Es evidente que si de nuevo el PSOE,
por una diferencia notoria de fortaleza y volumen, no puede derrotar a su
adversario, ni sopesa aliarse con él, va a intentar idear argucias que lo
debiliten, descartando la vía del dialogo afable, va a desenterrar todas sus
manchas, a hacer públicos todos sus puntos débiles para al fin al mínimo
despiste, y recurriendo al símil bíblico, volver a tumbarle de otra pedrada.
Ocho años gobernando a su antojo,
con los sindicatos de fieles escuderos, les ha hecho creerse dueños de lo que
sólo era un alquiler sin derecho a compra.
Ocho años con una oposición mansa
que aceptaba
en buena lid una decisión soberana. Ocho años construyendo un estado del bienestar sobre una base de arena, un “aquí hay para todos” idílico si hubiera sido sostenible, un bello sueño, no eterno, con fecha de caducidad y del que han tenido que despertarnos a tortas.
en buena lid una decisión soberana. Ocho años construyendo un estado del bienestar sobre una base de arena, un “aquí hay para todos” idílico si hubiera sido sostenible, un bello sueño, no eterno, con fecha de caducidad y del que han tenido que despertarnos a tortas.
Tiraron de cartera con billete
ajeno gestionando un país como quién juega al monopoly, concienciados de que ha sido como un juego. Porque en serio:
¿alguno ha asumido alguna responsabilidad? Sí, ya sé que los políticos están
exentos de eso, pero ¿hasta cuando?
Y otra vez –esto es democracia
aunque les pese a algunos- las urnas volvieron a decidir que al PSOE se le acabó
la alegría.
Y lo que debería ser una evolución
lógica -no tras uno sino tras dos
ejercicios nefastos-, algo así como un “mire usted, lo he hecho lo mejor que he
podido, o sabido, en sus manos dejo el pastel”, pues no, para nada. Casi
muertos políticamente -aún les queda Andalucía- siguen defendiendo un modelo
arrasado, siguen justificando un modo que debería darles rubor justificar, siguen coleando con chulería,
censurando todo sin dar el mínimo, y lógico, tiempo de confianza. Y apoyan
cualquier tipo de movilización si ello les reporta algún beneficio político. Es
la misma historia, ya la he vivido
antes.
Quede claro que manifestarse es un
derecho legal y legítimo. No la violencia.
Como legítima la libertad de opinión
si es respetuosa.
Es fácil. Vivir y dejar vivir. ¿Tan
difícil es de entender?
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