¿Existe una persona que sepa entenderme?:
sostengo una mirada ingenua
como si me preguntara,
con esa tristeza que a veces me posee
cuando de pronto todo me parece fugaz e inútil,
y luego respiro tranquilo
esa tranquilidad bastante absurda
tras haber postergado
lo que no deja de atormentarme,
perdida hoy toda esperanza
de la ilusión que me trasmite
ser como quiero ser si lo intento,
mintiéndome sin saber entregarme a su eficacia,
a su olvido,
pensando que es lo más factible
y pronto atormentándome lo contrario,
por esas ideas que quizá olvide
o me parezcan caducas mañana.
Y no tengo problemas para describirte,
e insisto,
y en última instancia
voy a tu encuentro
con la rabia plena y la ilusión rota,
esa energía vana que generan los fracasados,
entonces vuelve a inquietarme tu mensaje ahogado,
a salvo,
en una botella que flota en el río,
y me relaja su lejanía,
y así no hurgo
en las nimiedades que no destaparían lo serio
cuando el daño está hecho,
ésta acción que no sé a qué obedece,
ésta visión limitada, ésta oportunidad
y las ganas desechas de algo importante
que de nuevo ha podido ocurrirme.
De nuevo
esas tardes que el mundo parece derrumbarse,
y esas largas noches para remediarlo.
El hasta aquí hemos llegado
si me empeño en caminar por la cuerda floja
en contra de lo que vuelva a decirme:
si me inquieta la emoción,
si dudo de su eficacia.
(2007)
(2007)
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