Como al retener un deseo oculto enmudeces desnudando un porqué sinsentido. Como al iniciar un caminar dominante yaces satisfecha toda la noche y solo harta de seguir dando.
Tal vez para ser palabra secreta haya de florecer en la lengua de los silencios, o tal vez sea más extraño su rastro entre las palabras a que se haya acostumbrado.
Para que no parezca mentira hay que ser capaces, para mantener en pie una palabra herida ha de sufrir un asunto cotidiano.
Huelen a sangre los abismos cuando sopla por las venas un viento frío.
De forma drástica dilucida el
tema la mayoría..., así empieza un poema de título homónimo, ya publicado en
este blog, y que verá la luz, Dios mediante, en el próximo número de la revista
Bailén al día.
España no es un país para
viejos. Duele decirlo. "Es mi vida, no puedo, no puedo", es una frase
con buena dosis de balbuceo, incluso con algo de mea culpa, que elude toda
responsabilidad, seguida de el "para eso están las residencias, asuntos
sociales, donde van a estar mejor que en sus manos, no será el primero ni el
último..."
Es cierto. Pero qué triste es
llegar a viejo. Y más a viejo solo o enfermo.
Aún sin generalizar porque en
esta vida tan deshumanizada humanidad queda aunque parezca ir camino a su
pronta desaparición.
Un viejo al que la familia -o
alguno de su familia- cuide con respeto y cariño, de corazón, tiene un tesoro,
independiente del tesoro o no que tenga.
Hoy, cuidar a los viejos
cuestiona en demasía su necesidad, y cada vez menos el buen o mal pago que
siempre se les ha dado por su buena o mala siembra.
Pongámonos en su lugar. Seguro
que cambiaría nuestra actitud, nuestra forma de pensar, si nada nos funcionara
como antes, si ya no se pudiera en lo que se quisiera, si la vida nos cupiera
apenas guardada en un frasco.
Es ley de vida, dirán. Sí, y
cuidarlos nada fácil. Responsabilidad que desemboca con inusitada frecuencia en
el cansancio mental y físico, ya que conlleva un sacrificio importante en lo
personal y que a sí mismo repercute sin remisión en las relaciones sociales. El
cuidador ha de ser una persona emocionalmente fuerte y sobre todo tener claro
que el hacerlo solo tenga como única explicación el querer hacerlo. Porque se
ame o se sea agradecido.
Un viejo se aferra a su casa, a
sus cosas, y sacarlo de su ambiente para ponerle en manos extrañas en muchos
casos lo desestabiliza y deteriora, lo cierra con siete llaves a un estado de
total aislamiento, lo enfrenta a un horizonte cuajado de amargura.
No busca este escrito la
crítica a los que no lo hacen, a los que piensan que lo mejor es buscarles un
lugar donde les atiendan adecuadamente personas que de eso entiendan. Muchos lo
harán porque por fuerza mayor en verdad no puedan, otros por fuerza menor, otros por falta de fuerzas. Todos son motivos
convincentes, y respetables. La vida nos conduce demasiado deprisa y bajarse en
marcha, o apearse en una estación solitaria, nos aleja de todo a lo que nos
tiene acostumbrados. Y a esa vida moderna qué aporta un viejo sino momentos o
situaciones que ya no le sirven de mucho, momentos tan solo enfermos de tiempo
y de pena.
Con veinte y pocos años vi en
la tele (la 2 de entonces) una película japonesa de título “La balada del
Narayama” que ganó La Palma de oro en 1983 y me impactó sobremanera
independiente de ser una gran película por el tema basado en una costumbre,
imagino que erradicada hoy día, de una sociedad campesina de Japón, en que a
una cierta edad –creo recordar que setenta años- los viejos se iban a morir a
las gélidas cumbres del Narayama. Viejos que solo aportaban una boca más que
alimentar y de ese modo liberaban a sus familias de una carga. Ésta película
trataba sobre una mujer que a esa edad estaba en perfecto estado y que aún así,
y a pesar de la resistencia de su hijo, hubo de seguir la costumbre. Una auténtica
aberración, pero real de hace uno o dos siglos.
Costumbre que aunque no tenga
comparación con lo anterior escrito, ni pueda de ningún modo producirse, ahí
queda para al menos reflexionar sobre el humano y justificado desamor, sobre la
molesta presencia, sobre la ausencia de la memoria, sobre el disfraz de la
propia tristeza, sobre la silenciosa despedida, sobre el necesario abandono.
Para reflexionar sobre quienes
piensan de diferente modo, antiguo, eso sí. Para pensar en que existen vidas dedicadas
de fondo a alguien. Para dudar al menos si una vida tiene o no más valor si se
comparte.
Así son las cosas. El sonido de sus pasos te sigue envenenando el día. Su cara incendiada flota en tu oído, palabras que nunca olvidarán tus ojos. Una vez, y otra, es una semilla junto al río el deseo que reza una oración tardía y mal escrita. Es octubre, sí, y asomada a la ventana solo ves lo que no miras. Y espera noviembre. Mes a mes crece viva tu cosecha.
Raspando paredes asoma otra vida.
Los adobes no son pájaros, no traicionan
su amorosa herencia.
Hallo recuerdos tras máscaras del día a día,
manos de aire iniciando aquel ritmo de repente,
sudores hoy mar adentro.
Saltan los muros poemas al otro lado, selva a golpes de machete. Abren caminos nimios que pronto desaparecen. Caminan solos, desnudos, quedan sonando, soñando. Cantos, entre miles de cantos distintos por los ríos del mundo.
Mañana, día 17, en el blog de María: poemasrecopiladosdemaria.blogspot.com, y en su sección COMPARTIENDO PALABRAS, publicará un poema mío durante una semana. Es una curiosa iniciativa para dar a conocer, mostrar a un mayor número de personas los trabajos, y direcciones web de los que se sumen a esta feliz idea. Todas las semanas publicarán el trabajo de un poeta distinto. Yo me he decidido por uno de los poemas de mi accesit premiado en Bailén en 2009. Espero que os guste.
Algunos -pocos- lo saben. Otros, la mayoría, responderá
dubitativamente, aunque muchos pronto exclamarán con una sonrisa que es lo que
le pasaba al chico en la película de Bruce Willis -el cine como cultura de
masas-.
Yo también he de decir que sé lo que me ha contado y de primera mano
la madre de una niña autista, Antonia Sánchez Perales. La niña se llama María y
le diagnosticaron el tipo de autismo que padecía algo tarde después de sufrir
un tratamiento erróneo que solo agravaba su estado.
Su historia no empezó bien. Siendo un feto de 6 meses la ecografía
desveló que tenía “Transposición de los grandes vasos” (las válvulas del
corazón cambiadas), por lo que tras nacer tuvo de entrar a la incubadora y
volver a entrar a ella tras la complicadísima operación. Tras un tiempo en que
se temió por su vida mejoró y comenzó una crianza normal para sus aliviados
padres.
Pero a los 18 meses dejó de hablar, la notaron ausente, con la mirada
perdida, y la llevaron al médico.
Le diagnosticaron autismo pero el tratamiento administrado de
pastillas: “Tranxilium y Risperdal”, más propias para un esquizofrénico, agravaron más su estado dejándola sedada y al tiempo cada vez más
aislada del mundo que la rodeaba.
Sus padres desesperaban y a través de una amiga les puso en contacto
con una madre de niño autista de la ciudad de Madrid. Ella les abrió la puerta
del mundo autista, nada cerrado ni generalizado, pues cada autista es un caso
diferente con un tratamiento diferente. Les habló de la asociación AVA, de su tratamiento biológico, y les
puso en contacto con la doctora Mazzuka de la clínica de Mallorca JUANEDA pues
por razones de trabajo la familia se hallaba, y se halla, en la isla (clínica
de estética por otra parte ya que tanto esta doctora como los doctores que hay
repartidos por el territorio español no viven de esta especialidad sino que son
estudiosos de la misma).
Tratada la niña su mal era el llamado “Trastorno del espectro autista”
y su principal problema era la mala alimentación, y el tratamiento erróneo. Su
cuerpo no eliminaba los metales aluminio ni hierro, entre otros, ni aceptaba
los conservantes ni colorantes que tienen la mayoría de los alimentos. Metales
que se hayan en la contaminación ambiental, en el papel de envolver la comida, y son excipientes de
medicamentos y por la gran dosis de mercurio que tienen las vacunas, entre otros. Y en cuanto a esas pastillas innecesarias al ser
fuertes no han podido suspenderlas sino paulatinamente y de las que aún les
están suministrando parte de una.
Así que con una dieta adecuada notaron rápidamente que la niña salía
de su absentismo, que empezaba a reaccionar, a centrar la mirada, a ir
aceptando palabras o dibujos para comunicarse.
La asociación AVA está trabajando para que los autistas se integren
todo lo posible en la sociedad, hacerles lo menos dependientes posible,
encaminarles en la inclinación que muestren con un clima de tranquilidad y
rutina, y que las familias lo acepten con toda normalidad.
Tratamiento biológico y alimentario costoso pues todos los alimentos son más caros
de lo normal, algunos mucho, y además porque añadido al coste de los
especialistas necesitan analíticas periódicas de pelo y sangre que han de hacerse
en Alemania o Estados Unidos y que van de los 300 a los 600 €.
El autismo no tiene solución pero no es una enfermedad. Es un gran
sacrificio para la familia y no solo económico. Cambia la vida.
Como la de ésta familia que fue ilusionada a por su segundo hijo,
familia trabajadora, él en la construcción y ella ama de casa, con los lujos de
una familia normal a la que ni le falta ni le sobra el dinero. Y esta situación
anula todo lo anterior pues ya que todo es poco para ellos, la economía familiar gira en torno a sus muchas necesidades, y deja el futuro
solo en manos del presente.
Desde fuera nadie va a ponerse en su lugar. Problemas tenemos todos y
de muy diversa índole. Sentirán, sí, ese nudo en la garganta, ese pellizco en
la boca del estómago, ante esto que como otras cosas dolorosas escapan a
nuestro modo de entender la vida rutinaria, ya de por sí difícil, y puede que
lo tengamos presente un tiempo, quizá como en su momento impactados por el cine gracias a bodrios como
MERCURY RISING. Por cierto, y para los interesados, nada comparable a TEMPLE
GRANDIN, película que aborda la vida real de una persona autista. Impactante, y
que recomiendo.
El tío de la niña estuvo hace poco tiempo en radio Municipal de Bailén explicando el
caso, también publicado en www.bailendigital.com, y en la revista local Bailén al día, y apuntó un número de cuenta bancaria
para recibir ayudas.
Yo no escribo para eso sino solo para
explicar el estado de la niña, decirles que gracias a un año de
tratamiento va mucho mejor, que ya interactúa, canta, reconoce a personas por
su nombre, tiene la mirada centrada y menos hiperactividad ni episodios violentos hacia sí misma
o hacia el medio que la rodea, sonríe, pronuncia algunas palabras sueltas. Nada
comparable al calvario vivido. Situación en la que brilla de nuevo la esperanza
de los padres y les da fuerzas para luchar por ella con uñas y dientes.
Los soldados toman las calles
llenos de horrores pacíficos,
combaten en campos de paja
matando con hojas pulidas
la carne blanca, sin caras huesudas,
uniformes de brillo apagado,
sin rabia al acabar el día.
Los soldados son testigos de un tiempo,
tigres risueños que despiertan miradas,
escenas tapizadas de sangre roja,
terciopelo en el cuadro de la fiesta,
páginas desgarradas que la tierra oculta,
sonidos, gritos de verdad, del irrecreable hecho.
NIEBLA
Cae la noche en la aventura infinita,
mares de niebla,
juegos ya sin contraseña
/////
Decir que no desnuda la queja ///// La ceniza vendrá descalza ///// En silencio lo dicho escribe ///// Es la lluvia luz contra el sol ///// Ausente de tantas cosas nunca más el norte ///// Los paraísos cerrados están de moda ///// Las olas tardan en volver tierra adentro ///// Es la piel cortina de mis huesos ///// Ved, por eso
Este fin de semana disfrutaremos de una recreación histórica rememorando la ocupación que sufrimos en 1811, la antítesis de la famosa batalla. Habrá, además, un mercadillo medieval y una taberna de época. Intentaremos pasarlo bien, salir un rato de la rutina diaria.