Te amaría más si supiera.
Si pudiera. Por ti
luzco anillos
sin fechas,
camino indeciso por las calles,
voy con mi cruz, mi máscara.
Finjo. Pero no sé fingir
cuando vuelves a despertar el
desengaño,
cuando ya sólo eres un cielo
pálido,
una luna escondida entre las
nubes,
un roce en mi carne como agua de
lluvia
que jamás le volverá a caer.
Regreso. Y ni siquiera el tiempo
se repite.
Sólo el lugar.
Donde repito una y otra vez
el recorrido de tus labios,
huelo cien veces en aquel pañuelo
tu perfume.
Te volviste poesía, sólo eso.
Poco, nada, mucho a veces.
En ella, sin ti, elevo mi voz
en un agónico silencio,
y vuelvo a buscarte en las arenas
húmedas,
donde el mar borró nuestras
huellas,
donde mantiene vivos los momentos
de los cuerpos que allí
susurraron,
donde ya es absurdo el llanto,
donde dibujo tu perfil en la
bruma de cada ola,
y te espero desnudo
siempre.
Y no es amor puro, el puro verano?
ResponderEliminarSaludos!
Una hermosura de evocación. Mostrarse sin reservas, descalzando el alma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por supuesto. El verano activa los sentidos, anima a los ojos, y como no, activa los recuerdos.
ResponderEliminarSaludos Antonio
Es el poeta protagonista de todos sus poemas, incluso sin serlo. Yo disfruto siéndolo.
ResponderEliminarUn abrazo Halcón peregrino