Un viento moteado
recorre mi ciudad:
es el polvo de la crisis.
Respirarlo, y tan evidente
aparece la nueva inclinación
de imponer
otra manera apropiada de
conducta.
Pronto los primeros síntomas
para adecuar una nueva entrega
diaria
a un nuevo trabajo absurdo.
Pronto la cerrazón,
la soledad triste de quienes
desean dejar de comunicarse.
Pronto las frases que se acortan
en un idioma nuevo y difícil,
las necesidades
que dejan de ser necesarias,
los pensamientos
que se hunden en el aburrimiento.
Pronto demasiadas cosas
a lo que no estamos
acostumbrados.
Y mientras tanto, el viento
imprevisto,
sucio y maloliente,
que sopla
y sopla
y nos circunda
dejándonos helados.
Me ha encantado este viento moteado que sacude todas las ciudades de este país. Enhorabuena, muy bien transmitida esa amarga sensación que nos invade en este crisis.
ResponderEliminarInexplicable para quién no lo padece de lleno, aunque de rebote nos atrape a todos.
ResponderEliminarÉsta crisis puede que algún día sea un mal recuerdo pero nos va a dejar marcados. Ya nada será lo mismo.
Gracias Marcos