Te amaría más si supiera.
Si pudiera. Por ti
luzco anillos
sin fechas,
camino indeciso por las calles.
voy con mi cruz, mi máscara.
Finjo. Pero no sé fingir
cuando vuelves a despertar el
desengaño,
cuando ya sólo eres un cielo
pálido,
una luna escondida entre las
nubes,
un roce en mi carne como agua de
lluvia
que jamás le volverá a caer.
Regreso. Y ni siquiera el tiempo
se repite.
Sólo el lugar.
Donde repito una y otra vez
el recorrido de tus labios,
huelo cien veces en aquel pañuelo
tu perfume.
Te volviste poesía, sólo eso.
Poco, nada, mucho a veces.
En ella, sin ti, elevo mi voz
en un agónico silencio,
y vuelvo a buscarte en las arenas
húmedas,
donde el mar borró nuestras
huellas,
donde mantiene vivos los momentos
de los cuerpos que allí
susurraron,
donde ya es absurdo el llanto,
donde dibujo tu perfil en la
bruma de cada ola,
y te espero desnudo siempre.
Bonito sentimiento aquel en el que el objeto de tu amor se torna poesía.
ResponderEliminarUn abrazo.
El amor, físico o platónico, y la poesía hacen buena pareja.
EliminarUn abrazo Julio
Nada como la poesía como sustitutivo de lo que se quiere.
ResponderEliminarUn abrazo Juan.
Es un modo de ponerle cara -cuerpo- a un sentimiento imposible. De que sea nuestro para siempre. Un abrazo Elena
EliminarUn bonito reencuentro con el amor quizá siempre soñado, en el tiempo estival. Un abrazo.
ResponderEliminarEl verano ayuda a recuperar caras y situaciones, sueños incluso. Me parece una estación en la que la mente se abre más al amor. Un abrazo
EliminarUn amor inolvidable, siempre se vuelve poesía para sentirlo cerca, para revivir lo vivido entre letras.
ResponderEliminarMuy sentido poema!
Abrazos alados, Juanito!
Escrito siempre es recuperable. La intención y la cara amada está reflejada en el poema, y solo basta mirarlo para recordar.
EliminarUn beso Diana