De preocuparme por enterrar a mis muertos
sé de mortajas y velatorios,
y entretanto de maneras de morirse.
De discernir llantos al uso con no llorar
sin ganas sé de mortales sentimientos,
cariños, y ausencias.
Es algo natural ser hijo y padre,
cuidado y cuidador,
querer a quienes nos quieren,
ser alguien y además quién eres.
Tan natural como antinatural
no ser de ninguna parte,
es ser capaz y de uno mismo.
La vida nos brinda, a veces, experiencias que no deseamos, sin embargo, el destino de toda vida. Pero también de esta experiencia puede nacer poesía, como has demostrado.
ResponderEliminarSe va perdiendo esa sintonía entre padres e hijos, ese deber -lo llamo- que debería serles correspondido. Yo así lo pienso aunque la vida en algún momento pueda parecer que se nos frena.
ResponderEliminarUn abrazo Marcos