Saber si te quiero tiene un valor simbólico
y un sufrimiento innecesario.
Sin sangre abre una herida que sola
sabe cerrarse. Cuando pasa
por mi lado suspira pidiendo latidos
y el tropezar de alguna mirada cristalina.
Cuando se aleja se queda en su balcón
a mirarnos hurgando
en el pensamiento
por si al fin ha puesto cierto en duda.
Pero no nos ocurre nada.
No ha logrado aún su instante detener
su tiempo, provocar verdades
que escriban recuerdos.
Pero vuelve esperando.
Mejor no comerse tanto el coco y disfrutar del instante siempre que sea posible...
ResponderEliminarUn abrazo GIGANTE.
Al amor le gusta mucho el machaqueo. Ni ¿me quieres? te quiero, al pajar del abuelo, ni tanto mimosín. ¿Para qué tanta coba a lo que ya se sabe? Confianza, confianza y confianza, si no apaga...
ResponderEliminarUn abrazo querida Laura