Yo
llevaba las manos llenas,
esa
intuición basada en lo evidente.
Correspondido,
aflora afuera lo profundo.
Inconsciente
o confiado custodiaba
solo
el cuerpo la certeza.
Dentro
el eco de una canción nueva.
Afuera
el
gozo de un dispendio todavía.
Alma,
la piel a tiras,
lo
inocente, me arrancaron.
Recuperé
el alma, mudé de piel,
la
inocencia quedó en sus manos
para
siempre.
No
la hecho en falta.
No es mío lo que no quiero.
La inocencia muere cuando nace la desconfianza.
ResponderEliminarPero si de algo estoy segura, es que tienes las manos llenas de poesía, la misma que a menudo nos compartes.
Besitos de mariposa, Juanito!
Tuve que madurar antes de tiempo, Diana. No darle la mano a la vida sino enfrentarme a ella. Siempre gana, pero la he hecho, la sigo haciendo, sudar.
EliminarGracias a ti por estar cerca. Un beso
Gracias Juan,de salud vamos tirando...Un abrazo.J.R.
ResponderEliminar¿Sólo tirando? Bueno...es lo nuestro. Nos quejamos pero no paramos de dar el callo, que decimos por aquí.
EliminarUn abrazo amigo Jose
Es necesario releer tus poemas una y otra vez para descubrir la intención. Aunque, según dicen, el secreto de la poesía es los sentimientos distintos que despiertan en cada lector. Un abrazo.
ResponderEliminarMe gusta escribirlos con palabras sencillas, de esas que entendemos todos y no hay que estar con el diccionario en la mano. Hay grandes poetas que optan por lo contrario, y bien, vale, allá cada cual. Yo creo que hallar magia en la sencillez es mucho más difícil, y no lo digo porque yo crea que lo logre. En cuanto a la intención, para mí, a ver, está muy clara, pero me alegra saber que pueda estar abierto a otras sensaciones. Un abrazo
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