenas de paquetes de hojas, de recambios de tinta para la impresora de un ordenador a estrenar, encendido, con la carpeta Words pinchada y una hojita rosa colgando de la pantalla con un lacito fucsia y la ocurrente frase: TE QUEREMOS a naranja fosforito. El mundo tembló a mis pies, ¿para qué había dicho nada?. Ahora era yo la sombra donde querían cobijarse y yo sabía que eso no podía ser porque yo no tenía sombra, mejor dicho, no tenía ninguna intención de tenerla. Hay que joderse. La vida empuja y no hay freno que la pare. Me senté allí y mi familia babeaba viendo mis amagos con el teclado y a ello se sumó un señor, (le había visto otras veces por casa acompañado de una señora rancia, su señora, imagino) que aireaba con guiños ostensibles y ridículos una hoja. Era un contrato para editar mi primera novela.
¿Pero qué novela?.
Firmé, claro. Un mínimo de cuatrocientas páginas en un máximo de seis meses. Nada de animalitos que hablan, ciencia ficción ni sexo explícito. Daba igual porque no tenía nada y podía tomar, salvo lo dicho, el camino que me diera la gana. ¿Pero cual?. Estaban expectantes y escribí: La noche huía de nuevo haciéndose fuerte en las cañadas y en las alcantarillas..., y los mandé a todos a hacer gárgaras, menos a mi hermana que no hubo forma humana de echarla. Se había quedado petrificada y me miraba muy rara. Estuvo impertérrita más de una hora viendo mis mohines para concentrarme en algo sea lo que fuese. Yo, la verdad, tenía ideas pero no sabía desarrollarlas. ¿Cómo iba a hacerlo?. No había viajado, no tenía amigos, no hablaba con nadie, no leía, no veía la tele ni oía la radio, conocía de la vida pocas facetas, mejor dicho, sólo una, mi vida insulsa y circular. Casi no salía de nuestro palacete, total, ¿para qué?. Aquí tenía de todo aunque a mí no me gustara nada, bueno, la buena mano de la cocinera que ya he dicho y las camas y los mullidos sillones, claro. Tampoco podría contar cosas de mi hermano, que tuvo una vida ajetreada y que no me había contado ni yo caí en preguntarle. Una pena. El mal estaba hecho. Eché números, así por encima, y necesitaba escribir dos hojas diarias. Al día siguiente cuatro, para compensar este nefasto inicio donde todavía colgaba de la pantalla el odioso papelito. Y para colmo Elo con principio de sorna en su cara incitándome a arrearle una hostia. “La noche huía de nuevo haciéndose fuerte en las cañadas y en las alcantarillas...”, leía una y cien veces, ¡pero qué noche ni qué niño muerto!. Me levanté de aquel trono para un rey todavía sin corona y me asomé a la ventana por si el paisaje me invitaba a colocarle personajes y así moverlos en una u otra dirección. El aire batía los cipreses de nuestro coqueto cementerio y parecían de goma. Me cegué con ellos fijando la vista en la copa de alguno como si viviese una tormenta en un barco pequeño, el yate de mi padre, por ejemplo, aunque nunca lo había pisado, a lo mejor de pequeño pero de eso no me acuerdo. Era lo que había logrado sin proponérmelo, sumergirme en una tormenta estúpida y sin sentido, yo, que vine a este mundo sólo a eso, a no hacer nada. Y es lo que más me gusta, además. Escribir es un esfuerzo mental al que no estaba acostumbrado, un sobreesfuerzo desmesurado para mi brazo dorado, mi brazo derecho, solemne cuando elevaba esas maravillas que prepara Tata, mi negra, a la boca, momentáneamente, ya sé, brioso cuando me masturba una o dos veces diarias. No, no estaba dispuesto a moverlo como si me hubiera dado un ataque. Bueno, no eran buenas las prisas, piano, piano, que hasta un buen maestro necesitaba tomarse un respiro. Elo se había sentado en mi mesa, había arrugado el papelito y tecleaba, y a mí, el oírla, me estaba dando sueño. Eran las doce de la mañana y a esta hora solía echar una cabezadita. Un sillón, al lado mío, cumplía los mínimos requisitos y me recosté en él dejando que Elo se divirtiera con el ordenador. Elo me despertó sobre la una y media y me mostró quince hojas escritas pero no quiso que las leyera. Cuando esté terminado, dijo. ¿Cuándo esté terminado?, le grité, ¿pero cómo cuando esté terminado?. Sí, tonto, que yo lo haré. Y se giró dejándome con un palmo de narices. Yo de escritor flaqueaba a pesar de todo el empeño que puse y estaba como bloqueado y asustado en medio de un pantanal. Me había metido en camisa de once varas. Cada puerta anda bien en su quicio y cada uno en su oficio, oí por ahí. Que no, que no, que no había manera y esto era, a todas luces, mi más aceptable salida. Elo era soñadora, yo ni eso, o al menos si lo soy no me acuerdo, cerrada en sí misma como una tumba, odiosa, un poco tonta, caprichosa, con una sombra ridícula incapaz de cobijarme ni siquiera a mí pero sí un inesperado negro para mi aciaga novela. Escribiera lo que escribiera me daría mil vueltas y yo podría seguir haciendo mi trabajo, no se rían, lo mío también era un trabajo que visto en un diccionario: “Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza”, que mejor riqueza que uno mismo.
Y así fue creciendo mi primera novela, día a día, como un hijo. Y yo la veía como un padre, a cierta distancia, pero no por ello menos padre. Planteé un riguroso plan de trabajo. El tema era el siguiente: les dije que necesitaba a mi hermana, como secretaria, un sillón reclinatorio y que a esta habitación no entrara ni Dios. Así pues y cumplidos mis deseos, trabajaba sin descanso desde el desayuno a las once hasta la merienda a la una y media y desde el café con pastas a las cinco hasta la cena a las ocho. Era enternecedor, lo guardo en la retina como una imagen entrañable: mi hermana sentada como un retaco en aquel pedazo de sillón (estaba poco desarrollada para sus nueve años) hojeando ese libraco y del que no se separaba nunca y escribiendo sin descanso y sin pararse a pensar como si le estuvieran soplando al oído, y yo tumbado en esa maravilla angular procurando estar despierto el mayor tiempo posible, no por nada.
Me confié y la tarada copiaba literalmente el primer librote de una saga de un tal Tolkien, más de mil páginas que tuvo, tuve, listas para mi editor en menos de dos meses.
Tuvo gracia. ¡Ah, aquellos maravillosos años!. No es que ahora me queje. La vida ha sido permisiva conmigo a pesar de que las personas se mueren, esas que nos rodean, que no parecen importarnos y su marcha es un vacío irreparable porque nos damos cuenta que eran como un trocito de nosotros mismos, incluido Satu, por qué no reconocerlo.
Murió mi madre, también mi padre y Tata, mi negra, ¡joder!, y Felisa, una colombiana no logra el punto a la comida ni de coña (todas las mañanas me despierto malhumorado queriendo echarla); y mi hermana, ¡ah, mi hermana!, mi hermana ha crecido y con ella todos sus defectos, sobre todo la tontura porque es idiota hasta reventar de decirlo. Se ha liado con un chino, sí, como lo oyen, y le ha dado por estudiar chino, y al chino nuestro idioma. Han invertido los papeles. A menudo me divierten y me hace falta. Ellos son lo único que tengo, lo único de verdad porque de Fausto, mi administrador y de D. Anselmo, mi fiel abogado, no me fío ni un pelo, y en cuanto a mi cocinera ni me la recuerden.
Ya sé, ya sé que soy un hurón, alguien extraño, solitario, un inadaptado en una palabra, a lo mejor una pena de hombre pero me miro al espejo y me gusta lo que veo. En serio. Vendí el jet, también el yate porque soy incapaz de sacar mi culo de esta casa. Y sé que soy un inútil, un vago o lo que ustedes quieran pero también, sin querer, que mi sombra es inmensa, impuesta por las circunstancias pero una sombra agradable, una sombra plácida y que no necesita mantenimiento, mover un músculo si no es para comer, firmar cualquier papelote, para levantarme o volver a acostarme. Una sombra que cubre a más de cien personas que trabajan en mis tierras, más de una docena en el servicio, además de a mi hermana y al chino ese. Hay que joderse.

jueves, 10 de junio de 2010

Decido no hablar de ti.
De hecho no pienso en ti.
Ya sabes que no es cierto.


Todo lo que no se dice queda pensado. Pensado como pasado muy nuestro y recuperable si merece recordarse. Dicho sería contado, y compartido. Inquietudes o necesidades que puedan confiarse. Para todo lo que no se pueda decir -mis secretos, sueños, mi mundo ajeno al mundo- queda lo escrito.
Bienvenidos.