juanitorisuelorente -

sábado, 30 de abril de 2011

TUS PIES, TÚ TODA


Tus pies desnudos sobresalen de la hierba. Tus dedos una cresta me parecen. O una malformación de tu carne. Diez bultos en escala que no hacen honor al resto de tu cuerpo. Una parte de ti impersonal, insulsa. A lo mejor por desconocidos pues nunca antes había reparado en ellos. Estoy sentado frente a ti, a unos metros, tu cuerpo yace tendido en la ladera, y es lo único que me muestras. Están inmóviles, brillosos por el sol de la tarde. Tu cuerpo desnudo, sé, está cubierto. Te arropa un manto de hierba, débil como cientos de trazos. Desde aquí no puedo ver tu cuerpo. Sólo tus pies que parecen brotar de la tierra. La ladera cae hacia la playa. El mar está en calma. Las olas vuelven a parecerme murmullos, susurros de tu boca. La tarde es hermosa y clara, calurosa. La mirada puede llegar muy lejos, siempre con tus pies debajo como una firma dedicada, entrañable, para nada molesta, a pesar de todo. Cruza un barco a lo lejos. Es pequeño, como un juguete de niño. De pequeño, no hace tanto, jugaba con mi primo en una charca que había detrás de mi casa con un barco que talló mi padre. Para mi cumpleaños. A mis nueve años. Se rompió o lo perdí, ya no me acuerdo. En éste momento lo añoro. Como a ti. También a mi padre. Recuerdo con respeto a mi padre, no sé si con amor pues no se dejaba querer. Quería a su manera, fría, inexpresiva, que es la mejor manera de no querer a nadie. Crecí demasiado solo y fui niño demasiado tiempo. Hasta que me enamoré de ti. Las mujeres nos obligan a ser hombres. Yo salté de ser niño a ser hombre como un mono a una rama. Ser hombre es otra cosa. Yo me hice hombre por ti. Luego no supe volver. Aquel barco de juguete se transformó también de golpe en uno de verdad. El barco de mi padre. Sólo hice un viaje en él. Dos meses en alta mar, sin pisar un puerto. Un único y largo viaje. Busqué otro trabajo. Algo que no me separara de ti. Te quería. No podía dejarte. Que otro se interpusiera. Porque tú buscabas a alguien. Pronto supe que no eras feliz. Con mi primer sueldo te compré un reloj chapado en oro. Lo guardaste. No pudiste lucirlo. Ese regalo te hizo mirarme de distinta manera, pensar en mí con sorpresa, poco a poco con interés, y aquel día en tu casa, solos, con irrefrenable deseo, con una pasión salvaje que me hizo hombre sin tiempo a digerirlo. Días más tarde te hablé de éste lugar. Aquí solía traer a Elisa aunque no hice nada con ella, solo besos y caricias. Quería casarse, llegar virgen a la boda. Contigo fue otra cosa. Sentí algo distinto. Me faltaba el aire, me ahogaba tu presencia. Puede que no haya sido amor, me cuesta creerlo, qué importa. Te mostrabas satisfecha, no sabías disimulármelo. Yo también contigo. Fueron unos meses intensos. Un pasado cercano y ya lejano, demasiado lejano, disperso, como humo en una ventisca. Pasó, y estoy aquí sentado. Éste era nuestro lugar. Debajo de ésta gigantesca roca en la ladera. Nuestro lugar secreto, no por recóndito, o escondido, sino porque aquí no solía venir nadie. La gente prefería la playa de arena fina que penetra en las calles del pueblo y no ésta pequeña playa de grava que te destroza los pies, algo alejada, donde hay que dejar el coche sobre el acantilado, a más quinientos metros y cargar con todo: las neveras, las sombrillas..., por eso la gente no viene o viene poco. Nosotros sí. Éste era nuestro lugar secreto. Éste lugar donde estoy sentado, al amparo de la enorme roca que sabe tanto de nosotros. Sigues frente a mí, tendida. No puedo verte. Sólo tus pies juntos, juntos como un brote de carne en la hierba (lloro sin poder evitarlo), de carne, de carne, Dios, de carne en la hierba. No puedo borrar tu imagen aunque frente a mí no haya nada, aunque yo tampoco esté ya aquí. La hierba se habrá erguido. La naturaleza habrá seguido su camino. Yo ya no sangro. Al menos no la noto. Ni estoy tendido. Mis manos están limpias. Estoy vestido. Pero mi mente está aquí. Atrapada, gozosa. Contigo. En éste lugar. A lo mejor sin notarlo también impasible, robotizada. Hay hechos que se pudren a un lugar, se adhieren a la tierra, al aire, a una porción de aire que sólo gira y gira en ese espacio, siempre el mismo aire que mantiene hibernado el olor, las sensaciones, las voces de las personas que allí claudicaron. Hechos de vidas cortas, inútiles. Vidas que no sirvieron para nada, arrancado de cuajo lo que en verdad merecía la pena. Por eso nuestra vida no sirvió para nada. De nada sirvió lo que viviste antes de conocerme, de nada lo que me quede aún por vivir. Viviste para conocerme, yo para conocerte. Todo acabó. Tú estás muerta. Yo vivo muerto contigo. ¡La vida, ah, qué vida!. De la mía hay pocas cosas que merezcan la pena contarse. De la tuya podría aventurarme a opinar lo mismo. Estoy seguro que conocernos fue lo único bueno que nos ocurrió. Algo que creció sin llegar a formarse. Y estoy aquí, lejos, sin haberme marchado. Lejos. Muy lejos. Desde aquí, lejos, sentado bajo la roca, intento verte muchas tardes de sábado (todas las tardes de sábado). Verte venir por el sendero que bordea el acantilado, simulando pasear. Nunca te ha gustado bañarte, le decías a todos. Y paseabas como admirando el paisaje, como meciéndote al vaivén de las olas, respirando profundamente el mar, acercándote lentamente al acantilado que separa las dos playas, corriendo como una chiquilla a mis brazos cuando te perdían de vista. Yo te esperaba siempre. Me gustaba verte venir a lo lejos, y me sentaba aquí largas horas esperándote. Tu vestido de gasa transparentaba tus biquinis fosforescentes. Cuando llegabas estaba siempre excitado. Hacíamos el amor aquí mismo. Bajo la roca. Revolcándonos en la hierba entre risas y besos. Luego hablábamos. De ti, de mí. Para nada del futuro incierto, imposible. También pasábamos muchos ratos en silencio, desnudos, mirando el mar. Luego te marchabas despacio, girando la cabeza a cada paso. Algunas veces corría en tu busca y volvía a poseerte en el sendero. Eras mía cada sábado por la tarde. Unas horas que daban vida al resto de la semana, a una vida que ni tú ni yo queríamos. Una vida que ya no nos servía, si acaso para partirnos el alma. Tú al calor de los tuyos, de tu marido, de mis primos, yo al de mis padres, al de Elisa, una niña, un ángel. Una farsa que saltaba en pedazos cada sábado por la tarde. Que tuvo un triste final un sábado por la tarde. Una tarde en la que hicimos el amor, en la que hablábamos desnudos de ti, de mí, mirábamos el mar. Una tarde apacible, sesgada por un disparo a bocajarro en tu pecho desnudo. A mí me miró a los ojos y no fue capaz. Se disparó él en la cabeza y rodó por la ladera hasta la playa. Me salpicó tu sangre. Estabas sentada a mi lado y tu cuerpo se escurrió en la hierba. Reculé a la roca. Me quedé tendido. Inmóvil. Llorando. Palpando tu sangre. Restregándola por mi piel, tiñendo con ella mis ojos, mi boca. Mis ojos llorosos sólo veían tus pies surgir de la hierba. Lo único que logro ver de ti ahora. Como si tus pies, hermosos ya me parecen, como tú toda, brotaran de la tierra.

LA OTRA MANITA

viernes, 29 de abril de 2011

CUERPO

Tu rotunda firmeza tiene grietas por donde te miro.
Dura como un corazón dominado, seria
de ir muy lejos, descubro blandura, sonrisa en el descuido,
alguna pregunta que poder hacernos.

Pasas, vas y vienes a diario y ya no eres
la extraña del primer día -extraña sólo
de no saber quién eres-, sino la musa
que, ajena, pide ser poema, latido, cuerpo antes que palabra.

Sangre de mis ojos -al pie de la carretera
hacia la bruma, silencio que estaciona las agujas
del tiempo, paréntesis a la intemperie, fuego
por donde llueve, sangre, luz encendida, frontera líquida-,
en torno a mí.

JANITO (repeat)



SIN PAREJA

Mou observa completamente solo en el baile todo el pescado vendido mientras levanta y apura su copa.
Y es que no liga ni de champions.

jueves, 28 de abril de 2011

LA ALTURA

No me gusta hacer leña -tengo chimenea pero de adorno-, ensañarme con quienes -aparentemente- han perdido su espada y su escudo.
Como a ellos a mí me pasa que hubo un tiempo en que me comí el mundo y ahora he de dejar que poco a poco el mundo me coma a mí.
Subir y bajar la vida no se advierte si la pendiente no pasa del uno por ciento, si hay equilibrio entre lo que se es y lo que se deja de ser.
Y mal lo tienen quienes nos tocan el pelo con sus pies también descalzos.
Cada cual que les ponga nombres que yo no desvelaré ninguno.
Muestro la piedra y no escondo la mano.
Que la caída y el golpe les sea leve.

RAZÓN, Y NO

Sinrazón tiene
y no tiene razón.

NO SÉ

Palpitan las pérdidas en la suma inconfesable,
se agitan junto al abismo de entre mis dedos,
siguen cayendo al cúmulo de verdades inexistentes.

Se tienen en huellas recientes como mucho,
pesan fuera del pensamiento y lo más
que quedan son cuerpos vacíos,
su cercanía.

No sé.
No se sostiene lo oculto si no sirve para nada,
lo que hace y no se hace hace y deshace a su antojo,
luego a consolarse lo que no he perdido,
y yo a seguir sin saberlo.

miércoles, 27 de abril de 2011

LA PALABRA INDIGENTE

La palabra ha perdido frescura y continuidad.
Parca en palabras la palabra ha quedado sintetizada a lo necesario y menos, a echarle cuentas como en un viejo telegrama.
Cuesta tiempo y trabajo hablar y no tenemos tiempo ni ganas.
Hay un esfuerzo justo, medido, en el que bulle todo lo que hay que decir, socialmente, con amigabilidad de antaño, momentos de abrirse y saltarse silencios a la torera, momentos que todo ser humano necesita antes de volver a cerrarse en banda, o a recurrir al mundo de moda del sms, mundo donde escribir: en bka crrad n ntran mosks o stoy + cntent entre otras burradas, o mundo virtual, facebook, tuenti, foros, blogs, donde hablar de todo y de todos, con todos, de todo lo que nos escuece dentro y hasta por las orejas.
Moderna palabra ésta de hablar a solas.
Modernos amigos éstos de mandarse sms estando a dos metros, o de los que, aún teniendo una profunda afinidad, compenetración, más quizá que cara a cara, nunca hayamos visto y tal vez no veamos nunca.
Moderna, paciente y selecta compañía.
Moderna palabra sin palabras.
Moderna amistad que enciende o apaga un clic.

martes, 26 de abril de 2011

FIN DE FIESTA

Pienso cada vez más en la fatiga,
en la distancia que se opone a ser placer,
culto a la carne y su memoria.

Pienso cada vez más en los huesos
torturados, en el roce que ha perdido su silencio,
en las caricias que ya sonrojan lo imposible.

Pero pronto
pienso en lo cruel como belleza de otro modo,
preguntas y respuestas lógicas a una avidez tardía,
recuerdos y presente que han de respetar el orden.

Pienso hasta que convierto pensar en olvido.

lunes, 25 de abril de 2011

DE LOBOS

Hay lobos en el monte -en Sierra Morena imagino, porque no he visto ni oído aullar a ninguno-, y lobos en mi ciudad -de algunos doy fe-.
Sí, lobos de esos que andan a la caza de tiernos, gordos y desvalidos corderitos.

Falsa sonrisa la de sus dientes afilados.

CUARTETO

JUEGO

Si aparece amor entre los dedos
no es magia sino fuego.

UN POCO

Un poco es nada de mucho
y mucho de nada.

EN TU OLVIDO

Antes de que me olvide,
recuérdame.

AYER

Y otra vez
nunca.


LA FOTO






Julián se confiesa a Mariano. (Mariano es ese personaje que le ha inspirado infinitas veces, portavoz de infinitos cambios de ánimo, de infinitas historias reales y no tanto, propias y ajenas).
Julián se confiesa a Mariano, también está al margen como no queriendo involucrarse, pisando terreno pantanoso sin manchar de barro sus zapatos, abriendo su alma pero guardando algo por si acaso.


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- ¿Crees, Mariano, que baste con arrepentirme?
- De arrepentidos ya está el mundo harto, Julián, pero algo es algo – me contesta enfundado en un rol que aún no he pensado
- ¿Con contar todo lo que ya sabes?
- Que yo sepa todavía no sé nada
Me mira, le miro, no sé qué decirle.



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Cree de ley asomarse a una postal de su ciudad, “no hay que renegar de las raíces”, se recuerda siempre, aunque sea un lastre para una literatura de masas, un trasfondo nada sugerente para cualquier trama efectista. Es un lugar monótono y nada romántico, un lugar rugoso y abrasivo, baúl sin embargo de sus deseos, de su memoria.


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- ¿Recuerdas el caso de las aceitunas? - le digo
- Fue uno de mis mejores, sin duda
- Por ahí quiero entrar, ahora sería incapaz , no sé el porqué
- La edad limita el trasiego y la mente va a remolque
- Ya sé, ya sé



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Julián salta la reja sin dar cuenta a nadie y sube de dos en dos la escalera circular que le lleva al campanario de ésta iglesia centenaria. Mariano, que le espera arriba, ríe de verle con la lengua a rastras.
- Ya no estás para estos trotes, Julián
- No me toques los güevos, Mariano – le responde casi ahogado
La ciudad se transforma, esconde su cara acicalada y muestra su plano diáfano de guirnaldas, sus reductos más íntimos y desaliñados. Al fondo los cerros rotos, los flecos de un ejército verde, pacífico.


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- ¿Ves, Mariano, aquella casa de dos plantas?, allí encontraste el cadáver de la rubia, y allí, en una esquina de aquella plazuela, está tu oficina
- No la reconozco, la verdad
- Haz memoria, conoces palmo a palmo la ciudad, sólo tienes que retroceder medio siglo, descender la calle Silera desde tu casa y en la esquina con la calle Colón verás el cartel de tu zapatería sobre la puerta de cristales: ZAPATERÍA MEDINA, una tapadera perfecta para tu gran pasión, investigador privado
- Ahórrate los detalles, sólo digo que ahora no la reconozco
- La ciudad ha cambiado, yo he cambiado – suspiro con hondura
- Y yo rondaré los 118 años, probablemente – ironiza Mariano con una pregunta obligada en sus labios
- ¿Que qué estás haciendo aquí?, pronto te pondré al corriente, ningún caso que reclame tu perspicacia o sí, quizá sí
- ¿Y no podrías traer a María?, me aburres
- No seas gilipollas


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Un monaguillo rubio, espigado y pecoso, aparece en el campanario y le da a Julián un susto de muerte. Ha subido la escalera, presuntamente, al galope y no puede casi articular palabra.
- ¿Qué hace usted aquí? – tartajea entre profundas aspiraciones y espasmos
- No te asustes, chico – Julián intenta calmarle todavía con el corazón agitado - sólo estoy mirando la ciudad y hablando con mi amigo
- ¿Con quién? – aúlla el rubio rotando con la mirada el contorno de aquella superficie de poco más de dos metros de diámetro
Mariano se da cuenta de la metedura de pata y sonríe mientras Julián intenta justificarse. El rubio duda entre enfrentar la situación o bajar las escaleras de cuatro en cuatro.
- Me ha dicho el cura que baje usted – acierta a decir con claridad – para subir hay que pedirle permiso
- Dile que me perdone, por favor pídele permiso en mi nombre – dice Julián con solemnidad para no poder remediar reírse a carcajadas – no, no, mi intención no es tirarme, ¿eso cree?, dile mejor que necesito inspirarme, que sólo necesito este maravilloso paisaje para inspirarme
El rubio recula y está a punto de despeñarse. Julián intenta cogerle y sólo logra que salga como perseguido por el diablo.

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- No he escogido éste lugar al azar, Mariano. Aquí, hace tiempo, viví un sueño muy revelador. ¿Crees en la reencarnación?
- ¡Hombre!, dadas las circunstancias, pues sí, no me queda otro remedio
- ¿Ves?, allí, en esa escuela frente al ayuntamiento estaba el castillo, ¿recuerdas a Pepón? – divago sin ton ni son
- ¡Hombre!, “Pepón” me soplaba mucha información a espaldas de “Cohete”; es mi mejor amigo, ¿qué le ha ocurrido?
- Nada, no te preocupes, sigue vivo y coleando en mi memoria
- Te hemos dado mucho chance juntos, podrías traerle, él era realmente quién...
- No, no, vendrá en cierto modo pero sólo necesito a uno; tú asumirás su papel, yo haré el tuyo, por una vez yo seré yo
- ¿Vas a quitarte la máscara?, ¿para qué?, ya me tienes a mí para eso
- No sé quién soy, Mariano, llevo años viviendo perdido sin saberlo. Creo que hubo un tiempo en que fui normal, una persona como tú
El cielo es como un pliego azul, sin una mancha; el perfil de los cerros, el garabato de un niño.
- ¿Sabes que mi mujer está a punto de dejarme..., que quizá ya se haya ido..., que va a llevarse a la niña?..., ¿sabes que amigos quedan pocos..., que ya no quedan?
- ¿Cómo voy a saberlo, Julián?, además soy soltero, no sabría aconsejarte y de amigos, ya sabes
- Estoy cerrado, Mariano, tanto que no logro verme; me he cegado con mis libros y lo he pateado todo alrededor, lo de mi mujer no tiene solución, ya viene de lejos, me importa aunque sabré superarlo pero no logro centrarme, no sé qué escribir y eso no, eso sí que no
- Has escrito demasiado, demasiado sobre lo mismo. Tienes tu público, Julián, pero también existen otras cosas, otras gentes. Tú no me sacaste de aquí pero me enseñaste a estrujar los libros, el mundo está en ellos, un mundo que no se está quieto, que es como una bola de nieve que no para de rodar y crecer


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Julián lo sabe pero le cuesta reconocerlo; Mariano ha sido una mina a cielo abierto, un hallazgo tan poco imaginativo como efectivo en las ventas, toda su literatura ha girado en torno a él y cuando quiere evitarlo no puede o no sabe hacerlo. A lo mejor nunca ha sido un buen escritor y lo descubre ahora que necesita demostrárselo a sí mismo.

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Miro a lo lejos sin mirar nada.
- Tengo un encargo – digo con gravedad – bueno, no realmente un encargo, es un reto, quizá no demasiado importante después de lo que hemos vivido juntos pero sí muy importante por eso mismo. Es diferente, algo que no disfruto, o sí, porque me hace pensar. Lo nuestro nacía sin esfuerzo, sin guión previo, pensaba en ti, recreaba mi pueblo de niño y desvirtuaba a mi antojo cualquier suceso que aparecía en El Caso. Era fácil, como un fruto que sólo tienes que agacharte a cogerlo. Esto no, hay un patrón pero no es una historia, hay que crearla y no logro dar un paso firme, es otra época, reciente pero que no he vivido, y personajes reales, tres personajes como tres caminos a seguir, también una mujer – suspiro - un personaje anónimo, enigmático
Mariano queda pensativo. Yo resoplo, liberada parte de mi carga, y enfoco un paisaje distorsionado para centrarme en la densa humareda de dos cerámicas que se entrecruza creando divertidas formas. Río y espabilo a Mariano de su hipnosis.
- No sé qué hago aquí – susurra pesaroso – no te diré nada que no sepas
- Para empezar me das compañía y eso no puedo pagártelo
Sé lo que le ocurre, le conozco bien, no le gusta verse relegado, pero yo me cuestiono y me aguanto, cada palo que aguante su vela.
- ¿Y qué es eso, esa base de la que debes partir? – me dice, sé que sin ganas
- Una foto, Mariano, una foto


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Julián oye un tropel de voces y pisotones en el hueco de la escalera y se asoma.
Mediada la subida ve varias manos aferrándose a la baranda de obra y una de ellas con la inconfundible manga negra. Es Don Manuel, el cura, que grita y los monaguillos que detrás de él le empujan ayudándole a subir.
Don Manuel está gordo, muy gordo, se le sale el corazón cuando cruza de punta a punta el plano a nivel de la iglesia y en ésta escalera de caracol, claustrofóbica, de cincuenta escalones, al menos, sin un sólo rellano, está a punto de saltarle en pedazos.
Julián le conoce, le casó, bautizó y dio la comunión a sus hijos, tuvo una estrecha relación hace años cuando censuró abiertamente uno de sus libros en que Mariano desvelaba el enigma de las decenas de nichos de recién nacidos que hay en los sótanos de la iglesia, poniéndole nombre y apellidos a las madres, ficticio claro, y a algún padre, es un cascarrabias, está anclado al tronco más radical y milenario de la institución, y lo demostró de la manera más abyecta y anti sistema, voceando en su púlpito como un verdulero.
Al final se dieron la mano, una mano fría y fofa, y se ofrecieron una falsa sonrisa, el libro estaba publicado y tuvo que tragar aunque siguió alentando a los fieles a apretujarlo al ostracismo. Logró el efecto contrario porque la fibra más sensible y a la vez punzante de la gente está en el morbo y, ¿por qué no?, en destapar la olla del pasado más vergonzoso.
La novela fue un éxito aunque no ha sido, ni de lejos, uno de sus mejores casos.

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En el bolsillo de la camisa tengo doblada la carta.
Saco el folleto del interior, lo abro y vuelvo a leer las bases del certamen, vuelvo a mirar la foto impresa, observando gestos, a la modelo, impávida, cabizbaja, hermosa, a los pintores, expectantes, pacientes ante el instrumento que obligará a los nuevos genios a descubrir otras tendencias, ante su amigo, un maestro en plasmar la sencillez más realista. Me recreo en el claroscuro del estudio, en el diván, en los trajes de época, en la fijeza del maestro buscando el plano perfecto, y pienso en el maravilloso doble sentido de la foto, en esa foto que muestra los entresijos de la verdadera foto para ser ella en sí el más importante y valioso documento histórico. Entonces vuelvo a pensar, vuelvo a ver en un haz de luz de mi mente nebulosa una de las respuestas para el verdadero motivo que me ha traído aquí, a éste campanario de ésta ciudad, mi ciudad, que a lo mejor no es la que debería ser pero sí la que siempre ha sido y quiero que siga siendo.
Mariano frena en la modelo, le encantan las mujeres, siempre ha sido un salido, por eso no le he casado, bueno, reconozco que también porque yo ya sé lo que es estar casado.
- El tiempo se detiene en el estudio del pintor granadino Jose María Mezquita mientras observa junto a Jose Mª Rodríguez Acosta como Arturo Cerdá, inclinado tras su cámara fotográfica a la modelo; ella posa sentada en un diván, desnuda, cubierta con unos velos ... – lee y se eclipsa de nuevo – ... me recuerda a María
- Quizá lo sea..., puede serlo... – me animo al verle involucrarse
- ¿Para qué? – me corta – además, en 1.907 yo tenía ocho años y ella no había nacido; que diga me recuerda no quiere decir que desee que sea ella en otras circunstancias
- Ocho años bien podría ser un bonito principio para una historia, ella podría ser tu hermana, una vecina, o un amor platónico grabado a fuego en tu corazón en las sesiones de pintura y fotos en el estudio de tu maestro Jose María, donde trabajaste hasta los doce años
Me estoy mintiendo y sonrío.
- ¿Eso es lo que tienes?, joder, Julián, es un asco, no logro digerirlo. Quieres quitarme de en medio y no me sueltas, quieres huir de mí y te acercas con los brazos abiertos, yo te ayudaría, ya sabes, por ti haré lo que sea, te lo debo todo, pero tengo mi prestigio, no puedo exponerlo en una aventurilla sin ninguna garantía de éxito
- El acomodo es un cáncer siniestro – resoplo
- El acomodo es una cama tras un largo viaje, un botín de guerra, un tesoro para el conquistador, yo me lo he ganado, ¿qué sentido tiene volver a andar lo andado?
- La disyuntiva es la misma, yo tampoco lo deseo pero sí lo necesito
- Es un terreno farragoso..., no tienes por qué hacerlo
Espero. Estoy un momento en silencio antes de continuar.
- Tengo la historia, he pensado mucho en ello, no una historia al uso ni esa tontería que te acabo de decir, ni necesito tu presencia en ella, sí la mía. Es una historia sobre los entresijos de una historia, como la foto, como plasmar la cotidianidad, lo natural o absurdo que conlleva a veces crear una historia
- Vas a volverme loco
- Cerdá fue un genio en eso, en plasmar la cruda realidad, mostrarla sin palabras. Sus fotos hablan, no hay paisajes hermosos y deshabitados, hay personas en ellos, familiares, amigos, personas laboriosas y empobrecidas, todas amoldadas a su suerte, retratos fidedignos, sin poses risueñas; él percibía la belleza en el devenir cotidiano de las gentes y lo copiaba sin interferirse, pero no en ésta foto y es lo que me hace pensar, no sé si me entiendes
- Pues no, la verdad
- Tengo la historia y de algún modo estoy presente en ella, por eso debo escribirla, y debo estar presente, quizá sólo como escritor, tal vez como protagonista indirecto, eso espero, y contigo Mariano, mi buen y único amigo cerca, sólo por si acaso
- ¿Quién necesita verte?, un escritor es lo que escribe, ¿a quién le importa el resto, tus problemas, si te abandona tu mujer, si estás deprimido y solo, si no tienes a nadie?
- Algo tira de uno y obliga a regresar a esa puerta que quedó cerrada
- Lo pasado pasado está para lo bueno o lo malo
- Aún no lo entiendes, busco un clavo ardiendo, un motivo que me haga desistir de la idea macabra que ronda en mi cabeza, también del deber que me he impuesto, y necesito verme, ver si queda algo que salvar, mostrar la bondad o la miseria que encierro, crear mi aciago personaje, vivirlo o mostrarlo, intentar averiguar qué o quién soy, en qué me he convertido, si mi vida merece la pena
- Creo que has olvidado vivir. Vivir, Julián, así de simple y de terrible – dice mirándome con una pena muy honda, pero se rehace - ¿Y esa historia?, desgráname algo


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Don Manuel asciende al campanario bufando como un toro y sudando como un chubasco de verano. El monaguillo rubio que está blanco y ojeroso después de dos subidas extenuantes se escuda en él porque no ve el tema muy claro, por el contrario el otro, un jovenzuelo moreno y pequeñajo, ríe tomándolo a guasa.
Don Manuel acompaña cada sílaba de una ventisca disonante y un genio de mil demonios.
- ¡No, no, no consiento que lo hagas en mi iglesia!
Julián percibe el color amoratado de sus párpados, la cara roja como un tomate e intenta calmarle. Intuye que está a punto de darle un síncope. Ha dejado de gritar y es mala señal. Julián agarra sus brazos abiertos y le abraza para sentarle. Forcejean y el rubio huye escaleras abajo temiendo lo peor. El moreno mira y calla. Mariano tampoco dice una palabra. Al fin logra sentarle y le abanica con la carta. No es suficiente. Parece algo serio.
- Corre y avisa al médico – le dice al chico moreno
- Don Manuel ha avisado a los municipales – grita el rubio a una distancia prudente – no tardarán en llegar
- No, el médico, el medico – grita Julián
- No vas a hacerlo en mi iglesia, en mi iglesia no, en mi iglesia no – sigue resoplando el cura
El monaguillo moreno sale a la carrera, el rubio mira de lejos.
- ¿En serio has subido aquí para tirarte? – le pregunta Mariano
- No - responde Julián – eso sólo era un posibilidad, un último recurso; también un reclamo
- ¿Cómo dices? – pregunta el cura con un hilo de voz
- No le hablo a usted, es a Mariano
- ¿Mariano, qué Mariano?
- Sí, Mariano. Le conoce. Fue quién destapó el tomate, el personaje de todas mis novelas, hoy mi mejor y único amigo
Don Manuel apoya la cabeza en la baranda de piedra y afloja sus brazos, el rubio baja unos cuantos escalones más por si acaso.

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- De todos los ingredientes creo que sólo falta la historia – me insiste Mariano
- La historia, sí, claro – digo regresando a lo mío – La tengo aunque no sé, no sé..., por otra parte ¿qué puedes decirme para que no logre lo que quizá también he venido a hacer?
- Ya sabes que no me gustan los finales tristes. Que yo recuerde a ti tampoco
- Te mentiría si no te dijera que tengo un as en la manga, que al mismo tiempo estoy a verlas venir
- ¿Lías más la madeja?, ¿estás sin estar, quizá lo hagas sin hacerlo, tienes una historia que no es una historia?
- Sí, tranquilízate. ¿Conociste a tu padre?
- ¿Mi padre? – se desespera - no recuerdo que ese dato haya aparecido, o sí, sí, levemente en la primera o la segunda novela, decías que era un maltratador, que destrozó la vida a mi madre, que marcó mi agrio carácter y mi aversión a la figura del padre, de cualquier padre
- Algo así. Creo que es hora de conocerle. A él no te importará cederle el puesto
- Sigues sin alejarte de mí
- ¿Acaso crees que puedo?, ¿crees que no lo intento?, no es fácil, ese es el verdadero problema, has sido todo para mí, he sido tanto tú, tanto, que cuando he regresado a mí no logro centrarme, estoy tan disperso que no logro unir mis trozos
- ¿Y quieres tirarte para que alguien ponga cara a tu nombre?
- Por una vez yo podría ser yo aunque ya he dicho que sólo es una posibilidad y que tiene un doble sentido
- Y bien, mi padre, ¿qué pasa con mi padre?
- Tu padre es el personaje central de ésta historia, el personaje para el que construiré una trama, una trama real, una historia real que sólo bulle por el subconsciente, una historia intemporal, hermosa, absurda, terriblemente hermosa y absurda


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Lápiz y Bolilla hacen buena pareja. Quince años pateando las calles han logrado, como en la obra cumbre cervantina, que dos físicos tan dispares y atípicos sea imposible imaginarlos por separado. Ambos son solteros e inseparables en su vida privada para mayor énfasis en el concepto pareja.
Julián les conoce desde siempre, por eso no le sorprende sino le alegra – ya le había avisado el rubio – ver a Lápiz entrar en escena dando un salto como un galgo al coronar el campanario mientras Bolilla anda por los primeros escalones resoplando.
Lápiz no es tan efusivo con Julián y frunce el ceño al ver K.O. a Don Manuel sopesando al tiempo sus dos facetas posibles y acorrala e intenta reducirle antes de que también le ponga a él patas arriba.
- ¿El cura está vivo o muerto? – grita con la mano hurgando en la funda de la pistola– ¿El cura está vivo o está muerto?, ¡Eh, eh, eh!
- No te equivoques, Lápiz – gruñe Julián intentando en vano zafarse de aquel esqueleto con uniforme
- No ha sido él, le ha dado un ataque – dice el monaguillo rubio y pecoso asomando la cabeza pero con el cuerpo mirando para el otro lado
Lápiz frena su ímpetu, mira con algo de asco a Julián – el normal – y se acerca a auscultar al cura. Don Manuel tiene los ojos abiertos y no puede mover un músculo.
- ¡Joder, joder, joder! – grita Lápiz dando dos o tres vueltas sobre sí mismo - ¡Un médico, un médico!
- Ya, ya, ha ido a avisar el monaguillo – le dice Julián dándole unos golpecitos en el hombro - ¿Y Bolilla?
Bolilla está llegando pero de qué manera. El rubio le ayuda a coronar, saluda acongojado y maniobra para sentarse al lado del cura. Tiene los párpados amoratados, la cara roja como un tomate; quiere hablar pero sólo sopla, sopla, sopla...
- ¡Otro médico..., un médico, joder, Bolilla, joder, joder!, ¿tú también? – se desespera Lápiz y corre escaleras abajo porque no se fía del monaguillo moreno que es su primo y sabe que se emboba en el escaparate de la esquina mirando los juegos para la Play
El monaguillo rubio recula.
- Dios mío, Julián – revienta Mariano – esto es para partirse el culo

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Apoyo los codos en la baranda de piedra, saco medio cuerpo fuera meciéndome, mirando a plomo la alfombra empedrada donde podría estampar mis sesos si llegara el caso.
Mariano se acerca y me codea.
- No lo hagas, Julián, morir es demasiado fácil – me suplica
- No sería capaz – digo volviendo adentro, a pisar terreno firme – creo que sólo lo he dicho como acicate para lo otro, ya sabes, tenía que asustarme por si movía algún resorte oxidado
- No lo necesitas, donde ha habido algo quedará
- ¿Tú crees?
- ¡Hombre!, eres Julián Sánchez, el creador de Mariano Medina, ciento diez novelas que se han vendido como rosquillas, a lo mejor no en el ámbito deseado pero sí a pie de calle, en el boca a boca, sin artificio, anegando la comarca, la imprenta de Manolo sin parar de hacer ediciones y Josico, el loco, vendiendo de puerta en puerta, y de eso, Julián, no puede presumir cualquier escritor por muy bueno que sea. Se escribe para vender y les has dado un buen baño
- Si, ya, pero...
- Quieres enterrarte y regresar reencarnado en no sé qué cosa, no puedes, Julián, Julián Sánchez sólo puede ser Julián Sánchez, no engañarías a nadie
- Ya veo que yo tampoco he picado el anzuelo...., ¿entonces, tu padre...?
- Déjale, era un maltratador, mejor no resucitarle
- Pero no puedo. No me place resucitar a los muertos pero en éste caso no tengo otro remedio, todo está relacionado, todos estamos involucrados, pero ¿qué hacer?, tengo dos opciones, una ligada al azar, y otra que no quiero ni pensarla
- El número ciento once me gusta, hace tres meses que no publicas nada, piensa, no te será difícil, para qué marearte
- No. Voy a alejarme de ti por un tiempo pero no me iré del todo, estarás sin remedio cuando hurgue en mi pasado, no es fácil destapar el pasado para nadie, más si es doloroso, por eso necesitaba pensar, encontrarme contigo, buscar un motivo para atraer a mis principales personajes, a los reales porque es a la realidad a la que debo enfrentarme
- ¿Quiénes?, ¿éste guirigay?
- Os necesitaba; pobláis el intríngulis de mi vida, la necesitaba incluso a ella, a ese amor enigmático, ese amor que aún hoy cosquillea en mi corazón
- ¿Viva?, ¿está viva? – pregunta jubiloso
- No te alteres, sólo en cierto modo


////////////////////

Bolilla parece despabilarse.
Bolilla es la antítesis de Lápiz. Es un tipo tranquilo, afable, bonachón, defensor del orden si se deja; recto, íntegro, inflexible en su profesión en la medida en que pueda serlo sin meterse con nadie, pasando siempre de soslayo, sin profundizar en los temas que de eso ya se encarga Lápiz y su afán belicista. Es feliz y procura hacer a la gente feliz para así ser, si cabe, más feliz.
Sólo a veces es gruñón y tiene fobia a los curas (nadie debe ser perfecto) aunque Don Manuel sea caso aparte, “Éste tiene de cura lo que yo de municipal”, suele decir cuando llega su hermana Felisa cachonda del confesionario (dos o tres veces por semana). Le aprecia aunque sólo sea por ver a su hermana, “La Machorra”, la llama con cariño, un ratito feliz.
Por eso da un respingo al ver la sotana rozarle pero se relaja al ver quién la habita aunque queda perplejo al examinarle la cara.
- ¿Qué le ocurre? – le pregunta a Julián – tiene la boca torcida
- Parece una trombosis, quizá un infarto, han llamado al médico
- ¿Y tú, qué haces aquí? – pregunta comenzando a recordar el motivo de su nefasta escalada – nos llamaron diciendo que pensabas tirarte
- No, no, eso era antes, ya no
- Mejor, despanzurrarse es absurdo, debes tener paciencia, todo llegará por su propio pie – dice con cachazas, luego pone cara de alucine y pregunta: ¿Y para cuando la próxima novela?, ya he desollado la última, amigo, las he comprado todas, bueno, sin más remedio que hay que ver lo pesado que se pone “Josico el loco”, no, en serio, me gustan
- Gracias
- Aunque para los municipales más tontos de la galaxia, “Cohete y Pepón”, sé quienes te hemos servido de modelo, y sé que a Don Antonio el cura, “rigurosamente gordo” como escribes le tengo aquí sentado a mi lado, y que Mariano Medina eres tú calcado, vamos, sin dudarlo, y María, ¿María?, ahí es donde no me cuadra..., porque ella no es tu mujer ni de coña
- María, María – suspira Julián alejándose por el matorral de la memoria
- ¿No será aquella de la foto, aquella que me enseñaste hace años, que no se le adivinaba la cara, que estaba desnuda y de buena que te cagas?
- La foto, la foto – recuerda Julián extasiado, perdido en el horizonte – esa foto, Bolilla, que me enseñó mi padre antes de morir. Estaba solo con él en su lecho de muerte y me pidió que abriera su cartera y se la mostrara, quería verla por última vez, me dijo que estaba enamorado de ella
- ¡Vaya con Don Anselmo!
- Era un amor platónico del que no pudo o no quiso zafarse, esa foto, me dijo, era como una alfombra mágica que le llevaba a los recónditos lugares de sus sueños. Se obsesionó con ella aunque nunca intentó averiguar quién era, aunque nunca supo su nombre. Mi padre fue un maltratador, Bolilla, un hijo de puta que obligó a mi madre a suicidarse, quién marcó mi vida para siempre, aquel a quién mato en cada entrega, a quién pateo las tripas en cada novela. Ahora debo resucitarle, resucitar un amor que también a mí me ha hechizado..., que sigue vivo en mí, un amor que no pasa ni un solo día en que no le dedique un pensamiento
- Curiosa herencia – apostilla
- ¡Mi padre, mi padre!, ¡joder!, y para colmo me juró que había amado mucho a mi madre, supongo que a su manera. Me dijo que eran dos amores diferentes, que no se interfirieron nunca
Julián abre su cartera y saca una foto destrozada por el tiempo.
- La llamé María, tu eres el primero en saberlo
Luego abre la carta y le muestra emocionado la foto del folleto.
- Es ella, Bolilla, es María, mi María, estoy seguro
Bolilla coteja las fotos y mueve la cabeza corroborándolo.
- ¿Vas a escribir realmente sobre ella?
- ¿Crees que debo despertar de mi hechizo?
- Desde luego. Y no lo harás por tu padre, te lo debes a ti mismo

Vuelve a saltar Lápiz a escena. Lanza una mirada felina a Julián, entrañable a Bolilla y se centra en Don Manuel y en el médico, Don Luciano, y su ayudante Manolín que andan renqueando por el último tramo.
Don Luciano corona sus más de cien kilos soplando con el corazón desbocado mientras Manolín se vanagloria de su juvenil vitalidad.
Confirma la trombosis y le da una pastilla con rapidez a la vez que grita a los camilleros, dos nenes a los que parece pesarles el culo. Suben al fin y arrastran a los dos monaguillos con ellos. El monaguillo moreno ríe, el rubio por nada del mundo se acerca a Julián aunque allí nadie puede moverse porque ya no coge ni un alma. Al cura hay que bajarle pero la camilla no puede abrirse.
- ¡Una manta, le bajaremos con una manta! – grita Don Luciano y salen los monaguillos a la carrera a buscarla y Lápiz tras ellos con un afán encomiable
Al sacristán, que había subido a ayudar y asomaba la cabeza como una bicha, le empujan en la carrera y cae escaleras abajo. Es un caos. A los gritos de Lápiz y la algarabía de los monaguillos, el lamento del sacristán que cree haberse roto una pierna, se une el vozarrón de Don Luciano y el cacareo de Bolilla. Julián mira y calla y sisea a Mariano para que guarde algo de compostura.

///////////////////

- ¿Lo entiendes ahora, Mariano?
- ¿Entender? – suspira – claro, claro
- Tenía que despedirme, explicaros mis motivos. Después de esto sé que vosotros no tendréis ningún sentido, no podré regresar, ya nada será lo mismo, ahora debo enfrentarme a otras cosas, a mi padre, debo enfrentarme a mí y averiguar si soy capaz de superarme, si merezco llamarme escritor, debo enfrentarme a ella, a esa cara que no se distingue, a esos pechos precisos, a esos muslos forrados de miel y rosas…, y tengo miedo, me doy miedo, Mariano
- Ahora entiendo que soy un privilegiado. Diste vida a la foto para mí y no sabes cuanto te lo agradezco. Yo también la amo, Julián, y puedo amarla como a una mujer, como a una verdadera mujer, a María la pescadera, en carne y hueso, siempre que te apetezca a ti o a ella
- Ya lo sé, Mariano, ¿cómo no voy a saberlo?


(de "En cierto sentido", relato concurso CERDAYRICO 2006)

domingo, 24 de abril de 2011

UN RESPIRO




IMAGINANDO MIRADAS

Cuando ha de hacer falta, la humildad no es un plato que se cocina y se come.
En este mundo virtual todos seguimos siendo como somos, también como quisiéramos ser, y eso salta a la vista, salvo que no podemos mirarnos a los ojos.
En este mundo virtual una palabra alienta a mil miradas, o las confunde, cuando una mirada acallaría -quizá diera la razón- a un ejército de palabras.
Palabras de hambre de ser muy lejos de ojos bien comidos siendo.
A menudo ser sin verse es sólo ser bien parecido, y es que aunque lo que se escribe suele salir del alma, el alma a veces suele salir a por habas.

SOLEDAD

Mi madre ha hallado en el espejo a una amiga,
y le dice, le cuenta, le pide
que nunca permita que esté sola.

sábado, 23 de abril de 2011

JAQUE

La disyuntiva del ser humano ante un caso de fragante y continuada denigración ha de ser recurrir a la entereza, enrocarse a sí mismo y elevarse como una firme torre a ser defendida con dignidad.
Avanza y recula el acoso al grito de quiero y no puedo. Insiste la sinrazón en ser ogro que genere miedo, o falsa ovejita que genere dudas y tierno remordimiento.

Sólo que algo ha cambiado.

La condición humana no renace desde la ruina de ser. La figura humillada no puede recuperarse plena porque no haya huellas de golpes.
Ahora y en tierra de nadie da un puñetazo sobre la mesa la razón y el orgullo.

Tiembla la tierra. Tiembla el rey.
Jaque.

DOS POEMAS




LOS NUEVOS VALIENTES

No me persigue nadie y así no huyo
a ese lugar
donde los cobardes solo escriben sobre cobardes,
tampoco estoy al frente de nada,
si acaso de mí,
extraño valiente de andar por casa.


A SOLAS

Me arranco la cabeza
y no finjo dolor,
ni exculpo a la herida.

Mi cabeza sigue
donde no estoy,
encendida
de su propia mano,
suicida
por donde sangra
el silencio obediente.

Mi cabeza arde a solas
donde el cuerpo
ya es ceniza.

jueves, 21 de abril de 2011

ARTES PARA SER ARTISTAS

DOS

SAN, O SANTA COMO SE LLAME

Incluso para los ateos
todas las fiestas son sagradas.


A VECES

La soledad
es una mala siembra.

UN PARADO

Ahora resulta que no ver luz ni camino
no es sólo propio de la edad,
que se puede ser ciego con ojos
de poder ver y haber visto mucho,
que se puede ser manco, cojo, enfermo terminal,
con el cuerpo sano como una manzana.
Ahora poder y no poder se unen para ser una fuerza
media situada donde ni puede ni no puede.
Ahora prisionero de uno mismo se puede estar
si la verdadera libertad exige
estar preso de todo, y de todos.
Ahora un parado es otro,
ese que llaman dato del mes, comparación
con el mes anterior, con el mismo mes
del año anterior, menos por su nombre.
Otro más.
Otra paja en pajar ardiendo

DE ESPAÑA

Anoche, en Mestalla, el fútbol le metió un hermoso gol a la política.

Anoche, en Mestalla, el fútbol fue sólo eso, fútbol; un emocionante, competido, equilibrado, hermosísimo partido de fútbol.

Anoche, en Mestalla, las aficiones dieron una hermosa lección de deportividad, tanto la que supo ganar como la que supo perder.

Anoche, en Mestalla, no se enfrentaron dos Españas sino un gran club como es el Real Madrid y un gran club como es el FC Barcelona, ambos de España.

Y eso a pesar de lo que manipulan cuatro degenerados.

martes, 19 de abril de 2011

DESPOTRICAR

La mayoría de las personas suelen ser valientes cuando enfrente hayan a un enemigo pasivo o indiferente. Así pues, suelen dar pasos al frente, gallear, alentar a nuevos valientes a avanzar en cruzadas contra todo y contra todos.
Y de vez en cuando tocan a las tradiciones.
Todas las tradiciones son discutibles, es cierto. Desde sacar a un santo a la calle, a matar un toro en la plaza, a tirar una pava desde una torre. Todas fueron impuestas en su día, sentaron cátedra, las abrazó el núcleo del pueblo, y todas legalmente y en democracia tienen puntos flacos por donde atacarlas e intentar erradicarlas.
Hasta ahí bien.
Ahora y ante la cercanía de la Semana Santa –con mayúsculas- proliferan los que despotrican contra el rito y sus fieles llamándoles finamente todo lo inimaginable, abogando por sus derechos, por la libertad de coarta el no poder hacer una vida normal, es decir, no poder circular libremente por las calles, la innecesidad de presenciar a una multitud enfebrecida, de soportar ruidos a deshoras, la desgana de comulgar con el ambiente, el olor a cera y el chirrido de los neumáticos en el asfalto, entre mil excusas válidas ,y además la libertad que se coarta a sus hijos al imponerles que participen en una procesión previa junto a sus compañeros de clase, y en fin, bla, bla, bla…

Bien, obviando leyes, de tú a tú, siendo serios, y como mínimo razonables:

Quién da un paso al frente y pide respeto a sus creencias, equivocadas o no, ha de hacerlo respetando las creencias de los demás, equivocadas o no. Y punto.

Quién tiene ideas contrarias, legales y legítimas, a las de la mayoría de las personas de un país, región o comunidad, y intenta inculcárselas a sus hijos sólo está imponiéndoselas, o sea haciendo a sí lo que critica.

Primero, señores y señoras, respeto a la libertad de decidir –incluso de sus hijos-, y luego si así no lo quieren indiferencia. Háganme caso, téngannos la más absoluta indiferencia.
A mí me vale.

Por cierto, mi vocación por la Semana Santa en una escala de uno a diez rondará el tres o el cuatro.

lunes, 18 de abril de 2011

RESPETO

ROPAS DELATORAS

Visten los cuerpos
y a la vez los desnudan.

RETORNO

Al calor de los días
que abandonaron a la esperada muerte,
al calor de los lugares fríos
que aún conservan su rareza,
al calor cómplice de sol mismo
que besa en paz las zonas blancas,
al calor de las tardes
donde empieza mar y olvido,
van los ojos huérfanos
viendo en derredor voces azules,
lluvia de encender la vida.

sábado, 16 de abril de 2011

DOS HERMANOS

Da igual en dos que en cinco, pero en cinco si falla uno quedan otros, mientras que en dos si falla uno no queda ninguno.
Yo vivo de cerca –no en mi sangre sino en mi carne- eso de no tener ninguno, pero ninguno habiendo. Y así estando no se tiene y sirve acaso para joder la vida, para incordiar, para saber que está como si no estuviera. Y mal asunto es haber de juntarse obligados hasta que de el kilo la que creó la desgracia de traer al mundo derecho y torcido, blanco y negro, jamón y tocino, perro y gato, tuerto y ladeado, macho y hembra, para también su desgraciado sufrimiento.
Cariño que le salió pleno y fue cortado con un hacha diferenciando y no precisamente por la mitad. Los problemas siempre nacen de la madre. Y este por doble motivo.

TODO A CIEN

BAZAR

Lugar donde el made in China
no sorprende.

COSA

Parece pero no,
es la misma pero otra.

BARATA

Las baratijas siempre harán
a lo bueno barato.

EN CANTIDAD

Mucho de todo
que es poco y para nada.

SIN CALIDAD

Aprecio
hacemos al precio.

CAZADOR CAZADO

Sin duda me encuentra
lo que no busco.

PASEO RARO

Voy por ver
y vengo a traer.

PRECIO

Artículos con garantía
de rotura.

POR PONER, UNA LLAVE

Una llave inglesa hoy
es un hierro mañana.

NATURALEZA INTERIOR

Caminos de fábrica,
paisajes en lata.

CHASING PAVEMENTS

viernes, 15 de abril de 2011

LA CASA EN CALMA

Al fin solos, que dijo el recién casado,
también yo que llevo casado veintisiete años.

En el cuarto queda la penumbra sin orden,
queda luz de limpiarnos la cara.
Está la puerta entreabierta y nada impide nuevos
calores.

Estás dormida, tanto que asusta.

Tras las murallas de mi oído
aún resiste sin opción el murmullo.

jueves, 14 de abril de 2011

EL DIN Y EL DON

Hace bastantes años, diría veinte, construí una bonita casa en un lugar céntrico de Bailén.
Poco tiempo después, recién habitada, me llamaron sus dueños para opinar sobre la pintura y el mobiliario. Sólo pude darles la enhorabuena por la sabia elección , todo acorde a la calidad de la casa, salvo el coche, un R5 que no dudé en decirles que desentonaba un poco.
No habían pasado dos meses cuando volvieron a llamarme para mostrarme un cochazo de la época y preguntarme: ¿Qué, ahora si va el din con el don?.

Viene esta anécdota a razón de lo que vive Bailén en estos momentos: una absoluta ruina empresarial en todos los sectores, una tasa de paro sobre el 30 %, la nula esperanza de que esta crisis acabe con prontitud, el agobio por las nuevas subidas en todos los productos y necesidades básicas, y entre ellas el combustible, las hipotecas…, sin olvidar la presión fiscal: la cercanía de la contribución urbana, de la declaración de la renta, la proliferación de las multas de tráfico, en fin, un general dispendio, una absoluta llamada a la desesperación, y en cambio ¡oh, sorpresa!, -y para alborozo de un sector que se las prometía de muerte súbita con la reciente ley del tabaco- encuentro que un día sí y el otro también están todas las terrazas llenas.
Está bien que la gente salga y se divierta, quedarse en casa sólo agrava la tristeza de muchos de pensar lo que tienen encima, pero yo les pregunto: ¿Va el din con el don?.

ERASE UNA VEZ

Porque estamos en la sola fiesta del latido,
late y late todo lo que despierta y baila
esa cosa extraña que perdió la costumbre:
amanecer, paz, libertad, vida…

miércoles, 13 de abril de 2011

EL DÍA DESPUÉS

Acaba una vida y empieza otra,
la que nace a vivir de nuevo.
Acaba una vida maltrecha,
repleta de miedos y huesos,
y sigue la que abre el puño cerrado
soltando la flor consumida,
los días perdidos sin aire.
Acaba y nace la que aún busca
y ya no existe, sumida
en la desmemoria, el cuerpo
que dibujan sólo los ojos de la costumbre.
Acaba durmiendo y nace
a dormir el olvido como lluvia,
como voces en el pozo de los deseos,
como un ladrido, sin una lágrima.
Acaba agotado y nace
el agotamiento, hoy, a la nube de los sueños.

BLANCO Y EN BOTELLA

No había nadie y son un montón.

Eran llamadas de teléfono, preguntas
en la calle, visitas de cinco minutos
y ahora todas vienen, se sientan
a esperar a la muerte. Hemos
dejado la puerta abierta para que todas
entren y salgan como de su casa.
Y hablan, gimen, lloran, opinan o callan,
incluso hacen llorar. Se les ofrece
magdalenas, vasos de leche, de agua,
Nolotil, o lo que quieran,
aunque esto no sea una fiesta.
Se les pone la tele bajita,
se les chista para que bajen la voz
una y otra vez. La mayoría
logran rememorar recuerdos,
y sin darse cuenta dolores de cabeza.
La mayoría mira su reloj con disimulo
y piensa en la excusa, la frase idónea
para marcharse. Luego,
al caer la tarde, volvemos a quedarnos los justos,
y completamente solos para pasar la noche.



lunes, 11 de abril de 2011

ENTONCES

Entonces acabo
si empiezo muriendo.
Morirme donde soy si caigo
derrotado al albor de mi creencia.
Morirme sin nacer
ahora que nace el mundo.
Sin oasis ni espejismos
habitan mis desiertos hambres
de jóvenes miedos. Fuerza
que se hace contemplativa.
Sombras y delirios.
Cruzando
el horror ya no me asustan
los fantasmas ni la suerte.
Entonces comienzo
si acabo diciendo.

(de "Otro lugar en mí", 2009)

CORAZÓN DE ORO

Esta canción la escuché por primera vez en Ubrique, en la máquina de discos de un bar, a mis catorce años.
Era 1972 y ya ha ha llovido, pero no para ella.



Corazón de oro

Quiero vivir,
Quiero entregar
He sido un minero
Por un corazón de oro

Son estas expresiones
Que nunca digo
Las que me mantienen buscando
Un corazón de oro.

Y me estoy haciendo viejo.
Eso me mantiene buscando
Un corazón de oro
Y me estoy haciendo viejo.

He estado en Hollywood
He estado en Redwood
Crucé el océano
Por un corazón de oro.

He estado en mi mente,
Es una línea tan delgada
Que me mantiene buscando
Un corazón de oro

Y me estoy haciendo viejo.
Eso me mantiene buscando
Un corazón de oro
Y me estoy haciendo viejo.

Me mantienen buscando
Un corazón de oro.
Tu me mantienes buscando
Un corazón de oro.

Y me estoy haciendo viejo.
He sido un minero
Para encontrar un corazón de oro.

sábado, 9 de abril de 2011

SIN PRINCIPIOS

Ojos que buscan ojos son ojos a la deriva
en el mar de ojos hundidos o solos.

Son ojos que buscan en lo palpable
un camino pasado pero no recorrido,
el momento años atrás de la blancura de elegir,
la fogosidad carnosa que ascendía los primeros escalones,
sus noches de niño sin huesos.

Pero ya no será así el resto de la vida.

No son finales las dudas en el laberinto
de vivir.

Lo que encuentran así los ojos
son brazadas a una remota playa.

(REPEAT) ABUELO Y NIETA




Dos caminos de la mano
que sólo va a separar el tiempo




viernes, 8 de abril de 2011

LA LLAMA

Ando en muchos caminos,
también en remotos dones que despiertan sin hastío,
vivo las horas del día tan lejos como viven,
y al regresar otra vez las tardes que las acarician y humean.

De nuevo
hay infinitos instantes en cada paso que no le acompañan,
una caprichosa canción que cambia el ritmo por momentos
al monótono silbido, a su paz de décadas,
hay un discurrir lento y preciso que conduce al ser
por donde tiembla de frío, a pesar de su aspecto riguroso,
un quererse inexplicable, una nueva tela de araña.

Ya no ando al modo que acaso sepa,
ya no al de tanto tiempo complacido,
no al del monstruo cazado, ni al de su furia encantada,
ya no al de los sueños, que cedí a los que me siguen y sueñan,
sino al de la llama confusa
que, según la dirección del aire,
vuelve a quemarte, vuelve a quemarme,
o vuelve a quemar a nadie.

ESPIRAL

Primero fue tu mujer,
más tarde fue tu hijo quién te dio la espalda,
hoy te echan de tu casa.
Sigues dando vueltas
y ninguna hacia afuera.
Te acercas al punto fijo:
cualquier ladrillo en el muro.
La nariz frente a su frío,
los ojos ante la nada.

jueves, 7 de abril de 2011

JANITO

DE OGROS

(Cuando un jefe se convierte en un ogro le suelen salir Príncipes Valientes).
J. R. L.


“Soy el jefe y aquí mando yo” sería una frase correcta si el tono no rozase el grito y la intención no elevara al jerifalte a la categoría de monstruo en vía de pisar a un gusano.
La autoridad es un derecho del jefe y la escala de valores que le ofrece infinita. Queda pues a su buen criterio o memez andar del color blanco al gris –soportable- o al negro –negrero- o pasar la triste barrera que conduce al nivel rojo –hijodeputa-.
Situaciones creadas que, positivas, pronto hayan el advenimiento general y en teoría –del nivel blanco transparente se abusa- se lo premian con esa alegría de estar que resalta en modo productivo, o, en caso negativo, va derivando, por la tensión, el malestar, el sinsentido, a un paulatino enfrentamiento –en la sombra- y que sólo provoca el producir lo justo, y menos.
Las dos frases favoritas del dictador:
1.- “Tú no eres aquí nadie”. Ésta es un insulto que les pone sobre la mesa un espejo donde deberían ver la clara evidencia de quién es de verdad nadie para decir eso a nadie.
2.- “Si te interesa bien y si no ya sabes”. Mucho más común este es otro insulto que normalmente va dirigido a los pollos del corral y nunca al gallo.
Mundo de Yupi, de padrino, de señorita Rotelmeyer para demasiado déspota, tirano, dios de pacotilla, y tiempo aciago –por la crisis- para la frase favorita, “métete la empresa por el culo”, de los que han de seguir soñando con el día de dar un puñetazo en la mesa.

SIN FLOR Y NATA

Estoy bien así,
a modo de ir matando poco a poco
este tiempo y su ruina.

Sigo donde el último
de los no vencidos puede ir ganando
uno a uno a los demonios
de la desesperanza y del desastre.

Ahora que el camino
es la muerte
o tormenta todo el año,
que todos acechan, tiemblan
como niños, cruzo por los desiertos
que me hieren, entro al laberinto
que conozco de otras veces,
lugar de abajo que de principio
nadie quiso.

miércoles, 6 de abril de 2011

SUDORES FRÍOS

Pasado de sobra el brío de aspirar
a construir el mundo,
trabajo para vivir
y escribo para no morirme
con polvo en las manos.

Hay un mundo que es necesario,
y otro que desea ser necesario.
Nada tiene que ver uno con el otro,
es más, uno empieza cuando acaba el otro.

Suda la piel
y luego el alma.
Primero hago
y luego digo qué hago.

lunes, 4 de abril de 2011

MANERAS

Yo intento construir cada casa
al modo de aprender del ingenuo
aunque a menudo sólo acabe haciendo lo que sé.

Crear es seguramente nada,
ponerle título a una idea
y ver qué pasa,
ser más de lo que se es
con la innecesidad
de por medio,
a lomos, dicen, del saber que no ocupa lugar
pero sí tiempo del amor al arte.

Hay maneras que no se rinden
y mueren sin pena ni gloria,
otras merecen la pena.
A un valiente o un loco
lo hallarán siempre en primera línea
y pregunten, pregunten,
que sea uno u otro
no sabrá decirles por qué.

DE VISITA

¿Para qué quiere un puente un río?.
¿Pero como que crea nubes la conciencia?.
¿De verdad existes como no te hallo?.

No puedes regresar donde no has estado nunca,
es verdad,
sino sólo venir, seguir viniendo, como si te fueras.

domingo, 3 de abril de 2011

CHIMENEA DE PAQUILLO

HIMNO

La ropa está en los tejados de la indiferencia
junto a todo lo logrado con sudor
y que tampoco sirve para nada.

Queda espacio al alcance del oído,
lugares infinitos que impiden dar un paso,
los falsos amigos son los nuevos dueños,
en la razón nada sabe ni concuerda.

Mirar atrás descubre los sueños tras los cristales,
ojos amargos de no ser capaces,
el árbol con la fecha de la alianza,
dos nombres en un corazón ensartado.

Mirar delante tiene frases de tocar madera,
miradas de buscar nuevas miradas,
aquí queda una maleta, en la mente algún amigo,
el conductor que pregunta adonde, de fondo
las montañas nevadas de días felices, el cielo azul
como si nada...
- Espere, espere, que lo piense...

AGONÍA

La carne que se diluye
deja un cuerpo vacío
al amparo de sus huesos.

La pregunta es inútil,
y la sombra en los recuerdos.

Te acaricia la desesperanza,
la crueldad de la agonía,
no quedan pasos, ni palabras.

Se abren grietas a lo invisible.
Son cuchillos de luz.

Quién bien te cuida
sólo sufre porque bien te quiere.

EL PARO

¿Quién habla hoy del paro?.

¿A que parado le importa Zapatero, su marcha, o las nuevas primarias?.

El paro, señores, sí, el paro, la ruina de la economía media española y de la que nadie habla.

Cinco millones de personas, cinco millones de dramas y no las noticias que deliberadamente le hacen sombra.

Que hablen del paro, que ofrezcan soluciones y no nuevos candidatos, delfines todos de su nefasta política, continuadores de más de lo mismo.

Que ofrezcan medidas que reactiven la economía y dejen de buscar temas mediáticos que las acallen.

PILARES

El agua vuelve a su cauce
para las palabras incomprensibles,
esas que asaltan heridas
mientras que todo se desborda.

La paz no es la cima de los cuerpos
aunque lo repitan despiertos y cansados.

Un amor etéreo está bien para los ojos
pero no alimenta las carnes ni los huesos.

En la confianza arde la pérdida.
Y sin proponerlo torturan las sombras
con gestos que no habitan en el corazón.

Es lo de siempre. Cede el dique,
pasa el agua retenida. Corre
hasta llegar a la altura
de lo que no tiene ninguna importancia.

(de "Dust in the wind)

sábado, 2 de abril de 2011

ESPAÑA VA BIEN

MI CIUDAD

AMOR COMPARTIDO

Quiero a mi ciudad,
pero no para mí solo.

PARADOS

Aprendiendo a no saber,
a cobrar sin hacer nada.

FÁBRICAS

Me gustaban rugiendo, de malos humos,
llenas de polvo y pedidos.

LADRILLOS

Vuelven a subir la luz, el gas, la gasolina, las hipotecas…,
y los ladrillos bajan y no se comen.

ECONOMÍAS MEDIAS

No tener nada versus
deber más que lo que se tiene.

EL QUID DE LA CUESTIÓN

El problema
es el problema.

HERIDAS BLANCAS



Regresar
tiene el miedo
de volver a ver cubierto
de polvo lo retenido,
tiene la emoción
de recuperar
lo abandonado.
Volver a ti,
a tu imagen, a tu apariencia,
tiene la necesidad enloquecida
de seguir el rastro de tu existencia.

No son del pasado
los sueños que no se cumplen,
ni las palabras que jamás se han pronunciado;
poco o nada recuerdan los ojos
desde las sombras a esta nueva luz.
Estamos en recuerdos blancos
que nos tienen heridos, y solos,
sin ningún real motivo.

Regresando a tu olvido
hallo frío junto a la extrañeza,
recelo en la mirada,
hallo ceniza de un cuerpo mortal,
de desnudez endurecida,
tiempo en espera
y su crepúsculo.

Callamos.
Vuelven a hablar los ríos de la noche.
Debajo de tu piel aún hay heridas que me hieren.