Cuando te calles de verdad,
y el silencio sea de verdad,
vendrá un nuevo tipo de silencio,
lo sé,
donde no parecerás callarte nunca.
Ahora que te oigo de verdad,
que gritas de verdad,
ahondan tus voces
en la claridad de los días,
sus crepúsculos,
por las interminables callejuelas
de las noches, para hacerse dueñas
de su propio eco para siempre.
Vendrán, lo sé,
sin abrir la boca,
con el rostro quemado
tras haberlas incinerado
una vez, otra, y otra,
hurgando en caminos vacíos
porque ya no serán vida.
Me conozco bien.
(2008)
Es brillante este poema, Juan. Me ha encantado: cuando dejamos de escuchar los gritos reales vendrán noches donde el silencio devolverá sus girtos, quizá más fuerte que nunca. Brillante. Enhorabuena.
ResponderEliminarDURO ECO ESE EN EN QUE SE HACE HUECO LA VIDA CON EL BAGAJE DEL TIEMPO VIVIDO ES LA RESPUESTA DEL DESFILADERO DE LAS COSAS Y EN ELLAS NOSOTROS, UNA MARAVILLA JUAN QUE `PLASMAS EN TUS VERSOS...ACABO DE LLEGAR DE VIAJE CON MI ESPOSA ESTUVE RECORDANDO
ResponderEliminarLUGARES QUE YA VISITE Y EL SABOR OTOÑAL DE GALICIA ENTRE LOS VENTANALES DEL RECUERDO, ME GUSTO EL LEERTE EN MIS COMENTARIOS, SIEMPRE TUYO UN FUERTE ABRAZO, TU AMIGO .
J.R.
Amigo Juan:
ResponderEliminarEs un poema fuerte, con sentimiento, el que he releído porque me parece sentir esas voces vacías que gritan y que a veces oigo y otras no quiero escuchar.
Un fuerte abrazo, amigo.
Hola Marcos.
ResponderEliminarHay que ser muy fuertes para, una vez acabado todo, cambiar el chip. De tomos modos cuesta un tiempo volver a pensar que la vida sigue.
Gracias por venir
Galicia es un lugar precioso, lo sé, aunque no la haya visto. Para nosotros sigue siendo un viaje pendiente.
ResponderEliminarSí, Jose, hay situaciones irreversibles que giran y giran dentro de un embudo sabiendo que solo pueden salir, unos a la luz, otro a la oscuridad, por su apretado agujero. Luego solo queda liberarse, y olvidar lo pasado, que cuesta.
Un abrazo
En este poema, escrito en el momento crítico de la situación, había mucho de impotencia. De vehemente deseo y a la vez de inconsolable pena. Ahora, en frío, sigue siendo un eco muy, muy cercano.
ResponderEliminarUn abrazo Amigo Antonio