Os dejo uno de los haikus, de BASHO, que me ha hecho reír -a mi mujer no, que lleva más de un mes esperando que pegue una baldosa caída en el zócalo de la fachada-:
Entre las piedras
del patio del albañil
florecen los crisantemos
Las flores se cuelan por falta de cemento. Y no acierto a explicarme el porqué no se tapan, y en cambio si llama alguien ajeno se hace cuanto antes. No sé, no sé...
La metáfora del haiku yo la he tomado como que el crisantemo representa al trabajo muerto o al albañil muerto -por aquí solemos llamar muerto a lo que no se mueve, bueno además de otras cosas-.
El hormigón no es obstáculo para las flores, una raja llena de polvo es suficiente para ellas. Luego está ese albañil, no perezoso, sino que no tiene tiempo de cortarlas, al menos las de su casa.
Las flores se cuelan siempre.
ResponderEliminarMomento totalmente inapropiado para leerle ese haiku, jejejeje.
Un abrazo.
No me extraña que no le haya hecho gracia, ya se sabe, en casa del carpintero cuchara de palo.
ResponderEliminarUn abrazo Juan.
No es para hacer reír hablar de crisantemos.
ResponderEliminarSera porque estan expuesto a a morir o a que muerte se refiere el haiku?
Las flores se cuelan por falta de cemento. Y no acierto a explicarme el porqué no se tapan, y en cambio si llama alguien ajeno se hace cuanto antes. No sé, no sé...
ResponderEliminarUn abrazo Halcón peregrino
La cuchara de palo es en casa del herrero, pero da igual Elena, porque en casa del albañil ni de palo ni de hierro, es que no hay cuchara.
ResponderEliminarUn abrazo
La metáfora del haiku yo la he tomado como que el crisantemo representa al trabajo muerto o al albañil muerto -por aquí solemos llamar muerto a lo que no se mueve, bueno además de otras cosas-.
ResponderEliminarUn abrazo Marian
Ya supongo la risotada que te ha proporcionado después de conocer la historia de la baldosa... Un abrazo.
ResponderEliminarAl abrir el libro fui derecho a este haiku y se lo enseñé a mi mujer. No necesité explicárselo.
ResponderEliminarUn abrazo Marcos
pugnaces las flores, su esplendor, entre las grietas del hormigón, y eso que va este armado.
ResponderEliminarsaludos blogueros
El hormigón no es obstáculo para las flores, una raja llena de polvo es suficiente para ellas. Luego está ese albañil, no perezoso, sino que no tiene tiempo de cortarlas, al menos las de su casa.
ResponderEliminarSaludos José Antonio