juanitorisuelorente -

viernes, 10 de febrero de 2012

DOS HERMANOS


Yo vivo de cerca –no en mi sangre sino en mi carne- eso de no tener ninguno, pero ninguno habiendo. Y así sirve acaso para joder la vida, para incordiar, para saber que está pero como si no estuviera. Y mal asunto es haber de reunirse obligados hasta que dé el kilo la que creó la desgracia de traer al mundo derecho y torcido, blanco y negro, jamón y tocino, perro y gato, tuerto y ladeado, macho y hembra, para también su desgraciado sufrimiento.
Cariño que le salió pleno y fue cortado con un hacha diferenciando, y no precisamente por la mitad. Los problemas siempre nacen de la madre. Y éste por doble motivo.

2 comentarios:

  1. Yo también soy hija única, y muchas veces tuve la necesidad de sentir el calor de un hermano o hermana, pero hay cosas que nunca podrán cambiar y se tienen que asumir tal como son.

    Desde luego que la vida me compensó con muy buenos amigos.

    Abrazos alados, Juanito.

    Buen fin de semana!!!

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  2. Pues yo soy el mayor de cinco hermanos, Diana. Y hasta hoy me llevo bien con todos, y ellos, sé, conmigo, al igual que con cuñados y cuñadas. Eso es bonito. En cambio hay quién tiene solo un hermano, una cuñada, y sobrinos, y para nada. Eso sí es triste y doy fe de ello.
    Tú, al ser hija única, no te peleas con nadie. Mejor sola que mal acompañada, como se suele decir.

    Un abrazo querida amiga

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