Tras la hundida muralla,
tras la esquina vieja,
luz de tenue lucero,
sombra de fogoso inquieto.
Tras la pura mirada,
tras los precipitados versos,
sonrisa de limpia mañana,
enredo que aturde el misterio.
Tras la ingenua caricia,
tras los robados besos,
sueños de palpable inquietud,
promesas de sombrío deseo.
Tras la casa cerrada,
tras su inútil destello,
susurros de cuerpos hundidos,
éxtasis de placer y miedo.
Un poema precioso Juan.
ResponderEliminarEn las noches de luna y misterio,que mejor suspense que el suspenderse en el placer.
Bonito de veras.
Besos.
Besos en la noche que misterioooooo .Precioso.Milll besitos
ResponderEliminarEl placer y el miedo son -imagino- un cóctel explosivo. Al corazón habrá que atarlo -supongo-
ResponderEliminarGracias Marinel. Un abrazo
Hola Midala. Nocturnidad, deseo, una pareja ocasional, ¿amor? para qué
ResponderEliminarUn abrazo