De estar mal acostumbrados
a acostumbrarnos va una vida.
Sacaste un cambio de un cajón
y nos cambiaste el mundo
alrededor. Eres otra
y nosotros
distintos. Tú te llamas feliz
y nosotros nos llamaremos
como nos llames:
(por cierto, llama)
Pesados, horteras, aburridos,
u otra cosa.
Pues sí, lo más importante es que llame, a partir de ahí deja que te llame lo que quiera.
ResponderEliminarBesossss.
¡Cómo me suena esa historia!
ResponderEliminarBueno, yo le llamo "bicho". Y nunca llama, a no ser que quiera algo a lo que sabe que se le dirá que no.
Biquiños!
"De estar mal acostumbrados
ResponderEliminara acostumbrarnos va una vida.
Sacaste un cambio de un cajón
y nos cambiaste el mundo"
¿Te refieres al cambio de vida con la crisis?
De pronto se han sacado de un cajón que quienes mandan son los mercados y no aquellos que votamos.En fin tus versos dan para diferentes lecturas. Un abrazo y feliz semana.
La incertidumbre al principio nos mataba, pero no bien muertos. Todo es cuestión de acostumbrarse.
ResponderEliminarGracias por tu visita Aniki. Un saludo
Saben lo que hacen. No llaman para no escuchar un oso al otro lado, y no tener de responder a la cantinela de siempre. sí mamá, sí, papá...
ResponderEliminarUn beso Carmen
Primero te diría ¿ay, en qué estarás pensando?, pero luego comprendería que a nadie se le puede alejar esta situación de la cabeza, y en todo -este mismo poema- se hayan señales de lo que pasa y está por pasar. Nada bueno.
ResponderEliminarUn abrazo Juan