(Las huellas de los flashes están en su
ocurrencia,
al alba no necesitan esbozar la alegría,
cantar no es raro a su modo de ver, dicen;
¿y qué hay de sonreír al manantial de los
débiles,
de trabajar abnegados los días del fracaso?.
Digo.
En sus manos, las nuestras, saben que viene
hacia ellos
la herencia que se pudre ante el alma
discutida).
si siempre son, suscitan el ánimo de lo que
digo.
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