Lo sabes. Piso descalzo
suelos rugosos.
Me ofrezco de guía
como muestra y símbolo.
No
doy la espalda
a un revolver cargado
de esfuerzo, a un cuchillo
punzante
de envidia, no por constante
menos afilado, a los cristales
rotos
que sesgan las venas y carne
y que unen una y otra vez
la argamasa del sudor y los días.
Paseo a menudo
la cuerda floja
de la originalidad
con la pasión de los comienzos,
fluyen ideas como burbujas
de agua que hierve lenta,
como flujo de muchas mañanas.
Es nada e inmenso
el paraje de luces y sombras
que para ti yace escondido.
Y lo sabes. Te ofrezco la llave,
el camino,
su paseo doloso y atrevido,
sus noches de nieve,
su cetro de dioses,
su alfombra de signos.
(2004)
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