¿No has visto nunca un olivo? Jolín. Yo tampoco tu tierra, fíjate que estamos igual. Esos arboles paren el aceite de oliva y las aceitunas. Estoy seguro que ambas cosas te gustan.
Ja ja ja ja, sí que he visto algún que otro olivo, pero era por otra cosa: al ver la foto y reconocer las ramas como lo que suele traer mi madre tras la bendición del domingo de ramos, ver las ramas ardiendo me trajo a la mente una palabra, je: ¡sacrilegio!
Ya sé que es una tontería, pero fue ver la foto y venirme eso a la cabeza; claro que después me eché a reir.
Te felicito por el enfoque, por el contraste conseguido.
ResponderEliminarUna vez más, chapó ...o chapeau, jeje.
Un abrazo Juan.
Muy bien explicado: ¡el cordero de la madre!
ResponderEliminarBiquiños!!
Carmen
(Por cierto, la foto ¿son olivos?)
Elena, creo que todos tenemos eso en mente. Son personas y números. Los políticos los usan, con respeto pero los usan.
ResponderEliminarUn abrazo
Una frase que no solo adorna el poema, Carmen.
ResponderEliminar¿No has visto nunca un olivo? Jolín. Yo tampoco tu tierra, fíjate que estamos igual. Esos arboles paren el aceite de oliva y las aceitunas. Estoy seguro que ambas cosas te gustan.
Un abrazo
Ja ja ja ja, sí que he visto algún que otro olivo, pero era por otra cosa: al ver la foto y reconocer las ramas como lo que suele traer mi madre tras la bendición del domingo de ramos, ver las ramas ardiendo me trajo a la mente una palabra, je: ¡sacrilegio!
ResponderEliminarYa sé que es una tontería, pero fue ver la foto y venirme eso a la cabeza; claro que después me eché a reir.
¡Biquiños!