Así son las cosas. El sonido de sus pasos
te sigue envenenando el día.
Su cara incendiada flota en tu oído,
palabras que nunca olvidarán tus ojos.
Una vez, y otra, es una semilla junto al río
el deseo que reza una oración tardía y mal escrita.
Es octubre, sí, y asomada a la ventana
solo ves lo que no miras. Y espera noviembre.
Mes a mes crece viva tu cosecha.
Este poema creo que solo debo comentarlo yo. Es comprensible. Hay poemas personales que fluyen de la rabia y la impotencia y pienso que deben ver la luz, quizá solo para una persona que es a quién va dirigido, y ha de quedarse como denuncia, como prueba de la culpa. Voz feroz, agresiva, y sin palabras.
ResponderEliminarSaludos a todos/as