Dios me libre de
pedir de corazón a Dios en mi propio beneficio. Yo, que sólo me acuerdo que soy
cristiano cuando truena –la fe es otra cosa-, tengo en la mochila vivencias a
rescatar de unos y otros que tocaron con insistencia esa puerta divina sin
saber qué había al otro lado. Muchos deseos concedidos –por cansinos- y que les
cobraron algo a cuenta. Ese genio de los deseos –o quién sea- da pero quita. De
las referencias de los afortunados, o desafortunados –otros lo llaman
casualidades- he tomado nota y por ello prefiero vivir –poco o mucho- lo que
tengo. Descubrir día a día lo que me espera.
Haces bien. Ser religioso, mantener tradiciones, conocer nuestras raíces cristianas está muy bien, pero las riendas de nuestra vida hemos de tomarlas nosotros con fuerza y firmeza, jamás delegar en nadie nuestros designios, ni siquiera en Dios.
ResponderEliminarUn abrazo Juan.
No habrá nadie, imagino, que en su fuero interno no haya pedido algo a Dios, o a quién crea oportuno. Y no lo veo mal, ya que le fe en Dios o en lo que sea es la que hace que nuestros ojos se apeguen a la tierra y a ésta vida más falsa que Judas. Pero claro tampoco agobiarle con tantas menudencias y memeces. El ir descubriendo nuestro destino, el que sea, es como el avatar de una película, que gusta descubrirlo justo en su momento.
ResponderEliminarUn abrazo Elena