Nunca he estado solo,
y ahora menos que parezco estarlo.
Me tengo,
y la soledad se aleja al bosque
donde otros la nombran.
Nada se oye en el tiempo
donde la noche cae,
ya sé,
acecha el pasado que roe adentro,
así que amanezco solo presentes
sin desiertos ni espejismos.
Es el milagro.
Abrir vereda, sendero, camino
por un campo donde ya he sido.
Destino tardío, en flor.
Mis manos,
mi voz.
Mi sino,
mirar más allá de la lluvia,
volar sobre el dolor, el olvido,
seguir siendo hombre,
seguir siendo el mismo.
Mirar a la lluvia, dejarse llevar por el viento, ser uno mismo, sin coacciones, sin miedos, en un destino incierto.
ResponderEliminarMe encantó pasar por tu blog, hacía tiempo que no te visitaba.
Gracias, amigo por no olvidarte de mi blog.
Un beso.
Hola María. Encantado de volver a verte. Paso a menudo por tu blog aunque no siempre te comente. Un abrazo
EliminarEnhorabuena, me ha gistado mucho Juan. Sobretodo me ha impactado este verso:
ResponderEliminar"así que amanezco solo presentes
sin desiertos ni espejismos."
Abrazos.
El pasado escuece y no merece la pena ensalzarlo, tan solo saber que está ahí, y para los restos. Un abrazo Marcos
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