En el silencio me espera la memoria,
sus miles de ojos,
sus manos, sus brazos, que aprietan
donde duele,
la eterna evocación a lo perdido.
Donde no hay sol
y ya no crecen gigantes escondidos,
donde siguen los príncipes azules
y el otoño en una isla detenido,
donde guarda el desván hasta los huesos
más allá de mí,
vuelvo a ver detrás de la lluvia
en otras tardes paraíso
olas tejidas de palabras inocentes,
cuerpos recostados en la luna,
miradas sin fondo,
manos abiertas a la dicha.
En el silencio me espera la memoria,
sus miles de ojos,
sus manos, sus brazos, que aprietan
donde duele.
Qué siempre sea un paraíso aquel recuerdo o aquella musa de tu inspiración.
ResponderEliminarLindo reencuentro que se vive cada tarde en el silencio.
Un cálido abrazo amigo Juanito!
Bonito poema, lleno de recuerdos, y de deseos.
ResponderEliminarEl recuerdo, es eso, la mayoria de las veces, dolor.
Un abrazo.
Los buenos recuerdos son la vía de escape de las penurias de la vida. Son también alimento de nuestra alma y bálsamo de nuestras heridas. Bonito el poema, Juan. Un abrazo
ResponderEliminaresa foto me suena estas mucho por mi pueblo?? el poema chulisimo amigo un abrazo y muy buenas las fotos te felicito
ResponderEliminarHola Isis. Voy a contestarte de modo inusual con un poema de tantos como le he dedicado a mi musa, ese ser angelical sin cuerpo cara ni nombre -creo-
ResponderEliminarAlienta mi sopor creativo
tu gesto de mil papeles rotos,
tu mirada de mil miradas inexpresivas,
tu cuerpo de mil cuerpos diversos.
Promueve mi voz sentida
ver en ti la maravilla de una idea,
de un concepto,
tú que no eres nadie que haya visto
ni recuerde.
Un abrazo querida amiga
La vida solo nos muestra su verdadera cara cuando hemos de enfrentarnos a ella, y además obra con ventaja.
ResponderEliminarUn abrazo Diana
(el comentario anterior lo había escrito respondiendo al tuyo. Equivoqué el nombre, no importa, este responde a Isis, perdonad)
Hola Juan.
ResponderEliminarLos buenos recuerdos son buenos cuando no logran ser borrados por lo que hay. Lo de cualquier tiempo pasado fue mejor queda ahí para echarle mano cuando conviene. Y tal está el patio no deja de ser una dolorosa agarradera.
Un abrazo
Hola Goge, se ve que has correteado por las faldas del castillo y mirado a lo lejos. Paisaje inmenso el que otean los ojos. Yo a Baños suelo ir algunos domingos por el mercadillo, o por dar una vuelta, está a muy pocos km, 6 o 7, y las tapas de carne de monte son estupendas.
ResponderEliminarUn abrazo