Es mi modo –soy un tipo raro, lo reconozco-, el soler
hablarme cuando no tengo nada que decirme. A lo mejor es común hablarse pero yo
sólo lo sé por mí ya que estas cosas íntimas, de principio, es imposible
contárselas a nadie. En fin, que me hablo, me hablo, y me digo, y voy atando
cabos a cosas que estando en mí no estaba al cabo de su existencia. Alguien
debería explicarme por qué digo cosas que no he visto ni oído nunca. Quién es
ese que hay en mí y que se regodea porque sabe de mí más que yo. Y por qué me
place luego repetir sus cosas. Ser apenas un testigo fiel de sus labios y
vuestro oído.
Bueno, dicen que en realidad todos somos dos, dos partes que se coplementan.
ResponderEliminarVa a ser eso lo que te ocurre y te sorprende.
Un abrazo.
Pues a este micro se le puede dar más de una lectura, desde la introspectiva, al desdoblamiento y a algo más inquietante, la posesión. Igual deberíamos hablarnos más, como un pequeño exámen de conciencia.
ResponderEliminarUn beso,
Margarita
Ya ves...acabas de decir algo en lo que o me indago muchas veces.
ResponderEliminarEs como vivir en mí sin estar presente en muchas ocasiones y luego ser utilizada por ese otro yo qe me habita,¿verdad?
Pues ignoro el por qué de esto,pero como poco...es un misterio.
Besos.
Tengo cientos de poemas escritos ¿miles?, y en revisiones ocasionales -cuando mi musa se va de juerga o descansa que también tiene derecho- suelo sorprenderme de lo que leo que digo.
ResponderEliminarUn abrazo Elena
Yo creo, Margarita, que solemos hablarnos cuando la vida se calla, cuando la mente haya chance para irnos relatando todo lo visto y acumulado, infinidad de cosas que dábamos por perdidas, y otras que nos obligan a preguntarnos qué, cómo, donde, o si realmente vienen de éste ser del que creemos conocer desde el flequillo hasta la uña (del pie).
ResponderEliminarUn abrazo
Es un gran misterio, Marinel, salvo que creamos que sea el alma la que se apiada de nuestras limitaciones y nos sopla algo de tantas vidas...Yo tengo mis dudas, y creo en ellas, en las más fieles.
ResponderEliminarUn abrazo