Aquel director tan amable
me dijo que podía darme
todos esos miles de euros
con sólo firmar aquí y allá
y el aval del piso.
¿pero qué piso?, me pregunté
al haber aún que imaginarlo
o verlo – es cierto –
en los dibujos de la
inmobiliaria.
Tú me dijiste que no teníamos
nada
y era como coger un regalo,
ese que disfrutaban muchos de
nuestros amigos,
y añadiste:
seguir trabajando es lo nuestro
y pagar cada mes de esos cuantos
años.
Eso es todo.
¿Y la crisis?, balbuceó
mi infantil presentimiento.
(2008)
La crisis está aquí, y muchos sufren el engaño de aquellos amables banqueros, y ahora son sus esclavos, los parias del segundo milenio.
ResponderEliminarPero bueno, algo habrá que hacer. Dialoguemos en torno a esa cerveza que te acompaña.¿De qué marca es esa? ¿Cruzcampo o El Alcázar? Um, tiene buena pinta.En Linares siempre me ponían aceitunas de tapa.Que aproveche. Un abrazo
Qué amables ellos, que fácil lo ponían todo,qué carisma y cuántos papeles que amablemente ayudaban a rellenar si hacía falta!
ResponderEliminarY ahora, qué es de ellos ahora????
Venga, tomemos un vinito y olvidemos las penas,¿hecho?
Es que no me gusta la cerveza,sorry.
Besos.
La crisis, demasiado está, a la vuelta de la esquina...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Yo solo llamo suerte a no haber picado, porque mira que lo ponían fácil para tener una casa y un BMW. Y no te preguntaban ni el nombre sino cuantos millones quieres. Meros títeres de algún hijo de puta, de alguna voz suprema, porque esto ha sido premeditado.
ResponderEliminarLa cerveza era Cruzcampo. Está buena aunque yo en casa prefiero la lata de San Miguel.
Un abrazo amigo Juan
Eran unos mandados, Marinel, unas marionetas como nosotros. La orden venía de más arriba, de quienes provocan las crisis.
ResponderEliminarEl vino, para mí, tiene su momento. Un rioja para charlar con los amigos, por ejemplo. Aunque, claro, la cerveza, como las bicicletas, es más para el verano.
Un abrazo
La crisis viene de la mano, y como un niño obediente, no se aleja demasiado.
ResponderEliminarBuen fin de semana, Antonio. Un abrazo