Cuando inicié mi andadura en ésta casa, no hace
mucho, un año y medio, decidí que no hablaría con hondura de política. No por
miedo a alguna represalia (siempre habrá alguien que se sienta ofendido) sino
simplemente porque es un oficio que no me interesa.
Ya me ocurrió en la mili; una pirámide de mandos en
el cuartel in crescendo donde opinar sobre alguno de ellos o no hacer lo
militarmente correcto te llevaba a un
juicio sumarísimo y a acatar lo
decidido sin rechistar.
La vida normal (quiero decir de la calle) es otra
cosa, y ya no me refiero a la vía legal donde la razón casi siempre triunfa,
sino a que en ella los temas a dilucidar son persona a persona y sin ampararse
en las puñeteras influencias que pueda tener un cargo.
Yo a ti, y tú a mí, nos decimos las verdades a la
cara, dejamos de hablarnos, y uno menos a la colección de conocidos o amigos.
Y ya está. Pues no.
Los políticos, y ante una afrenta no se conformarían
con la pelea oral o escrita sino que luego porfiarían en borrar tu nombre hasta
del libro de familia por ese ahora te vas a enterar de quién soy yo.
Una persona normal, de a pie, que no le apetezca tan
desigual tú a tú, y en un terreno que tampoco es su lugar de esparcimiento,
prefiere ignorarlos (relativamente, claro).
La democracia acoge a demasiados políticos gallitos
o anti demócratas y su mal entendida influencia a demasiadas personas
infelices.
podrán irrepeifarnos
ResponderEliminarafanarnos
decir
que se subió
lo que fiel bajó
atajo
a dejar
a cegar
a dar
a estar
pero nunca
amigo mio
más
jamás
tu duende
o el mio
nuestros
duendes
lo
consentirán
serán
la roca
que de agua
el viento de sed
que se abre
para volar
y ese ...ese don
amigo JUAN
que hecho niebla
habla dentro de ella
es coralino deseo
y fuente que veo
leo
y me admira
al llegar a tu lar...
un fuerte abrazo para tí y tu esposa con todo mi afecto :
j.r.s.
Cuánta verdad, Juan.
ResponderEliminarYo también soy de las que prefieren no hablar de política ni políticos. Tengo mis ideas, mis opiniones, pero me las guardo.
¡Biquiños!
Carmen
Eso creo Jose, que nuestro duende como mucho se marcha pero a pescar y cuando regresa trae el zurrón lleno de peces. No hay como tener paciencia, y además porque ya hay mucho escrito.
ResponderEliminarOriginal modo de decírmelo.
Un abrazo de corazón
Carmen, los políticos al llegar al poder se trasforman, son otras personas. No es natural su actitud. Ni tampoco gratuito comentar los de la mili. Allí me ocurrió que a un chaval amigo de juergas y salidas de madre que era cabo lo ascendieron a sargento 1º, y el primer día en que lucía con orgullo su uniforme al cruzarse con nosotros, uno lo saludó de modo no formal y lo humilló delante de todos. A ese hijoputa no se lo perdonaré nunca.
ResponderEliminarUn beso Carmen