juanitorisuelorente -

domingo, 8 de enero de 2012

LA PALABRA ESPERANZA


Es verdad que escribir esperanza no es tarea fácil, más en papel humedecido donde abrevan demasiados deseos, demasiadas necesidades básicas y urgentes, que desgarraría, más si cabe,  su frágil estamento.
Su sentido hurga en el futuro desde las galerías del aciago presente, desde interiores de miradas que humean, desde subterráneos de rostros que palidecen vencidos.

Esperanza ha sido una voz ajena y fría, cubierta del invierno de haberlo tenido todo, una palabra que no servía para nada, una palabra sin voz, paciente silencio de ojos abiertos y ciegos.

Yo también soy de los que he vivido tras los muros de cristal y cemento arregostado a penumbras que disfrazaron de poder a los cuerpos invisibles. De los que he vivido de la mano de un otoño que simulaba ser verano. Del ser a la sombra del aire, incluso de su propia palabra.
Y despierta esperanza amanecida, como el amor a mirar qué somos, a ofrecernos su despertar tañido de versos y raíces nuevas del día a día, su llamear distinto en lo que ya no tiene razón de ser aunque haya copado buena parte de nuestra vida.

Esperanza es una palabra inexplicable pero también incandescente. Su insistencia en vivir construye figuras de la vida rota. Figuras de lo aprovechable, figuras con sentido y camino. Aves Fénix de un pasado ennegrecido.

Llámese esperanza, además, a levantar los brazos y la mirada, a desnudar el horizonte, a caminar de nuevo y en lo que sea.

4 comentarios:

  1. Sí,es algo mágico que trasciende más allá de lo común y ordinario.
    Es un sentimiento poderoso que se aloja siempre en nosotros y hay que dejar salir a su libre albedrío.
    Besos esperanzadores.

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  2. Y que no se pierda, dicen que sin esperanza no tendría sentido la espera. Esperemos pues.

    Un abrazo Juan.

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  3. Parece mentira que la sola palabra en sí estimule el ánimo. Y además que sea la cerilla que prenda los presentes de ceniza.

    Un abrazo Marinel

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  4. Esperar no es buen consejo para un autónomo pues la bola de nieve lo aplastaría. ¿cual entonces? ¿correr? ¿hacia donde? ¡Hasta el pobre Rajoy al ver lo que hay se ha quedado mudo!

    Un abrazo Elena

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