Aquí
arde
lo sabido
-no preguntes-
y tiene alivio la sangre.
Aquí
pide ser vergel,
una caída
-y sed, y hambre-
donde se esconda y no se esconda
la llama.
Aquí
crece el amor
a su estilo
-que llena-
aunque acabado vuelva a ser un
plato vacío.
Qué bueno, Juan...qué final más bueno. Un último verso contundente. Saludos!
ResponderEliminarEl amor nunca se da por satisfecho.
ResponderEliminarUn abrazo Marcos