Un tren vacío
se adentra en la noche.
La fila de delante
se despeña por los senderos.
La autopista cierra
a causa de la tormenta.
Arrecia el viento, lejos,
en la cima de la colina cercana.
No sabes qué sientes.
Estás confuso.
Los medios hablan
de muertos en accidentes,
de atentados terroristas,
del cambio climático.
La tierra agoniza.
Hoy lo sientes todo
con una pena muy honda.
Llegas a un cruce
en la soledad más absoluta.
Caminas desnudo,
y ni siquiera el amor que te arropa
te cubre.
A Miguel
No sabemos nunca lo que puede pasar. Lo que hay que hacer, es arroparse más con ese amor para poder sobrevivir en este mundo de locos.
ResponderEliminarUn abrazo
Como dice Javier Domingo, debemos vivir arropados unos a otros. Así, la sensación de lejanía y soledad, se atenúa.
ResponderEliminarUn abrazo Juan.
Ah, la foto de la cabecera es preciosa, como todas las que pones, pero te aconsejaría que las cuadraras mejor para verlas en todo su esplendor.
A los 65 hay un corte, un cambio brutal que no todo el mundo acepta de la misma manera.
ResponderEliminarJubilarse es un trauma que la pareja, los hijos, los familiares más cercanos deben mitigar.
Un abrazo Javier
Qué difícil es eso tal y como está el patio, Elena, ese modo de pensar que cada vez nos encierra más en nosotros mismos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya solo me faltaría ser fotógrafo. Soy un mal aprendiz, lo reconozco, aunque voluntad haya