Hacia la casa de campo en la
ribera del Guadiel,
oyendo a todo volumen “Entre dos
tierras”,
desgañitando versos, contagiando
risas,
el largo camino de hoyos y piedras
bordea lindes de olivos.
(La autovía que queda arriba,
sobre el puente,
acoge vidas fugaces que no
conoceremos nunca)
Hacia la casa de campo en la
ribera del Guadiel,
sintiendo rascar en el corazón, a
cada metro, de fondo,
el violín mágico amenizando
recuerdos,
atrayendo flases de voces, caras
de otro tiempo,
secuencias de otro tiempo,
en la mañana que brilla generosa.
(Llegamos. Bajamos la larga
cuesta hasta el rio. De fondo
el extenso y frondoso paisaje, Jabalquinto
adherida a su cerro, Linares en
la lejanía)
Hacia la casa de campo en la
ribera del Guadiel,
enfundada la daga que degolló la
razón,
portando la flema de quién apaga
la hoguera
avivada por viejos motivos,
antigua emoción,
con la familia a cuestas, hacia
el deseado encuentro,
hacia el placer del descanso, el
placer de la huida.
(La casa se muestra. Brillan en
la ladera,
su techumbre de chapa, sus
paredes amarillas,
su chimenea ennegrecida)
(2009)
(2009)
Cómo me gustaría tener una como ésa, tal cual, no más; y celebrar con los míos todo lo digno de celebrar y también lo que no lo parezca.
ResponderEliminarUn hermoso paisaje que disfrutar desde la ventana los días de frío y lluvia. Y esa chimenea para ver en silencio cómo el chisporroteo del fuego sube hacia arriba y cae.
Un abrazo Juan.
Hermoso refugio, donde poder acunarse para recargar las pilas del alma, llenarse de vitaminas para poder fluir por la vida y acoger a los que amamos junto a nosoros... amanecer... crepúsculos...viento...lluvia... y siempre inamovible, ese bello rincon que te espera en la ribera del Guadiel.
ResponderEliminarMis saludos, hasta ese paraiso de sueños.
Tal como lo pintas, resulta un lugar idílico, maravilloso.
ResponderEliminarQue lo disfrutéis mucho, apreciado amigo. Feliz estancia..., feliz semana!
Seguro que en ese lugar todas las penas que simbolizan esa daga quedaron atrás y pasaete un gran día con tus seres queridos. Un abrazo, Juan
ResponderEliminarDe esa casa, o finca -tiene 200 olivos-, salí con 25 años haciendo fú como el gato. Entonces era de mis padres, y yo el burro -por ser el mayor- que cargaba con el huerto -grande-, los olivos -teníamos un tractor-, a la vez que en Bailén acababa mi piso a ratos.
ResponderEliminarHoy es de mi hermana y de vez en cuando nos juntamos los cínco hermanos y familias -no falta nadie, cosa rara- para echar el día. Es un lugar bonito, entrañable, aunque yo le tenga algo de tirria.
Un abrazo Elena
Mi hermana y su marido viven practicamente allí a pesar de tener en Bailén una casa preciosa. Les gusta el campo que, como dices, es lo mejor para el cuerpo y el alma.
ResponderEliminarUn abrazo Ángeles
Lo es Mª José. Un lugar que ha pasado de padres a hijos, tranquilo, para mí demasiado, a 5 km de la ciudad, y sin vecinos alrededor.
ResponderEliminarUn abrazo
El cariño entierra pataletas, y en nuestra familia lo hay, aunque seamos cinco y cinco personalidades totalmente diferentes. Es lo bonito.
ResponderEliminarEse día, el del poema -que escribí allí mismo y en una servilleta- fuimos a comer paella y unos conejos que había cazado mi cuñado. Un día sin nada especial, y quizá por eso, ya digo, es lo bonito.
Un abrazo Juan