Vienes lenta.
De ti misma a ninguna parte.
Yo soy un destino de regreso a
casa.
Sin
aventura.
Estás quieta de dentro, en fuga
sólo las manos que tocan por ver,
el cuerpo que mira al revés de
los ojos.
Yo fui de aquellos sin huesos
que amabas caminando.
Ángel caído.
De los de noches entre otros.
Hoy me tienes lenta.
Muerta de esfinges. Estás
en un cuarto
estacionada
mirando más atrás que adelante.
Dejándome caer un fragor
ensombrecido.
Me quedo con la última estrofa y el verso "muerta de esfinges", es estupendo. Un abrazo.
ResponderEliminarSuele ocurrir con los sueños rotos, cuando hay que volver a acurrucarse al pasado. Un abrazo Marcos
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