El paso cruel del tiempo
y su rumbo incoherente
de momento se conforma con
un silencio embarazoso.
Definitivamente desterrados
los últimos años gratos
al sabor añejo del recuerdo,
como las cosas que se incendian para siempre,
al espectro pusilánime
de una soledad espesa.
Brilla en la penumbra
la hoja de acero,
esa necesidad urgente
para una enfermedad incurable:
el hastío al ocaso de la ilusión,
lo absurdo ya de la esperanza.
La realidad hostil
enmudece
la mirada desconcertada,
embrutecida,
frente a las flores resecas en un libro.
Impresionante esa frase:Brilla en la penumbra
ResponderEliminarla hoja de acero,
esa necesidad urgente
para una enfermedad incurable.
Lo cierto es que hay veces en que uno desearía acabar para siempre con sus problemas; pero hay que seguir manteniendo la llama de la esperanza, pues depués de la tempestad viene la calma. Un abrazo, amigo.
Hablo desde cuando el fin pueda tocarse, pero también desde la lejana esperanza incluso de que lo más desecado embellece y permanece.
ResponderEliminarUn abrazo Juan
Buen día de la Constitución, o como deba llamarse
En las puertas del ocaso, la parca fuma siempre su primer cigarrillo.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Y además con ganas de empezar a hacer su trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo Antonio