juanitorisuelorente -

jueves, 21 de marzo de 2019

LAS NOCHES DEL DÍA

(Imagen de la red)



















Caminé noches al día
sin que me hablasen los ojos,
si anduve por universos
donde miraban muy solos,
y sin cielos a mi abrigo
sin el mar sobre mis hombros.
Nunca pulí las barandas
ni daba los pasos sordos
si de mi viento era el guía
para no perder ni un soplo,
e iba al mundo sobre ruedas
hacia mañanas sin fondo
con tiempo para mis manos
y para vivir muy poco,
con los ojos bien abiertos
y sin ver lo más hermoso.
Ahora le muestra el hambre
la primavera a mi otoño
y me muero por fundirme
a su verde en cierto modo,
a las dos lunas de hierba
de la rosa que corono,
y doy trazos donde río
y voy siendo algún esbozo,
hasta mostrar a la luz
un infinito nosotros,
porque veo arder al alma
siempre que a ella la nombro,
porque late en mis latidos
con un corazón de oro,
porque escucha a mis silencios
con su voz en lo más hondo,
y aunque camine sin noche
durante el día la logro,
los pasos son verdaderos
cuando se llueve de gozo,
cuando el milagro más nuestro
solo es compatirlo todo.


domingo, 10 de marzo de 2019

ROMANCE DESNUDO

(Imagen de la red)













Hoy no le caben a mis ojos
tu cielo, tu luna entera,
si al mirarte me rebosa,
tan desnuda, tu belleza.
Como un tierno desamparo
tu silencio me penetra
y me abrazo hasta la muerte
a los besos que nos tiemblan,
los que esperan como estatuas
no ser ecos del poeta
sino sangre y mordedura,
ser semilla de la tierra.
Hoy, sentir no es suficiente
porque la noche no es nuestra
y el lenguaje que nos late
solo frío es lo que engendra,
si no saltamos el muro
ni despeinamos la lengua,
ni nos partimos los huesos,
ni lucimos nuestras venas
sobre nuestra desnudez
como medallas de guerra.
Hoy, en mis ojos no caben,
tu cielo, tu luna inmensa,
y la sed duele en mis labios,
y en el hambre la ceguera.

sábado, 9 de marzo de 2019

DE FIESTA

(Imagen de la red)
























Palmaditas en la espalda
a la sangre pizpireta,
a ese don que peina el reino
de la nada y sus afueras,
que apunta hacia el universo
con la llama ante la mecha,
como tantos otros dones
que parecen y no llegan,
y entre elogios en el viento
y mil actos en la agenda
se va pasando la vida,
se va pasando la fiesta.
Ese temblor de la mente
que en la palabra aletea,
y le brotan llamaradas
aunque en el fondo no tiembla,
va creando todo en verso
con aplausos como herencia,
como faros de mentira
que iluminan la pobreza,
a poemas que hacen nidos
donde abrir sus alas ciegas,
si allí ven lejano al tiempo,
no ven a su bestia negra.
Ese viento que no amaina
se mantiene si a otro enhebra,
si le devuelve el aliento
que le columpia a la piedra
de ese mundo que les crece
abrigando a la vereda
como vena a los silencios
y a sus himnos de opereta.