Demasiado tarde.
Demasiado tarde para volver a
escuchar
sus voces
al calor de la lumbre.
-Una tradición injustamente
abandonada
a su suerte-
Demasiado tarde para reparar
los muros descarnados por el
tiempo,
sus cuerpos esponjosos,
cálidos.
La vida transcurre ahora
adormecida
en los rincones umbríos
de la casa vieja.
Alguien se asoma a un balcón
embriagado de aromas nostálgicos
en su moderno espacio.
En las profundidades de sus ojos
hinchados
chapotean las suelas de sus
zapatos de niño.
Juan Risueño, este me ha llegado al alma. Se siente la nostalgia de otros tiempos, aquéllos en que escuchábamos a nuestros mayores al amor de la lumbre. Eran otros tiempos, tan críticos como estos de ahora, pero donde primaba el respeto, la educación, la seguridad y el amor familiar. Hoy es todo egoísmo.
ResponderEliminarLa foto es impresionante.
Un abrazo, y mis felicitaciones por tu bello poema
Qué maravilla de poema Juan. Cuántas veces siento lo mismo que tú has plasmado de una forma tan bella en estos versos.
ResponderEliminarMe quedo con estos versos:
"Alguien se asoma a un balcón
embriagado de aromas nostálgicos
en su moderno espacio.
En las profundidades de sus ojos hinchados
chapotean las suelas de sus zapatos de niño."
Genial.
Un abrazo Juan.
Mis abuelos y mis padres solían tener la chimenea encendida aunque no hiciese un frío que la justificase. Alrededor de ella recuerdo mucha vida, muchos gestos y palabras que no abandonarán jamás mi memoria.
ResponderEliminarHoy nadie se reúne alrededor de nada, salvo en el botellón -menudo cambio-
Un abrazo Juan
Mi nostalgia es sana, Elena, pero nostalgia al fin y al cabo.
ResponderEliminarDe esos tiempos añoro el modo y no la forma.
Un abrazo
PD.-. Por tus palabras te veo recuperada. Me alegro