CÓCTEL
Hay momentos en que la vida nos obliga a
salir a campo abierto mientras dispara desde un nido de ametralladoras a lo Tom
Hanks en Salvar al soldado Ryan. Esquivar es lo único razonable, y avanzar,
avanzar, no quedando otra manera de seguir viviendo. Momentos en que lo
negativo impregna todo y da igual el tema que abordemos ya que nos va a salir
mal. Momentos de casi tirar la toalla, de rajar la camisa y mostrando el pecho
desnudo decir el hasta aquí hemos llegado. Muy negro pintamos lo negro. Más no
se puede. Nos dan donde no nos duele y además –eso es lo peor- donde más nos
duele. Tiempo también en que la actitud obra en perfecta sintonía,
engrandeciendo más si cabe a lo crecido, dando peso incluso a lo más liviano.
Momentos en que la vida premia a los más fuertes como únicos hijos reconocidos,
sacrifica a los vencidos para carne a los buitres. ¿Qué nos pasa?, ¿qué ocurre?
Nada. Con unos problemas resueltos, otros esperando, los que son de posible
solución, y aquellos que no merece una
enfermedad el abordarlos se cierra el plano y acaba la película. Y aún medio
agilipollados y en tierra de nadie nos poden otra: Vive como quieras, de Capra,
por ejemplo, para nuestro alborozo –la sonrisa como primer antídoto-. Aquel
cielo negro tiene pinta de azul, la actitud retoma con creciente energía su
confianza, la vida se abre y nos muestra aún de todo, lucha siempre pero además
resuello. Vivir no es tarea fácil, nunca será tarea fácil, no es un juego, a
veces sí, pero siempre en serio. Los buenos y malos momentos han de ser un
cóctel que hay que tomar muy despacio y muy frío. Todo junto porque todo es
vida. Vengan así los unos por los otros.
Si, venga así, unos por los otros...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
No solo de ratos malos nos premia la vida. Por eso los buenos hay que disfrutarlos.
ResponderEliminarUn abrazo Antonio