En las ruinas de la historia, ¿no oyes?,
hay lugares oscuros, y en su silencio cuelgan
cuerpos transparentes entre el polvo.
No se abre su sed de años, el honor
de haber sido nombres en llamas de otra vida,
¿no les sientes, sepultados por el sacrificio?.
Erró el abrazo a quién no cruzó desiertos
o vino del mar, al bien vestido
y no a la
desarrapada, sudorosa, fe del héroe.
Y crece la gloria sin voz, ser del mundo
mal escrito,
¿qué quieren?, si salen nadie les conoce,
se camuflaron temblando sus lunas en las mañanas.
Ahogada en un charco ínfimo, esperanzada, pura,
quedó su valía, callada a medias
golpeó en la espalda del adelantado, pero no pudo
pisar sus propias huellas, ni imponer su voz
explicando lo que sabían mejor que nadie.
Sus canciones bajo las conocidas canciones
bailan ciegas su alegría pobre.
Algo fue eslabón para otro. Manada
sin corazón. Algo fue vestido
y sacado a la luz de la indigencia,
¿es mentira, ser tan simple basta?
Bellos versos, Juan, un placer leerte.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias María. El placer por verte siempre y antes será el mío.
ResponderEliminarUn beso