juanitorisuelorente -

lunes, 12 de diciembre de 2011

UN SACO DE CARBÓN


Un gran saco de carbón
reuní de tantos años.
Un cofre de galletas de chocolate
y un rifle de plástico,
además de cuatro cachivaches destrozados
(reconocibles todos), le cuelgan por fuera 
como en el saco de un hojalatero.

Tenía prisa mi padre en hacerme hombre,
y me dio ventaja,
un azadón con el astil a medida
y campo sin amo
donde capear los humos
sin pedir nada a cambio.

Hoy me apena nuestra lucha soterrada
por la primacía de un terreno baldío:
la inconsciencia.
El tiempo se alejó para siempre
en un tren a ninguna parte.
Fue entonces, en ese umbral donde las promesas
fueron sólo billete de ida
cuando subí a ese tren cualquiera,
desposeído de todo.

Y ahora solo entra por mi ventana la nostalgia,
retazos tibios de adolescencia,
apenas reseñable.

6 comentarios:

  1. Hola Juan.
    Muy profundas tus letras.

    Tenía prisa mi padre en hacerme hombre,
    y me dio ventaja,

    También a mi, mi madre me dio ventaja, no sé, si tenía o no prisa por hacerme mujer, no fue un azadón, pero algo parecido, llegan esos recuerdos que viven en nosotros y con nosotros, son parte de nuestra vida.
    Un abrazo.
    Ambar.

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  2. La importancia que le damos a esa época mientras la vivimos no se suele corresponder con lo que después, muchos años después, nos queda de ella en el recuerdo.

    Biquiños.

    Carmen.

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  3. Genial, no se puede contar más bonito.
    Mis felicitaciones Juan.

    Un abrazo.

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  4. En mis cuatro de instituto y de bachiller elemental -de los 10 a los 14- trabajaba en los veranos, y a partir de los 14 y hasta hoy -espero que siga- hube de trabajar todo el año. Ser el mayor de cinco hermanos me abrió esa puerta de par en par y me cerró la de los libros.
    A los 45 los retomé de nuevo y además empecé a escribir. Creo que lo llevaba en la sangre.

    Un abrazo Ambar

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  5. Carmen, es muy fácil analizar las cosas a posteriori. Pensar qué pudo haber sido por este u otro camino.
    Lo hecho hecho está y no hay reproches. Ni gana de tenerlos.

    Un abrazo

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  6. Gracias Elena.
    La vida nos conduce aunque creamos llevar el volante nosotros. Nuestro, sí, hay un espacio, pero para maniobrar es muy pequeño.

    Un abrazo

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