juanitorisuelorente -

martes, 27 de marzo de 2012

JOSEFINA (o da igual)


Josefina no sabe lo que quiere, o quiere ser alguien. Nada, o alguien especial, pero no alguien en especial. Me tiene loco. Ya no sé qué decirle.
-    ¿Pero qué, quién?
-    Yo que sé, Juan, alguien  
-    Pero, ¿y tú?
-    ¿Yo?, ¿yo qué?

Josefina es una niña muy niña, también muy mujer, refugios al gusto y para cuando le conviene. Y ahora anda atrapada, dice ella, recorriendo, digo yo, el laberinto de insatisfacción general, personal, en que todos nos hemos visto perdidos alguna vez.
Es una chica atractiva, tiene novio, aunque no
habla de él con ternura, estudia y no se le da mal…

-          Tengo alguna inclinación -reconoce- pero ahora no sé, no me gusta nada

Hablamos mucho, más porque sé que le hace falta. Se ha cerrado en un lugar a oscuras y si no habla conmigo sé que de esto no hablará con nadie.
Sus padres lo ven normal porque así ha sido siempre. Y Paquito, su novio, igual ya que solo conoce de ella lo que ella quiere que sepa, o sea poquito, y de lo que sólo importe para el día a día, o la noche.
Pero en ella bulle magma a borbotones que al no hallar salida al exterior vuelve a tragarse. Así arde en un pastizal que destruye cualquier olor a primavera.

-          Juan, yo lo que quiero es saber…entender…
-          ¿Qué, mi niña?
-          Todo…todo…, nada es como lo veo…nada es como lo siento…nada es como lo quiero…, vivimos una vida falsa…es un engaño…y no, no…
-          No puede ser de otro modo, te lo he explicado cientos de veces
-          Ya, ya
-          Las respuestas están en ti, afuera ya solo acogen lo hecho, lo que ya eres

Se irrita. Frunce el gesto. Derrite con la mirada una pared.

-          Yo lo que quiero saber es si algo sirve para algo –murmura sin mirarme, luego regresa a su interior- ojala pudiera saber que pasará con el resto de mi vida, qué tengo ahora que no tendré luego, que no sé que haya tenido antes
-          Es más fácil de lo que crees.  Debes disfrutar los instantes, los buenos momentos…
-          ¿Te refieres a no pensar?
-          No, no, a sonreír, ilusionarte, hacer cosas, activar el sentido a todo lo que te rodea…
-          ¿Para qué?

Soplo. Esto no me ha pasado antes. Escribo y escribo y parece no servirle para nada. Sería fácil buscarle una salida airosa pero Josefina no está por la labor. Y no, no voy a engañarles con un final ameno, bonito como en los cuentos o las películas de antes. La dejo hacer.
Mientras tanto opino: Josefina expresa el desencanto de muchos jóvenes que ante esa frontera invisible del no ser se quedan deambulando por el yo qué sé y el tampoco me importa. Jóvenes que se preguntan y se responden sin palabras. Con silencios sin ninguna explicación. Llenando vacíos de nada. Habitando abismos o cielos de poca o nula esperanza.
Yo lo sé. Pero no puedo decírselo.

-      Josefina, tus padres, tu novio te quieren. La vida te quiere. Vive por ellos
-      No sé, Juan, si no sé vivir por mí cómo sabré hacerlo por nadie
-     Pues hazlo por nada
-     ¿Nada es todo lo que se te ocurre?
-     Nada es todo lo que hay. Y todo es mucho para ser nada. Pero eso ya  lo sabes
-     Sí

Sonríe. Algo es algo.

-          Josefina, el tiempo que se pierde algún día ansiarás ir a buscarlo. Pero eso ya no podrá ser. A mí me ha pasado

Me mira a los ojos fijamente. Por primera vez le brillan. Cae una lágrima. Nacerá un río de esa lágrima. Estoy convencido.

-          Eres muy tonto, me has hecho llorar como a una niña –susurra más mujer que nunca

Se acerca a una foto de sus padres, al lado hay otra de Pedrito. Sonríen.
Se mira a un espejo y se hace gestos con burla…


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