De tantos como hablan
alguno acabará de decir
para su propio deleite:
“Lo que te acabo de contarte es
un secreto
y no se lo digas a nadie”.
Por si hay alguien que aún no lo
sepa.
Yo los entiendo.
Un secreto es un muro de silencio
que acumula voces que sisean
hasta la última palabra de lo que
pasa
a otras voces que van y vienen.
Se cuentan secretos al mundo
para probar su confianza,
a amigos tan prudentes como uno
mismo
que sólo lo cuentan pero sin
pensar
y solo a otro que no lo va a
decir.
Andan los secretos con suelas
sucias
y lenguas crecidas, cargados de
rimel
y labios muy pintados, también
con olor a bar y tabaco –ya
menos-,
para llamar la atención,
secretos de toda la vida
que sólo se cuentan para que se
sepan,
que saltan de mundo íntimo a
mundo
íntimo, y a nadie ajeno.
Para eso son secretos.
Yo, no hace mucho, conté el
último
cuando ya me quemaba dentro.
Por ello, mi mejor confidente siempre ha sido la luna, ella siempre resguarda celosamente mis sueños y locuras.
ResponderEliminarBesitos de mariposa, Juanito!
Los secretos son como un queso gruyere, tienen muchas filtraciones. Son objeto de deseo, somo así de cotillas jeje.
ResponderEliminarUn beso andaluz, Diana
Secretos diseñados para no ser secretos. Secretos malogrados. Muy buen final con esos dos últimos versos, Juan. De todas maneras, a mí me gustan Los Secretos (los de "Sobre un vidrio mojado escribí"...)
ResponderEliminar"...tu nombre sin darme cuenta..." Yo creo que sí se dio cuenta. Si es que hasta los Secretos tampoco hacen honor a su nombre jeje. Un abrazo
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