juanitorisuelorente -

viernes, 8 de abril de 2011

LA LLAMA

Ando en muchos caminos,
también en remotos dones que despiertan sin hastío,
vivo las horas del día tan lejos como viven,
y al regresar otra vez las tardes que las acarician y humean.

De nuevo
hay infinitos instantes en cada paso que no le acompañan,
una caprichosa canción que cambia el ritmo por momentos
al monótono silbido, a su paz de décadas,
hay un discurrir lento y preciso que conduce al ser
por donde tiembla de frío, a pesar de su aspecto riguroso,
un quererse inexplicable, una nueva tela de araña.

Ya no ando al modo que acaso sepa,
ya no al de tanto tiempo complacido,
no al del monstruo cazado, ni al de su furia encantada,
ya no al de los sueños, que cedí a los que me siguen y sueñan,
sino al de la llama confusa
que, según la dirección del aire,
vuelve a quemarte, vuelve a quemarme,
o vuelve a quemar a nadie.

2 comentarios:

  1. Amigo Juan:
    Gracias por tu paso y tu saludo.
    Yo ando un poco alejado de estos menesteres y no por eso con menos ganas de saludarte.
    Referente a esa llama de la que hablas en tu poema querido amigo, mantenla encendida pues puede que tu no la necesites, pero quizás alguien de tu entorno la pueda necesitar y ahí la tienes para iluminar algún camino que otro.
    Un afectuoso abrazo:
    Antonio

    ResponderEliminar
  2. Antonio, amigo,

    En este mundo tan amplio y complejo hay amigos poetas y amigos más allá de la poesía. Así te considero.
    Ten en mí oído y corazón para lo que quieras.

    Un fuerte abrazo, ya sabes

    ResponderEliminar