Hola amigos. Hoy domingo de romería
en el cerro el Cabezo. Ya os relaté mis vivencias en ella en un escrito
anterior y no voy a extenderme demasiado. Para alguien que ha vivido allí lo
vivido hoy infinitas veces, no le sorprende en demasía. Pero veces que no
evitan que resurja la misma emoción, renazca el mismo escalofrío, la misma
sensación de que hay algo muy por encima del supuesto poder de cualquiera de
nosotros.
Ha vuelto a ocurrir. Así de simple
y
conciso. Día de lluvia y frío, cielo nuboso uniforme en derredor del
horizonte, y una hora antes de las doce un pequeño claro solo en éste cerro. Cesa
la lluvia y procesiona la Virgen de la Cabeza como de modo ininterrumpido desde
el año 82, me confesaba el encargado de un lugar de desahogo, de necesidad
básica –no sean mal pensados, bueno, vale…no es una deshonra ser el encargado
de un váter-.
Luego su paseo por calles de la
aldea, precedida por una interminable sucesión de cofradías, cada una con su
modo y estilo.
A las 2,30 horas el primer rugido,
el resplandor del primer relámpago, justo cuando tañían las campanas a la
entrada de la imagen el santuario.
Lluvia de granizo que a mí –llevaba
por suerte unos minutos en el coche- me ha acojonado. Intenso granizo seguido de
un fuerte aguacero y que nos ha acompañado con máyor o menor intensidad durante
los 40 km de la angosta carretera hasta Andújar.
La última vez que estuve aquí en la romería hace veinte años, ocurrió lo mismo.
No digo más. Sobran ya las
palabras. Toman las fotos el testigo. Saludos
Mientras salían las imágenes en el Telediario buscaba entre los romeros a ver si te veía.
ResponderEliminarDos veces he ido a la ermita en agardecimiento al cumplimiento de una petición. Yo tengo en mi blog bastante escrito sobre el Cabezo.
Bueno, feliz semana. Un abrazo
Pues mi mujer y mi yerno no paraban de llamarnos por el móvil diciéndonos "os vemos, os vemos". Estábamos junto a la puerta de la iglesia a tres metros en la parte izquierda. Y de estar tan cerca pues nos pasó esto que te cuento:
ResponderEliminarCuando salió la virgen de la iglesia estaba junto a mi hija al lado de la puerta y encima del trono iba un cura que empezó a gritar como enfebrecido, enloquecido o yo que sé -parecía fumao- y a dar saltos. Eso, unido a otro que también se subió a dar saltos, hizo que se desestabilizara el trono apretujando a la gente contra una barandilla, entre ella mi hija, y a mí uno de los varales estuvo a punto de aplastarme contra la pared. Fue un instante de pánico. Suerte que empujé con saña a uno de los costaleros y por un hueco agarré la mano a mi hija y salimos de allí al otro lado cagando leches. No ocurrió una desgracia de milagro.Un buen susto, que no empaña, para nada, una noche, y un día hermoso, de veras. Me hacía falta.
Un abrazo Juan
Ha sido inolvidable. Habrá que repetir. Un besito
ResponderEliminarPues ssiquilla, si te apuntas, el 11 de agosto es su procesión nocturna. Procesión que aún no he visto. Pero bueno, ya veremos, que aún falta. Un besote -para variar-
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