La alegría y ésta interminable crisis,
en mi ciudad, se están convirtiendo en
enemigos cada vez más irreconciliables.
Los gestos serios, agrios, las
caras largas, algunas rozando los
zapatos, no dan una sola oportunidad para dibujar con trazo más o menos firme
una mueca agradable, una leve sonrisa que alegre el corazón, que no sea
impuesta por alguna rutinaria, o
debida ocupación o cometido.
debida ocupación o cometido.
Los motivos, antes puntuales para
estar alegres, ahora son motivos encadenados para no estarlo. Hoy ver a alguien
alegre le señala: “O no tiene problemas, o es un irresponsable”, es el sentir
general.
Antes alegraba la cercanía, la
llegada de un día festivo, y se intentaba disfrutar en lo posible, y ahora ante
cualquier fiesta, el carnaval por más cercano, la gente, en general, ha salido
porque había que salir, la gente ha paseado, ha tomado unas cañas, sí, pero más
desde la obligada costumbre que desde la gana.
Ésta tristeza interior induce al
silencio, a no confiar los problemas a nadie, a mirar al futuro con un respeto
no recordado.
Y es que no queda otra que vivir
el presente, el intentar llegar a cumplir mes a mes con todas las obligaciones
contraídas para que nuestra vida siga su ritmo más o menos normal, para que la
mayor o menor cuantía de nuestros bienes no pasen a engrosar el agujero de un
banco, las supuestas arcas de Hacienda…
Pensar con más tiempo es gana de
perder el tiempo. Y entristece. Y ya se sabe que es difícil que ría el que no
puede.
Sin embargo la alegría es una
necesidad básica, un estado que genera paz, energía, autoestima, equilibrio, y
algo importante: es un sentimiento compartido.
Y cierro con una cita de Elbert
Hubbord –que por cierto no sé quién es-: “Triste puedo estar solo, para estar
alegre necesito compañía”.
Y con otra cita mía: “La alegría
nace, y se hace”
Y con otra cita de nadie: “La
alegría vale mucho, y cuesta poco”
...cuanta razón y que pocos se negaran a rebatir JUAN...un fuerte abrazo j.r. feliz fin de semana.
ResponderEliminarHERMOSAS LETRAS LLENAS DE RAZÓN, PERO SONRIE ES CONTAGIOSO.
ResponderEliminarCUANDO LA TRISTEZA TE INVITE, DILE QUE ESTAS COMPROMETIDO CON LA ALEGRIA.
UN ABRAZO
AMBAR.
Esa tristeza creo que es contagiosa, más que la gripe A, pues esa actitud que dices encuentras entre tus vecinos también la veo aquí y en todas partes. Imagina un pueblo cuya única industria es la de los azulejos y balsosas, como son Onda y Alcora, y que desde hace tres años tiene todas sus fábricas cerradas.Mi hija vive allí, y te juro que en estos tres años ha envejecido quince.A primeros de mes iremos a veral, pero ya imagino las lágrimas y la preocupación por el futuro.A veces actuamos como los payasos: hacemos reír a los demás ocultando nuestra pena interior. Un abrazo
ResponderEliminarLa verdad es que para aliarse con la alegría en estos tiempos que corren,hay que hacer un esfuerzo sobrehumano...
ResponderEliminarPor aquí,los jóvenes se angustian cada vez más y ya veremos en qué acaba todo.Loa que ya no lo somos,estamos angustiados ya y poco a poco estamos olvidando las sonrisas,la felicidad y la alegría; esa chispa que nos hacía llevadero el camino.
Por los pequeños hay que hacer ese esfuerzo,para que no les amarguen la existencia recién comenzada.
Besos.
Es como dices Juan, la tristeza se respira, te roza en la calle, y todo parece, es, distinto.
ResponderEliminarCierro los ojos, cruzo los dedos y espero que no dure mucho.
Un abrazo.
asi es la vida, con sus momentos trágicos y otros llenos de alegría, pero la alegría necesita del clima apropiado para ser cultivada, y de la intermitencia necesaria para ser aparecida periódicamente.
ResponderEliminarLo percibe el que mira y quizá no tanto el que le pasa, Jose. Es un cambio paulatino, lento, ese que agría los gestos sin notarse, apenas.
ResponderEliminarUn abrazo
A mí no creo que se me note mucho el cambio, mi gesto es serio aunque a veces por dentro sea otra cosa. Pero sí se les nota y mucho a los rostros antes rutilantes.
ResponderEliminarUn abrazo Avelina
L acara es , no importa repetirlo una o mil veces, el espejo del alma. La tristeza o la alegría no se pueden esconder. Los ojos son unos chivatos.
ResponderEliminarHablas de Onda y Alcora pero Bailén creo que está peor. Aquí el trabajo no es un bien escaso sino nulo.
Un abrazo Juan
Ríe sin gana no es reír, Marinel, es sonreír, y eso y poco al final es nada.
ResponderEliminarAntes nos entristecía la rutina del trabajo y hoy la echamos de menos. Hoy la tristeza es la incertidumbre.
A los pequeños, por desgracia, no se les engaña fácil, son esponjas.
Un abrazo
Hasta volver a ir por la vida con el corazón en la mano, confiados, pasará tiempo. Esperemos que esto no dure.
ResponderEliminarUn abrazo Elena
Esto no es como otras veces, Jose Fco., tenemos encima algo muy gordo. En la era moderna nada parecido se ha vivido antes. Por ahora la tristeza se ha instalado a modo permanente, y como si fuese cada uno su casa.
ResponderEliminarUn abrazo