Algo tiene ver nieve en los
caminos,
Provoca pasión la alegría de
verte,
Ser feliz y pobre es un
permanecer nuestro.
Llega el viento tocando de puerta
en puerta,
Quisiera hablarte sin el cristal
de toda una vida,
Tenernos siempre es tarde
amaneciendo.
¿Es fuego la llama que nada
llama?,
¿Sostiene el bastón al amor si se
cae?,
¿Creer que caminamos es encender
temblores de repente?
Sorbo a sorbo bebo la luz de tu
rostro al acercarse,
Nuestros olores anegan todos los
olores del mundo,
Cabe todo arrojando pensamientos
por la ventana.
Gracias por la poesía! Cordiales saludos desde Suecia!
ResponderEliminarTodas esa preguntas tienen una misma respuesta querido Poeta... la esperanza la fé y el amor... con ellas llegaremos al fin del mundo.
ResponderEliminarPara reflexionar el poema que nos brinda tu talento.
Un abrazo en la distancia.
"¿Es fuego la llama que nada llama?"
ResponderEliminarDefinitivamente no.
Un abrazo Juan.
Precioso! El amor tiene la respuesta? Cabe suponer que sí.
ResponderEliminarUn abrazo, apreciado amigo.
Gracias a usted -por el don- por leerme, y alentar el ánimo con sus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo cercano
Desde luego, Solina, que ninguna de las tres virtudes -así las defino- que proclamas nos van a impedir llegar al fin del mundo o de lo que sea.
ResponderEliminarUn abrazo de aquí al lado
Fuego fatuo, Elena, y a veces egoísta.
ResponderEliminarUn abrazo
El amor tiene muchas respuestas, Mª José, a menudo las necesarias.
ResponderEliminarUn abrazo