Llegado a ese punto
donde el horizonte infinito
es ya ardua tarea,
inaccesible,
innecesaria,
parece el momento de bajar la mirada
al terreno que se pisa,
de familiarizarse con los sonidos cercanos
y las fieles compañías
olvidadas o desconocidas.
Lugar de acampada
donde se eleve al cielo la hoguera,
el canto, del aturdido.
Encrucijada de caminos,
inflexión,
regreso
a la memoria.
En ese trance donde
ya no se es más
si se alcanza
sino si se recobra.
Océanos de tiempo
que los ríos no traen.
Precioso poema Juan. No sé si me ha evocado lo que te inspiró, pero he pensado en el retorno a las raíces, a la tierra, a lo cercano.
ResponderEliminarMis felicitaciones.
Un abrazo.
El eco del tiempo, nos alcanza y nos envuelve en océanos de recuerdos.
ResponderEliminarMuy lindo poema, Juanito.
Abrazos alados!
Hola Elena.
ResponderEliminarÉste poema lo evocó la cercanía de lo desconocido, de lo inseguro. Esa prisa que empieza a acabarse. y ese tiempo que se nos ofrece, amigo.
Gracias. Un abrazo
La prisión del tiempo se abre, Diana, y aún así tememos ser libres.
ResponderEliminarUn abrazo sin alas
Las puertas del tiempo se abren cada vez más con la edad, aunque suene a paradójico. Y, ciertamente, ante ese abismo insondable que se nos ofrece, vamos siendo más proclives a recuperar, a echar la vista atrás; quizás, para tomar nuevos bríos con los que hacer frente al porvenir.
ResponderEliminarEste poema es para leer y releer, para meditarlo. Son muchas las interpretaciones y evocaciones que nos puede ofrecer. Por eso, lo considero como una de tus mejores creaciones, estimado Juan, y así te lo hice saber cuando lo leí en el estupendo libro recopilatorio de tus obras que tuvistes a bien regalarme.
Agradecidos saludos de Paco.
El río de la vida nos desemboca a un océano ampuloso y solitario.
ResponderEliminarMomento propicio para mirar atrás sin nostalgia y con menos prepotencia. Tiempo nos ofrece a manos llenas.
Me alegra que te guste.
Un saludo, Paco, desde esta tu tierra, ya sabes, tu casa