En el exilio acaba su extravío.
Tiene y no tiene conciencia
ésta soledad atropellada,
de libro.
A tientas
llega lo que supo ver
demasiado.
Sus secretos irrumpiendo,
transparentes.
¡A la luz tanta tristeza sin costumbre,
tanto esplendor abatido,
sin segura descendencia!
sin segura descendencia!
Es hora de bajar.
Tiene
pasillos el camino
con todas las puertas cerradas.
Suena terrible el poema donde no hay más que puertas cerradas a cal y canto,como si la vida no quisiese dar más oportunidades.
ResponderEliminarBesos.
Hay que dejar fluir el dolor amigo Juan,
ResponderEliminarestaré de viaje por cuestiones de trabajo,
que tenas un feliz fin de semana.
un abrazo.
Y aun así hay que recorrer ese camino. A pesar de las puertas cerradas. Porque sólo al recorrerlo descubriremos las rendijas abiertas.
ResponderEliminarFelicidades por el poema.
Un abrazo Juan.
Es terrible, Marinel, a mí también me lo parece. Me ha costado varios días escribirlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Supongo que será lo lógico para éstos casos, Ricardo. Que el tiempo vaya cerrando heridas.
ResponderEliminarBuen fin de semana. Un abrazo
Gracias a ti por tu estar, Elena.
ResponderEliminarLa vida no suele acabar para nadie. A las puertas cerradas hay que tocar para que abran, o echar la puerta abajo de una patada. Hoy, con la que está cayendo, todos tendremos algo de qué avergonzarnos.Al que cae nadie debe pisarlo, aunque parezca un deporte.
Un abrazo, amiga
Estoy de acuerdo " a las puertas cerradas hay que tocar para que abran, o echar la puerta abajo de una patada" Excelente poema.
ResponderEliminarGracias Marilyn por tu comentario, y por seguirme.
ResponderEliminarSaludos