A veces me cuesta aceptar
que te he perdido,
que aunque estás no existes,
que estás presente, como muerto,
como aquello que puede mirarse
y ya no se tiene,
como algo que fue muy nuestro,
entrañable,
y cambia de actitud,
de modo,
de dueño.
Has cambiado,
es otro el destino de tus ojos,
la razón, el motivo
de tu existencia.
Dejaste de ser mi Dios.
Los mitos son fuertes
mientras están lejos.
A veces sólo ansiamos lo que tenemos lejos, esté o no a nuestro lado.
ResponderEliminarSaludos Juan.
Sentido Poema nos dejas querido Poeta,
ResponderEliminara veces la vida nos juega malas pasadas
y nuetro corazón nolo acepta...
Te dejo junto aun abrazo un ramillete de
esperanzas felices
La parábola del hijo pródigo en el siglo 21, y para los siglos que queden, Elena.
ResponderEliminarUn abrazo
El corazón no acepta la insensatez, la sinrazón. El corazón no es de piedra, Solina.
ResponderEliminarUn abrazo